'Spider-Man' - Responsabilidad aceptada
Debido a la huelga de guionistas que hubo el año pasado en Hollywood, la falta de nuevas producciones en 2024 ha hecho que las productoras tengan que buscar debajo de las piedras como generar dinero en las salas de cine, y los reestrenos han sido la gran estrella. Aquí no nos han llegado todos, pero hace unas semanas podíamos ver en cartelera 'Nausicaä del Valle del Viento' o 'El castillo ambulante' de Studio Ghibli y en navidades del año pasado 'Love Actually', por poner un par de ejemplos. Pero ninguna productora ha sido tan ambiciosa como Sony con su franquicia estrella, Spider-Man, reestrenando todas las películas (sin contar las animadas), una cada semana.
No dudo del atractivo que pueda tener volver a ver 'The Amazing Spider-Man' en el cine o disfrutar de nuevo del festival de fan service que es 'Spider-Man: No Way Home', pero el gran plus de este reestreno es poder revisitar la trilogía de Sam Raimi en pantalla grande. Por los que la vieron a posteriori subiéndose al carro del hombre araña por el MCU o aquellos que ya peinan canas y quieren volver a vivir esa experiencia. Yo me cuento entre los segundos.
'Spider-Man' es una de las película de mi vida. Por ser la tercera película que vi en pantalla grande (la primera, 'Inspector Gadget' y la segunda, 'Harry Potter y la piedra filosofal'), por descubrirme al personaje y por engancharme a los cómics. Fue un acontecimiento en mi vida. Recuerdo perfectamente pedir para mi cumpleaños o para navidades cualquier cosa relacionada con el 'Spider-Man' de Sam Raimi. En ese momento era mi película favorita y aunque eso haya cambiado, mi vínculo con ella es especial. Como lo es con 'Space Jam' por ejemplo. Pero la gran diferencia (y gran suerte) es que 'Spider-Man'es una gran película, una de las mejores adaptaciones del cómic al cine y de lo mejor que se ha hecho dentro del subgénero de los superhéroes.
Existen varios culpables de que esto sea así. Primero, los productores, dejando prácticamente total libertad al equipo creativo de la película para que hicieran su versión del hombre arácnido. Le sigue el guionista David Koepp, con un guion redondo, en el que vemos una nueva versión de Spider-Man que se alimenta de lo visto en los cómics. Pero si existe un elemento diferenciador, ese es el director Sam Raimi. Él coge esa libertad y ese guion para crear algo propio, un blockbuster de autor. Desde ver a su hermano entre el reparto, Bruce Campbell o el coche Delta 88 que aparece en todas sus películas, hasta sus peculiares recursos visuales. Todo huele a Sam Raimi. y eso es una delicia.
Por eso, la transformación de Peter Parker en Spider-Man parece salida de una película de terror, el Duende Verde es tan terrorífico y el clímax es en un edificio en ruinas donde no viviría ni Leatherface. Su imaginario visual tiene vida más allá del universo del arácnido, tiene entidad propia sin perder aquello que caracteriza al personaje en los cómics ni tampoco lo que caracteriza a Raimi. No solo eso; es que no ha existido ningún director que entienda tan bien a Peter Parker y su núcleo dramático como él. Es una fusión perfecta que da como resultado una película irrepetible.
Irrepetible porque el cine de esta escala parece que hoy en día parece que no puede tener personalidad. Independientemente de la productora que sea, debe seguir un patrón y unas directrices. No tanto para contentar a todos sino para no ofender a nadie. Irrepetible porque el abuso de CGI que existe en la mayoría de blockbusters actuales aquí no está, y las pocas veces que se usa está perfectamente integrado (aún siendo una película de 2002, ha envejecido increíblemente bien). Y por último, irrepetible porque por mucho que se intente emular, nunca podrá existir una frase con el significado de "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" dentro del cine de superhéroes.
Hablemos del tío Ben. Una figura paterna que necesita muy pocos minutos para robarnos el corazón. No necesita que todo un universo cinematográfico gire entorno a él durante 10 años para que nos importe su muerte y nos creamos su influencia en Peter Parker. Ahí reside la importancia de tener un buen guion y una buena dirección, que sepa reflejar la importancia de un mentor tanto en vida como estando muerto. Cada escena contiene desarrollo y definición de personaje. No hay relleno ni diálogos expositivos para explicar lo mismo una y otra vez. Con el tío Ben salta a la vista por ser el segundo personaje más importante de la película, pero ocurre lo mismo con J. Jonah Jameson (impecable J.K Simmons) y la escena en la que puede delatar a Peter Parker como el fotógrafo de Spider-Man, pero no lo hace cuando hasta ese momento había demostrado ser un auténtico cretino.
En lo relativo a Spider-Man y no a Peter Parker, poca queja puede haber. Podría ser más dicharachero mientras pelea y estéticamente debería ser más fino, pero son detalles que a la hora de la verdad no molestan. Sam Raimi le da ese toque slapstick a la acción que tan bien le queda al personaje y las escenas de balanceo son simplemente icónicas (el resto de adaptaciones del personaje básicamente las han imitado porque no se puede mejorar). Además, toda la curva de aprendizaje está muy bien medida y sus actos heroicos que lo convierten en el superhéroe que debe ser son muy claros.
Pero es que respecto a Peter Parker, el trabajo que hace la película es impecable. Su presentación como el típico empollón pringado, algo marginado, enamorado de una chica imposible de alcanzar y criado en un entorno para nada ideal (sin padres y con unos tíos con dificultades económicas) hace que sea imposible no empatizar con él de adolescente. Ahora bien, cuando ves que incluso siendo un superhéroe sigue teniendo los mismos problemas más el añadido de haber perdido a su tío y todos los problemas que conlleva tener una identidad secreta... Ahí entiendes el significado de la frase "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Eso es Peter Parker, eso es Spider-Man.
Llevo unas 1.000 palabras y podría seguir escribiendo sobre 'Spider-Man', seguramente, otras 1.000 más. Me dejo cosas en el tintero, como la perfección de Kirsten Dunst como Mary Jane, lo magnifico que está Danny Elfman en la BSO, el grandísimo trabajo de fotografía de Don Burguess o el terrorífico Duende Verde de Willem Dafoe. Pero la realidad es que todos los que estéis leyendo este texto conocéis la película y posiblemente os fascine tanto como a mi. No creo que le descubra nada a nadie 22 años después de su estreno. No, no es perfecta, pero sí es mejor que todo lo que ha salido en el género los últimos 10 años (seguramente, me esté quedando corto).
El motivo de este texto es la ilusión que me hacía escribir sobre una película tan importante para mí. Parece mentira, pero a veces cuesta más escribir sobre algo que te fascina que sobre cualquiera otra cosa. El objetivo de este texto es reflejar en palabras el amor prácticamente incondicional que siento por ella, así que espero que al menos en eso haya cumplido.
Por Marc Sacristán García
@TheLebowskiMan
A partir del próximo 2 de agosto, disfrutaremos de nuevo en la gran pantalla de ocho de las películas que componen la saga del hombre araña, uno de los superhéroes más queridos por el público, en orden:
Spider-Man, Spider-Man 2 y Spider-Man 3.
Dirigidas por Sam Raimi y protagonizadas por Tobey Maguire.
The Amazing Spider-Man y The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro.
Dirigidas por Marc Webb y protagonizadas por Andrew Garfield.
Spider-Man: Homecoming, Spider-Man: Lejos de casa y Spider-Man: No Way Home.
Dirigidas por Jon Watts y protagonizadas por Tom Holland.
Han redoblado diálogos. No sé cuanto abarca y a cuantas películas, pero sí que es evidente que han cambiado cosas. No entiendo que lógica puede haber en esto.
El redoblaje se debe a que han querido actualizar lo que antiguamente se vocalizaba como "espíderman" por el ahora "espáiderman". El obvio problema de esto es que han tenido que reemplazar los actores que no han podido regresar para grabar esas líneas de diálogo, y la voz de sus personajes se han reemplazado por completo.