'Almas en pena de Inisherin' - ¡Que te calles!
Si 'Tres anuncios en las afueras' fue la confirmación de Martin McDonagh tras 'Escondidos en Brujas' y 'Siete psicópatas', esta 'Almas en pena de Inisherin' sería su consagración. La tendencia al alza y madurez del cineasta son encomiables, tanto como lo son las cuatro películas que por ahora adornan su currículum. Películas marcadas por el amor y respeto hacia sus personajes, construidos y definidos con mimo para que puedan ser adoptados como propios por relatos cargados de incómoda ambigüedad y mala leche multigenérica.
Para no perder la costumbre McDonagh entreteje géneros, personajes y situaciones de tal manera que el espectador, continuamente descolocado, no tenga claro a qué atenerse en ningún momento. La duda sobre qué, por qué y para qué. La duda sobre de dónde venimos y a dónde vamos. 'Almas en pena de Inisherin' despliega de forma aún más pulida y con mayor carga emocional las cualidades y encanto de McDonagh; en especial, su habilidad para derribar las barreras aquí invisibles que separan al drama, la comedia y el thriller.
'Almas en pena de Inisherin' son las tres cosas de manera tan fluida y cotidiana que conmueve, divierte y asusta lo cercana que se siente esa remota isla irlandesa perdida en otro tiempo. Lo excepcional de algo que ni parece ni se presenta como nada excepcional, relatando McDonagh unos hechos ante los que muestra fría indiferencia. Es probablemente la clave: McDonagh prefiere respetar a querer a unos personajes a los que deja a su suerte, dejando que sean ellos los que conduzcan la historia hacia donde sea que vaya.
La fortaleza orgánica de su guión, la humilde contundencia de sus intenciones y la firmeza imparcial de su puesta en escena, unido a la brillante pero áspera llaneza de sus intérpretes dan como resultado quizá no la mejor película de McDonagh, pero sí la que se siente como más redonda, completa y accesible. Acompasada por la certeza instintiva de estar ante el nacimiento de un clásico moderno, 'Almas en pena de Inisherin' es una pedrada que impacta con violenta dulzura y nos abandona con la plácida sensación de que el mundo...
... de que el mundo puede ser una mierda muy bella.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Me gustan mucho estos vídeos como forma de reivindicar los efectos visuales realistas, aquellos que casi ni te das cuenta de que están ahí salvo que te fijes mucho en ellos. Para mí casi tiene más mérito esto que los efectos visuales de una película fantástica, donde literalmente puedes inventarte lo que te dé la gana y no tienes que disimularlo. Pero claro, en una película de superhéroes los efectos especiales los detectas automáticamente y es más fácil valorarlos, mientras que aquí no eres consciente del trabajo visual hasta que no ves un vídeo de este tipo.
Y como no podía ser de otra forma, me ha encantado. Me encanta como, con maestría, nos ofrece tramos de pura contemplación y silencio y otro de ágiles e ingeniosos diálogos, de como pasa de la paz a la incómoda tensión. La historia es tan sencilla como asombrosamente imaginativa. Como cualquier conflicto, sea doméstico o bélico, puede arrancar de una absoluta nimiedad. Y con ello, sin tampoco hacer ni pretender un análisis poético de la condición humana, trasladarnos muchas cuestiones interesantes.
El reparto y las actuaciones son soberbios (así como el perfil de cada personaje), desde los que tienen más presencia a los que tienen poco más de unas líneas.
Así de rebote, haciendo los deberes para confeccionar las listas de 2023, me encuentro con esta joya.
Un 7,5.
El combo Colin Farrell/Brendan Gleeson/Martin McDonagh vuelven a trabajar juntos tras 'Escondidos en brujas' (algún día la veré) en este drama tirando hacia intimista debido a que se desarrolla en un pequeño pueblo de Irlanda, que realmente no existe, con no muchos personajes en esta historia de rupturas en el año 1923, cerca del fin de la Guerra civil irlandesa. A pesar de su poco despliegue en paisajes y elenco estamos ante un filme con mucha fuerza.
Tener a Brendan Gleeson y a Colin Farrell desde luego que facilita mucho las cosas. Los dos han demostrado a través de los años ser actores muy buenos (si bien Farrell tuvo una época de guaperas acabó enseñando que no era solamente una cara bonita) que hacen ganar interés allá donde aparezcan y aquí vuelven a demostrarlo; uno como un vecino de Inisherin que se vuelve a la vejez arisco y corta cualquier relación con otro vecino que se pregunta, como es normal, a que ha venido este cambio de parecer tan repentino en un contexto, no casual, de guerra civil lejos de la isla.
Básicamente, McDonagh nos presenta una guerra civil dentro de la real a pequeña escala donde Colm Doherty (Gleeson) empieza las hostilidades y no dudará en llevarlo hasta donde haga falta para conseguir su propósito de que Pádraic Súilleabháin (Farrell) ya no le moleste más. El mayor atractivo del filme consiste en ver hasta donde va a llegar esa disputa, y desde luego que no decepciona en ninguno de los dos bandos; incluyendo un tramo final que pilla por sorpresa, pero que tiene todo el sentido.
Acompañando a Gleeson y Farrell les acompañan otros dos nombres sin los que no se sostendría la historia como son Kerry Condon (a quien la conocía mayormente por ser la voz dentro de Iron Man desde 'Vengadores: La era de Ultrón' hasta 'Vengadores: Endgame'. No la recuerdo mucho en 'Tres anuncios en las afueras'.), interpretando a la hermana del personaje de Colin Farrell con unas intervenciones que no tienen desperdicio siendo a veces la voz de la razón y otras algo más agresiva por el conflicto y el ambiente opresivo del pueblo entre la soledad y gente que da por culo. El otro es Barry Keoghan dando vida al hijo inocente de un policía totalmente desagradable al que solamente deseas que le peguen un tortazo con la mano abierta. Keoghan se sumerge dentro del personaje y transmite con una credibilidad absoluta la inocencia y una forma de ser a veces tosca.
Evidentemente, si los actores brillan no son solo porque son buenos, sino porque son bien dirigidos. Martin McDonagh sabe como sacar de ellos la mejor interpretación posible y logra también transmitir una sensación cada vez más agobiante de tensión en un pueblo aparentemente tranquilo. Carter Burwell en la banda sonora pone por su parte una banda sonora que no necesita mucho despliegue para ser efectiva dentro de la narración.
Siento, eso sí, que a este filme le faltaba aún más impacto debido a que se cuentan con los dedos de las manos, y me sobran, las veces que deje con la boca abierta como cuando empieza la subtrama de los dedos y el tramo final donde el personaje de Farrell da un cambio. Sus virtudes son evidentes, más una bella fotografía, aunque el poso que deja al final es el de un conflicto que se sale de madre muy poco, algo que podría haber dado más juego. Aún con todo, la satisfacción del visionado está fuera de toda duda.
7