'El ministerio de la guerra sucia' - Matar nazis en las Cíes
Viendo la (antepen)última película de Guy Ritchie muchos son (y seremos) los que pensarán (y pensaremos) en los 'Malditos basterdos' de Quentin Tarantino. La referencia es obvia y clara, tan obvia y clara como que Ritchie no es Tarantino. Y que 'El ministerio de la guerra sucia' ni pretende ni aspira, ni mucho menos puede llegar a ser algo tan redondo como puede llegar a ser una película del responsable de aquella.
La referencia es obvia y clara, pero sobre todo es moderna. Habrá quien tenga edad de acordarse de 'Los doce del patíbulo' de Robert Aldrich o de 'Aquel maldito tren blindado' de Enzo G. Castellari, películas que precisamente sirvieron de inspiración a Tarantino. Películas por lo general altamente solventes y sobradamente eficaces a las que el tiempo y su buen hacer les ha conferido un glamour socarrón muy sólido.
¿Pasará lo mismo con la de Ritchie? Probablemente... no, sin por ello hacer de menos más de la cuenta a una película entretenida y distraída. Como por ejemplo lo podía ser también 'Operación Fortune: El gran engaño', sin por ello dejar de ser o de sentirse lo mismo que con 'El ministerio de la guerra sucia': Que se trata de una versión de andar por casa y menos refinada de un filme que podría haber sido más y mejor.
O haber estado más cuidado y trabajado, siendo esta en realidad la clave. 'El ministerio de la guerra sucia' es, básicamente un entretenimiento funcional, más no por ello menos efectivo (visto sin ninguna pretensión) en lo que todo es tan fácil y superficial como en un episodio de 'El equipo A'. Como si estuviese hecha con el piloto automático, sin suponer ni un gran esfuerzo ni algún tipo de reto para cualquiera de los presentes.
Le basta, y a la vez también le falta; en especial, que el público se lo pueda pasar tan bien como sus responsables y reparto. Sin duda se lo han pasado bien, quizá demasiado como para reparar que, como tan bien sabe hacer Tarantino, hay que hacer al espectador partícipe de la diversión. 'El ministerio de la guerra sucia' entretiene, pero no genera suspense, emoción o interés. Matar nazis por el mero placer de matar nazis.
Sin más. Sin un Hans Landa que les aporte un mínimo de dignidad, ni un Brad Pitt mucho más capacitado que Henry Cavill para bordear la caricatura sin caer en el paroxismo. Tanto monta que tanto se la suda a un Guy Ritchie que a estas alturas ya habrá rodado otras tres películas más, tan eficaces y alimenticias como 'Despierta la furia', 'Operación Fortune: El gran engaño' o 'Guy Ritchie: El pacto'. Él se lo guisa y a él se lo pagamos.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Comentarios