'Los ojos de Tammy Faye' - Solo para sus ojos
Escoger a un director tan blandito como Michael Showalter, por lo general, conlleva a la realización de una película tan blandita como lo es 'Los ojos de Tammy Faye'. Al director de 'La gran enfermedad del amor' a priori le falta la enjundia, prominencia o personalidad necesarias para ponerse a la altura de dos intérpretes como Jessica Chastain y Andrew Garfield, o para estar a la altura de una historia, tan potencialmente interesante como la de Tammy Faye Bakker (y su exmarido).
'Los ojos de Tammy Faye' es, lo dicho, una película blandita que se deja ver con la misma facilidad que se olvidará entre tantas otras historias reales. Que se deja ver por el saber estar de sus dos protagonistas o la fuerza inherente a la propia historia, más no lo suficiente como para que aunque estemos mayormente distraídos, nunca dejemos de pensar en los excesos del departamento de maquillaje. Excesos que reflejan la falta de locura de una película recatada y metida en cintura.
O lo que comúnmente se llama una producción correcta con un miedo exquisito a salirse de madre o a perder el control. A desmelenarse. A cobrar vida. A ofender o a molestar. A salirse de los cauces de un molde para el consumo al por mayor, adecuada y oportunamente condescendiente para consigo mismo (y todos los demás). Una película casi que lo menos concebida como cohete propulsor desechable para que su protagonista exculpe sus pecados o se lleve una nominación al Oscar.
Y a mirar a otro lado.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Si alguien de aquí ha vivido en una dictadura sabe que el elemento principal de un régimen tiránico (aparte de la represión) es el personalismo de la sociedad , haciendo que esta ultima se vea como los ideal del dictador y que además que sea esta ultima quien le rinda culto, bueno pues, “Los ojos de Tammy Faye” entraría en la categoría de régimen autoritario y también caería en la de biopic genérico.
La historia sigue desde su niñez hasta sus años de redención a Tammy Faye una telepredicadora evangelista y empresaria de los medios que con el liderazgo de su marido ayuda a “difundir” la palabra de dios. Con esta premisa deberíamos de tener un film a lo Scorsese en donde se mezcla familia, religión y corrupción, sin embargo Abe Sylviano evade relatarnos eso, el guionista prefiere copiar de manera descafeinada el guion de “Blue Jasmine” para mostrarnos a Tammy como una longuis que no es capaz de reconocer lo que sucede a su alrededor, aunque ella misma lo sabe, con todo eso Sylviano trata de que tengamos pena por la evangelista pero aun así no lo consigue. En vez de adentrarse en las múltiples facetas de Faye ya sea como madre, esposa, o empresaria el guionista prefiere tratar de blanquear las acciones de la predicadora algo que ya se a hecho muchas veces pero de una manera nefasta haciendo que la historia sea genérica y éticamente inmoral al pretender mostrarla como una victima. Todo esto hasta cierto punto es tragable, pero el problema del guion reside en que dura 2h y aun así no llega a contar nada, se evade en momentos puntuales en donde se hacen revelaciones para luego inflar la película a base de saltos temporales y secuencia con música de fondo en donde te pondrán un recorte de periódico o un clip de noticiero para que sepas exactamente lo que esta sucediendo pero sin llegar ha explicártelo. Algo que si hace bien es adentrarse en la compleja relación de Tammy Faye y su madre aunque esta ultima se parezca más a Pepito Grillo que a una madre de verdad.
El desgraciado que tubo la mala suerte de dirigir esta película fue Michael Showalter, la manera en que el tío concibe la película es insostenible, se nos presenta un drama con el tono de una sitcom de los años 60 que comparte la misma paleta de colores que “El mensajero” de Dwayne Johnson. Showalter de hecho tiene problemas para mantenerse en la línea argumental que propone la película, porque se parte de una primera parte que parece una comedia romántica, para seguir con un biopic vulgar y finalizar con un documental sobre indigencia en América. Es tan carente de personalidad que todo lo que hace aquí, lo hace de una manera inhibida.
Aunque sean Abe Sylviano y Michael Showalter los responsable de los fracasos de sus respectivas secciones hay alguien quien se lleva la palma de que esta cinta sea un fracaso absoluto y es la misma productora.
Jessica Chastain es la responsable de que esta película no avance. La interprete busca a toda cosa convertir este film en un culto a su personalidad y esto no sería un problema si esto fuera otro tipo de película pero es una biografiá lo que hace se oculte a la verdadera protagonista y esto no solo afecta a la historia si no que afecta a todo. Como ella es la única que puede destacar, la mayoría de actores se encuentran reprimidos en especial Andrew Garfield a quien somete a una continua castración para que en ningún momento su interpretación destaque por encima de ella, pero no solo reprime a los actores si no que margina a sus personajes, haciendo que estos sumen poco o nada a la trama, a lo que hay que sumarle que más haya de Garfield y D'Onofrio tenemos a unos actores desconocidos los cuales no destacan pero tampoco es que puedan. El guion es el segundo afectado, como daño colateral de su ego, el metraje evade a Tammy Faye para darnos escenas en donde se vea lo buena actriz que es Chastain. Showalter también tiene que sufrir sus delirios de grandeza porque en ningún momento puede centrar la película en otros temas que no sean ella, el director a final de cuentas se vuelve un pusilánime que constantemente es mangoneado por ella. Y todo esto sería aceptable si estuviéramos ante una actuación espectacular, pero no lo estamos, Chastain actuá de una manera más tonta que en "Criadas y Señoras" pero en esta ocasión lo hace de la manera más vaga , porque como todo gira a su alrededor no se tiene que esforzar. Esta película no depende de la actriz para funcionar se podría poner a otra persona y el resultado sería igual de malo.
Para finalizar puedo decir que “Los ojos de Tammy Faye” es un completo fracaso narrativo y una película muy olvidable. Se pretende hacer un “Yo, Tonya” pero el resultado final es una película insulsa que no cuenta nada, que tira de clichés dentro del genero para funcionar, que no va más haya de ser una película dominguera que verías en La 1 y que de manera inmoral trata de blanquear las acciones de su protagonista todo ello solo para inflar el ego de su vaga actriz la cual ni siquiera es capaz de ofrecer una actuación que pase de mediocre entre las de su pedigrí.
Nota:4.90
Le doy un 6.