'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' - Monstruos S.A.
Al grano: ¿Es 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' la producción disfrutona que pretende, aspira, aparenta, promete y está obligada a ser?
Mayormente, la respuesta es sí. Si disfrutasteis de las anteriores películas del MonsterVerse no hay razón para pensar que no sucederá lo mismo con esta. Es, por resumir y resultar obvios, más de lo mismo: bichos gigantes, hondonadas de hostias y mucho caos y destrucción CGI. Un espectáculo pirotécnico tan gratuito por supuesto como por descontado superficial y a todas luces intrascendente... gane quien gane, si es que alguien lo duda a estas alturas.
It's showtime. That's entertainment.
Lo uno no quita lo otro, y Adam Wingard consigue empaquetar -de nuevo- en menos de dos horas un modélico blockbuster que sabe perfectamente a qué juega y cómo lo está jugando. No es ni pretende ser 'Godzilla Minus One', empezando por el hecho de que Godzilla aquí es una estrella invitada. El king es Kong, por más que se le da algo de cancha a cuatro personajillos (porque el quinto -y desconocido- ya sabemos para lo que está).
It's Hollywood. That's inoffensive.
Se disfruta, mayormente. Pero está claro que no hay que pedirle peras al olmo, y es igual de cierto que 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' ni arriesga ni desafía al espectador más que lo justo; o sea, entre nada y menos aún. Ya lo dije sobre 'Godzilla: Rey de los monstruos' y lo mantuve con 'Godzilla vs. Kong': es un valor claramente servicial para con su público. Como dar un mitín ante tus votantes más fieles (y por lo tanto más tolerantes).
Cumple. Entretiene. Y mola.
Y convencerá a los que ya están convencidos sin hacer cambiar de idea a los que no. Mejor o (algo) peor, más o (algo) menos que las anteriores... se podría decir que sí, se podría decir que no. ¿Pero a quién le importa? Sería hilar demasiado fino cuando se trata de lo que se trata: un grueso y tontorrón pero ágil y estilizado espectáculo CGI a la altura de una buena sala de cine y un gran cubo de palomitas, gracias a Dios por respirar y salir de casa.
Para "kaijus" más serios, mejor buscar en Japón.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
10 años han pasado desde que 'Godzilla' llegó a las pantallas de todo el mundo de la mano de Gareth Edwards y comandado por Bryan Cranston, Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen. 10 años después, con sus aciertos y errores, el 'monsterverso' sigue su curso y en este 2024 nos ha dejado una buena serie como es la de 'Monarch: El legado de los monstruos', y eso que no esperaba nada del otro mundo, y una nueva película. Siguiendo con la inercia en el séptimo arte, para sorpresa de nadie, esta nueva aventura supone una cosa más.
Repiten Rebecca Hall, Kaylee Hottle y Brian Tyree Henry de 'Godzilla vs. Kong' y tenemos la incorporación de Dan Steven como una especie de Ace Ventura (así le llaman durante una secuencia) donde en lugar de preocuparse de los animales normales, su fuerte son los titanes. Claro que en este tipo de cintas, el reparto es lo de menos siendo el punto importante los efectos especiales, las criaturas y las peleas entre ellos; claro que el tener personajes humanos que aporten algo siempre se agradece y es el personaje de Stevens el menos serio y el mejor, que es lo que se necesita en productos de este tono.
Quitando a los humanos, dos de los titanes más famosos del cine se vuelven a ver las caras en una aventura donde tendrán que hacer cara a un enemigo común y no pelearse como en la película antecesora. Más allá de la novedad del enemigo, poco más a destacar. Cumple sobradamente en ser un filme para pasar un rato donde el cerebro tiene que desconectar y tragar con monstruos que almacenan radioactividad para ganar poder o monos gigantes con un guante de acero mientras un pequeño mono va haciendo de las suyas por ahí. Poco espacio para el drama humano hay y ni siquiera el que se ve (lo concerniente entre los personajes de Rebecca Hall y Kaylee Hottle) da para ni medio pañuelo.
Destrucción, todo el que quieras. Las ciudades de todo el mundo sufren de lo lindo cuando cualquiera de estas criaturas salen a la superficie porque se viene arrasada del paisaje urbano y gente que quizás se queden sin sitio donde vivir sin tener ellos culpa de nada; eso sí, para el espectador, cuanto más destrucción, mejor. Como si destruyen la Gran Muralla a cabezazos. Del resto, poco a subrayar, estamos ante una película para estar entretenido; quien quiera algo más profundo tiene muchas mejores propuestas que esta.
Pienso, eso sí, en el tono dramático que tuvo la 'Godzilla' de 2014 y donde estamos ahora y es de no creértelo. Al menos, la existencia de la serie sobre la organización Monarch con Kurt Russell y su hijo Wyatt supuso un pequeño soplo de aire fresco en este universo y una prueba de que con buen material, este mundillo puede decir aún muchas cosas.
5
A niveles de que los humanos y el guion son lo que son y tampoco se les pide más. Sólo que no molesten, que no caigan pesados ni en el ridículo como pasaba en la anterior. Ha tenido momentos de rozar la línea roja, pero ha habido algún chascarrillo del conspiranoico encarnado por Brian Tyree Henry con el que he sonreído y todo.
Y en lo que importa, el festival de hostias y efectos es mayúsculo. Muchas veces más no es mejor, pero aquí sí. Por invitados a la fiesta y por el banquete que nos proporcionan.
Nota: 6'4
4/10