'Cinco lobitos' - Una verdad universal
Hay algo muy apreciable en cualquier arte que se precie de poder ser considerado como tal, y es que una obra transmita algún tipo de "verdad". Esto es lo que consigue 'Cinco lobitos', la estupenda ópera prima de Alauda Ruiz de Azúa, un drama genuino y auténtico sobre lo que puede suponer ser madre a la vez que que no se deja de ser hija, esposa o trabajadora por cuenta ajena. En resumen, ser madre y a la vez, no dejar de ser una persona; de seguir siendo tú misma.
No hay duda de que tener un hijo, algo tan frágil, pequeñico y dependiente lo cambia todo. Lejos del habitual glamour de la gran pantalla, Ruiz de Azúa propone un relato cercano y sencillo, de gestos claros y directos siempre centrado en su protagonista, interpretada de manera magistral por Laia Costa. La actriz, a imagen y semejanza de la propia película, mantiene una lucha constante y encomiable contra la predecible inercia de su poco sutil postulado melodramático.
Una lucha de la que la actriz y la película salen vencedoras a los puntos, merced a su profundo conocimiento de las costuras de una historia con tintes claramente autobiográficos. La experiencia es un grado, y a través de la enternecedora y frágil delicadeza de sus continuos detalles del día a día, dan vida a un retrato poco sentimental pero profundamente emocional. Su capacidad empática no radica en su falta de sorpresa, sino en el óptimo macerado de la misma.
Ahí donde por ejemplo 'Alcarrás' propone una bonita cosecha de estampas deshilvanadas que no trascienden de una idea romántica, 'Cinco lobitos' selecciona sus momentos con la aviesa intención dramática de que predomine el humanismo empático por encima del romanticismo contemplativo. Esto es, no representa unos recuerdos, sino que los reinterpreta como ajenos para que puedan ser los de cualquiera. Para que su "verdad" pueda ser, así, "una verdad universal".
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 9.
+1
Vistas las alabanzas e incluso leer opiniones diciendo que es mejor que 'Alcarràs' quizá esperaba aún más de ella. Y es que la de Carla Simón quizá sea más contemplativa, quizá requiera que el espectador haga un esfuerzo mayor de su parte por tiempo de metraje y ritmo (aunque esta que nos ocupa no es que tampoco sea la locura en narración y sucesos), pero me transmite, llena y emociona mucho más que esta.
Tiene momentos duros pero aún para mi, un ser casi maniático de lo racional, se me antoja que quedan algo fríos, secos. Un montaje y narración con cortes algo bruscos a veces no ayuda.
Pero bueno, son "fallos" menores que destacan cuando entro al juego de la comparativa de para mi una obra mayor y que me he visto ambas en 24h. Alabo un cine español en momento de gracia, en un año que parece realmente bueno y ojalá muchas más películas como esta, con una directora a la que habrá que seguir de cerca.
Nota: 6'5