'Saint Frances' tiene una cosa que personalmente me parece muy estimable, aún más después de haber visto en qué ha derivado cierta discusión televisiva entre un entrevistador y una entrevistada este mismo fin de semana, y es centrar su discurso en las personas dejando al margen la... política. Hay quien dice que toda película como 'Saint Frances' debería de ser política, pero se equivoca: Lo que debe ser toda película es humana; al menos, o especialmente, las que son como 'Saint Frances'.

Especialmente películas como 'Saint Frances' que tratan temas tan en potencia peliagudos, y a su vez, tan peligrosamente tendenciosos, ya sea de manera vocacional, oportunista o interesada. Especialmente películas como 'Saint Frances', que al dejar de lado cualquier posible encauzamiento político para centrarse en lo que de verdad importa, las personas, despoja a su vez al espectador de sus posibles prejuicios racionales para dejarle a merced de sus propios dilemas emocionales.

Para entendernos, 'Saint Frances' lidia con temas como el aborto o las relaciones homosexuales sin permitir que estos centren, agüen o distorsionen una tesis que no trata ni de lo uno ni de lo otro. Que de fondo pueda existir un posicionamiento ideológico es tan obvio como que este se manifiesta diluido a través de lo que más teme un político, la duda: Las que le surgen a cualquier persona, de cualquier condición ante cualquier situación para la que no tenga una respuesta obvia, cómoda o fácil.

'Saint Frances' está escrita y protagonizada por Kelly O'Sullivan, y perfectamente podría haber surgido de sus propias experiencias, aunque bien pudieran ser las de cualquiera. La clave está en, lo dicho, ese humanismo que tanto puede ser de uno como tanto puede ser de cualquiera. En su cercanía. En esa sensibilidad que poco a poco, de forma afable y distendida, te va hermanando con un desarrollo al que ves venir desde el principio, más por el que igualmente te acabas sintiendo arrastrado.

'Saint Frances' no deja de ser, en general, uno de esos dramas de indudables formas y maneras "indies", en lo bueno y en lo no tan bueno (aunque no necesariamente malo). Una ópera prima parapetada en la seguridad de un modelo conocido y ya testado que como se suele decir no inventa la rueda, pero que acierta en hacerla girar con suma convicción. A su favor y a nuestro favor, lo dicho, esa sensibilidad que tiende por encima de la media y hacia lo que nos une en lugar de hacia lo que nos separa. Hacía la simpatía. O la empatía.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex