Al igual que ya lo era el reciente díptico de 'Los tres mosqueteros' dirigido por Martin Bourboulon, esta nueva versión por y para la Francia de 'El conde de Montecristo' es una buena película, una mejor producción y una versión muy sólida. No por casualidad los guionistas de aquella son los guionistas y también directores de esta, Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière; no por casualidad, gran parte del equipo técnico de las tres películas es el mismo, repitiendo por ejemplo el director de fotografía Nicolas Bolduc.

Una buena película, una mejor producción y una versión muy sólida. Y así durante tres entretenidas horas de metraje a las que pocas objeciones se les puede poner... salvo si acaso dos. Por un lado, lo demasiado encorsetada que está, siendo una obra tan comedida y contenida que se percibe mucho más respeto (o miedo) por la obra que pasión (o valentía). Por el otro que, después de todo, apenas somos testigos de las consecuencias de una venganza cocida tan a fuego lengo que, para cuando por fin se produce, sabe a poco. 

Especialmente después del vibrante paso de su protagonista por el Château d'If mediado su metraje, de una intensidad e impacto emocional que la película no es capaz de igualar de ahí a su final. Es una lástima, y a pesar de la suma seriedad y estupenda apariencia de 'El conde de Montecristo', sin duda una producción de alta cuna, a su tercer acto le falta fuerza para anteponer su propuesta al recuerdo de tantas otras de la misma clase. Para sobreponerse al paso de tres horas a las que les falta un remate contundente.

Lo uno no quita lo otro. Se trata de una buena película, una mejor producción y una versión muy sólida. Alejandro Dumas estaría orgulloso de haber podido tener criterio cinematográfico. 'El conde de Montecristo' es de una solvencia y virtud intachables, por más que parezca desfallecer en un tercer acto no tan robusto como los dos anteriores, incapaz de provocar un impacto emocional a la altura de lo hasta entonces construido, poniendo en duda la valía de una venganza entretenida pero que al final se siente como tantas otras.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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