'Después del huracán' - Cinco largos días
Al igual que la reciente 'Trece vidas', esta miniserie basada en hechos reales destaca por la ordinaria fluidez y cercanía con la que transcurren las cosas, y como esta confiada comodidad de andar sobre terreno seguro se vuelve contra nosotros a medida que en este caso, el agua va arrinconando más y más a sus protagonistas. A medida que la angustia, la rabia y la frustración latentes desde el principio comienzan a aflorar, de forma pausada pero perseverante y la tensión y el nerviosismo se van progresivamente adueñando del espectador de una manera tan incómoda y molesta como a la vez, emocionante y estimulante.
Al igual que la mencionada película de Ron Howard, 'Después del huracán' es una producción discretamente brillante que bajo su apariencia tradicional y clásica engloba una "no ficción" que se siente tan convincente como para, efectivamente, sentirse tan real como lo fue en una realidad (no siempre visible). Su mesurada brillantez reside en lo cerca que nos sitúa de un amplio grupo de desconocidos que se enfrentan a una terrible y desesperada situación para la que nadie nunca está, ni estará preparado. Una "no ficción" en torno a la responsabilidad de nosotros, como seres humanos, hacia otros seres humanos como nosotros.
Personas del mundo real que reaccionan como pueden, reduciendo esta crónica sobre un suceso atroz y dantesco a lo más básico (pero sin caer en conclusiones vacías ni gratuitas). La empatía de ser todos humanos, siendo 'Después del huracán' una sucesión de golpes en las costillas desde diferentes frentes que ni sabes ni puedes siquiera intentar parar. Un golpe tal vez algo diluido en su estructura episódica y semanal, pero cuyos efectos y consecuencias en cualquier caso se van alimentando unos a otras, episodio a episodio, para construir un relato y un discurso que se antojan igual de "importantes" que de "relevantes".
Y las comillas importan y son relevantes. Tanto como un tercio final ni tan vibrante, ni tan gráfico, ni tan evidente como su primera mitad pero necesario para tomar aire y, a diferencia de por ejemplo la mencionada 'Trece vidas', adquirir una perspectiva más amplia (y racional) de la que proporcionan los grandes titulares. Todo ello, sin la necesidad de sobreexponer o sobreexplotar a sus personajes y dejando todo el margen del mundo para que sea el espectador quienm en base a lo expuesto y sugerido, en base a su propia conciencia y humanidad, el que emita su propio y personal juicio de valor.
'Después del huracán' es, en fin, televisión a la vieja usanza. De (muy) buen ver, (muy) bien escrita y (muy) bien hecha donde los acontecimientos se exponen de manera meridianamente clara. Que va de frente y se desarrolla de forma tan cotidiana como relativamente convencional, con una transparencia tan natural y neutral que ante nuestros ojos no parece nada del otro mundo. Hasta que deja de serlo, y la angustia, la rabia y la frustración que surgen de su crudo relato se adueñan de una "no ficción" donde todos sus elementos, discretos por separado, forman un conjunto demoledor gracias a la "verdad" que construyen juntos.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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