'El origen del planeta de los simios' - Involución
No sé si es sólo una impresión mía o no, pero últimamente me resulta cada vez más habitual la sensación al acudir al cine de estar viendo la versión extendida de un tráiler en vez de una película, lo que en no pocas ocasiones convierte una proyección en una especie de trámite en el que la única gracia es comprobar cómo encajan las imágenes, una curiosidad con la que ratificar o no las impresiones derivadas de unos avances promocionales que en muchas ocasiones ya sea por la capacidad de síntesis del departamento de marketing, por la inercia de la sugestión personal o por simple casualidad se suelen corresponder tras ver la versión del director que es por la que sí te cobran. Incluso a veces podríamos atrevernos a escribir una crítica sin siquiera haber visto una película... y acertar de pleno.
'El origen del planeta de los simios' no es la excepción, sino la enésima ocasión en la que uno reincide en un pensamiento que como una bola de nieve va creciendo y creciendo hasta hacerse toda una amenaza en caída libre para toda producción que se precie de ser vendida y que equipara a los grandes estudios norteamericanos con las compañías telefónicas españolas. Y si tras ver el tráiler uno tenía la sospecha, tras ver la película esto se convierte en una certeza que apenas deja margen a una sorpresa cuya ausencia enturbia un por otro lado más que satisfactorio producto. Una vez más el enemigo duerme en casa, el afán por vender en la suya y nuestra insaciable curiosidad en la nuestra, de tal manera que lo que podría ser no lo es sin por ello dejar de serlo... o lo que es lo mismo, 'El origen del planeta de los simios' podría ser una buena película si no fuera porque ya la hemos visto antes. Podría, y de hecho lo es, aunque cueste percibirla como tal si uno ha permitido que se la vendan primero.
No es justo juzgar una película en función de su promoción por más que la primera impresión dependa en buena parte del impacto que esta haya causado en nosotros, promoción sobre la que recae no lo olvidemos la responsabilidad de generar una serie de expectativas que luego han de verse satisfechas por una producción que se las haya merecido. Con esto o sin esto, lo cierto es que existen muchos condicionantes que pueden afectar a la percepción de una película que por más que siempre sea la misma no siempre se nos muestra de la misma manera, entre ellos un exceso de información al respecto de cualquier producción que haya costado lo suficiente como para exigirle un mínimo rédito comercial en taquilla.
De ahí que el tiempo ponga a cada uno en su sitio y que las primeras impresiones no siempre sean de fiar, dos afirmaciones cuya validez se ratifica con el recuerdo del encuentro nada casual y memorable con una mujer semidesnuda de 33 metros de altura que ponía fin en aquel entonces a lo que ahora es un punto de partida. Con esta imagen en el recuerdo y el hándicap de saber hacia dónde se dirige inevitablemente la historia difícil se presuponía la papeleta para un film que finalmente ha logrado asomar la cabeza no tanto por la violencia de los acólitos de César como por la inteligencia de este.
Dejando estas cuestiones al margen, tan importantes de inicio como irrelevantes a largo plazo, 'El origen del planeta de los simios' es ante todo una apuesta sólida que va más allá de la argucia comercial tan en boga hoy en día, y que demuestran que los diez años transcurridos desde su predecesora moral, la poco afortunada visita de Tim Burton a este universo, no han sido en balde a la hora de desarrollar un verdadero interés por traer de vuelta y con dignidad a la primera línea de batalla a un ideario con visos de continuidad en el futuro, algo muy evidente en un apartado visual mucho más lucido y digno del siglo XXI en el que los efectos digitales, acompañados de una muy sugestiva dirección de fotografía, se adueñan de la pantalla aunque no necesariamente de forma más convincente a nivel técnico que la llevada a cabo no ya en los años 60 por parte del equipo comandado por J. Schaffner, eran otros tiempos con otros medios, sino por el equipo de Rick Baker en la versión de Burton, mucho más creíbles por más que no podamos hablar de un mismo objetivo.
La apuesta por el empleo exclusivo de la tecnología digital ofrece resultados dispares, genial cuando toca pulir la interpretación de un personaje como César, a quien una vez más el especialista en estas lides Andy Serkis presta sus dotes pixeladas, pero evidentemente forzado cuando toca dinamizar los movimientos tanto de este como de un rebaño de los malhumorados y peligrosos ciudadanos del futuro planeta de los simios.
Este abuso digital que en no pocas ocasiones deriva en un artificio de resultados más bien fríos por suerte es contrarrestado por una historia que si bien sencilla, evidentemente previsible y no exenta de ciertos clichés, trampas y demás recursos un tanto forzados y evidentes (puestos al servicio del ritmo del relato, eso sí), no centra su interés en dichos efectos, sino que se apoya en ellos para ser contada de tal manera que para cuando lleva el momento de la revolución la función permite albergar algún que otro sentimiento donde cobijar el placer culpable y contradictorio de ver como sacan brillo a unas heridas que en la vida real sería un tanto peliagudas.
La narración, dominada por un personaje como César al que el humano James Franco se limita a secundar, consigue la plena identificación con este personaje no humano logrando que el cauce de la narración se aproveche, en cierta forma, de la falta de sorpresa del relato para sorprendernos sintiéndonos como este personaje que a la postre resulta tan realista y emocional, todo ello adornado con algún que otro plano digno del recuerdo con el que acostarse esa noche o momento a retener más allá de la proyección, algo cada vez más escaso en producciones sin pretensiones y entre los que destacan los que César comparte con un excelente John Lithgow, el momento en el que a cierto personaje se le ocurre abrir la boca o por méritos propios su clímax sobre el famoso puente de San Francisco, un verdadero clímax que rubrica su condición como tal y con tanta efectividad que los aburridos 50 minutos finales de 'Transformers: El lado oscuro de la Luna' parecen carne de videoclub.
Aprendiendo de los errores del pasado, sin dejar de ser el blockbuster que debe de ser ni de servir a la causa de quien paga la factura, la producción ofrece algo más que fuegos de artificio de rápida digestión para contarnos una historia que se adivina muy solvente ya desde las páginas de un férreo y muy medido guión de Rick Jaffa y Amanda Silver que no descuida dar forma y fondo al inevitable enfrentamiento final con el que sabemos terminará la función. Rupert Wyatt corrobora el por qué los dirigentes de la Fox, poco dados a ofrecerles trabajo a cineastas con personalidad, depositaron su confianza en un virtual desconocido que presenta su candidatura como una promesa a tener en cuenta.
Rodada con elegancia, narrada con ritmo y montada con habilidad, más que ejemplar resulta la puesta en escena, muy clara y limpia, de un director que sabe oscilar entre lo íntimo y lo grandilocuente para que el relato equilibrie entre lo emocional y lo espectacular sin que haya fisura alguna en su narrativa más allá de alguna licencia argumental ocasional como el hecho de que lo que algunos aprenden en años a otros les cueste minutos... Sin ser algo verdaderamente excepcional, este 'El origen del planeta de los simios' resulta uno de los estrenos más estimulantes y, por qué no, entretenidos de este verano... incluso aún antes de entrar a la sala; después no gana tanto pero al César lo que es del César, siempre que no sea de los humanos, tampoco pierde y eso ya es un triunfo en un mundo en el que a los humanos les va más por la labor vender que convencer.
Nota: 7.5
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Nada más que agregar a lo que ya han dicho uds, una gran pelicula con bastante equilibrio y extremadamente divertida!!!
Esta es la precuela de la de 1968, no un remake.
La de El planeta de los simios de 1968 es buenísima. La escena final siempre consigue que me entre una sensación de desasosiego importante.
Discrepo
Por lo demás, tal vez ha quedado algo light, aunque este detalle no me desagrada.
Spoiler
Pensaba que la rebelión sería mucho más violenta por parte de los simios, pero en ningún momento (salvo alguna mínima excepción) daba la impresión de que quisieran hacer daño a ningún humano. Únicamente buscaban su libertad.
Nota: 7,5.
Vi por primera vez esta cinta en diciembre de 2012, casi ocho años, y en principio no me gustó ya que la puntué con un 4; fue hace poco cuando vi un poco cuando la estaban emitiendo en TV y tuve una sensación de que no estaba tan mal como pensé, así que decidí darle una segunda oportunidad.
Esta primera precuela de los tres que serían en total me sigue pareciendo aún un poco por debajo de sus entregas predecesoras, sí que ha mejorado bastante desde el primer visionado. Cuenta unos orígenes cortitos y al pie, César se harta de ser maltratado y se rebela, no hay más historia. En este sentido un poco más de contenido filosófico no le habría venido mal, aunque no es un defecto grave porque lo compensa el ritmo con pocas pausas y que no se complica la vida. Historia bien ejecutada y disfrutable.
Los simios son lo mejor, incluso más que los actores humanos. Fue sin duda un paso gigante en el proceso de captura de movimiento y se ven y se mueven llegando a ser prácticamente reales; Andy Serkis y su interpretación como César también pusieron de su parte. Todo el crédito que tenga el actor inglés me parece poco, a lo largo de su carrera ha demostrado que actuar mediante la captura de movimiento puede ser tan efectivo como hacerlo en persona, como en esta ocasión.
A lo largo de nuestra vida cinéfila siempre puede haber uno de esos casos en los que una película nos pilla en un mal día o en una época donde aún no estamos maduros para comprenderlo. 'El origen del planeta de los simios' estuvo en la primera categoría y no sé que tendría el día que la vi, desde luego que no la juzgué como se merece ahora.
7