'Llaman a la puerta' - La cabaña del fin del mundo
La nueva película de M. Night Shyamalan parte de una premisa tan curiosa como intrigante, pero a la vez tan etérea como circunscrita. ¿Es suficiente para sostener toda una película de principio a fin? Difícil reducir la respuesta a un simple sí o no. Digamos que mantiene nuestra curiosidad, aunque no nuestra expectación.
'Llaman a la puerta' es un filme... curioso. Uno asiste a su desarrollo con cierta curiosidad, animado por su reparto y una puesta en escena tan concisa como ecuánime. El filme se despliega con práctica y cómoda sencillez, siendo una plasmación bastante simple y evidente de una premisa que sin embargo no evoluciona. No hay más.
Es... la versión extendida de su sinopsis, con un desarrollo que no plantea nada que se pueda decir que sorprenda o impacte. Mantiene nuestra curiosidad sin trascender de esa curiosidad, siendo la obra de un cineasta de probada experiencia y talento que desarrolla sus habituales trucos dentro de una patente zona de confort.
'Llaman a la puerta' se define rápido: es un buen capítulo de 'En los límites de la realidad' cuyas bondades se ven diluidas en formato largometraje. No hay nada particularmente malo en ella, no hay momento que no retenga nuestra atención. Pero tampoco hay nada que impulse o alimente una inercia que carece de auténtica dimensión.
Es... algo parecido a lo que sucedía con el propio Shyalaman en 'El incidente': la sensación de que tenemos un concepto pero no una historia, reforzada además por lo arbitrario de un fino hilo argumental escudado en lo melodramático, que obvia ciertas cuestiones que hubieran dinamitado aún más si cabe su débil y forzada credibilidad.
¿Es suficiente para sostener toda una película de principio a fin? Difícil reducir la respuesta a un simple sí o no. 'Llaman a la puerta' no es una mala película, pero una vez termina sigues con tu vida como si nada. Es como uno de esos sueños que por mucho que te mantengan entretenido, caen en el olvido en cuanto te levantas de la cama.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 6.
Y eso que su premisa me tenía ganadísimo desde el mero planteamiento. Y si encima le metemos debates sobre sectas y fe, suma. Pero aunque Shyamalan es normalmente juzgado por sus giros, cuando lo importante son todos los detalles del camino, en esta ocasión casi brillan por su ausencia.
No hay ese camino de miguitas que te llevan a algún sitio y que apetece volver a ver al terminar para apreciar cada referencia o acontecimiento. Ni esas escenas realmente potentes a comentar luego con amigos. Su poso es mínimo. Y la construcción de sus personajes muy simple, aportando mínimas motivaciones y fuerza al relato. Un film sin los habituales giros y sorpresas, siendo la "naturaleza" de los que llaman a la puerta, la que cabría esperar, sin tampoco profundizar mucho más.
Aún sin tener que ver con la película, me sirve la serie 'Separación', de AppleTV como ejemplo de premisa original que te atrapa de inicio, con pocos personajes en un sitio cerrado, para comentar cómo ayuda a meterte en el relato a un nivel superior el hecho de que quien no sabe lo que pasa (hablo de los personajes) haga las preguntas acertadas. Aquí echo de menos un poco de eso también.
De todas formas, parece que la esté poniendo a parir y nada más lejos. Me gusta la premisa, me ha tenido enganchado de inicio a fin y se me ha pasado volando. Sólo que no pasará a la lista de las grandes recordadas de mi admirado director hindú. Aunque algunas de las que si lo están, en su primer visionado no me maravillaron especialmente. Quien sabe.
Por ahora, en nota, sobre el 6.
M. Night Shyamalan vuelve con otra de esas propuestas de las que hace al espectador mantenerlo pegado a la butaca o al sillón de su casa con una premisa en la que cuatro personas (Dave Bautista, Niki Amuka-Bird, Abby Quinn y Rupert Grint) entran a la casa de unos padres y su hija (Jonathan Groff, Ben Aldridge y Kristen Cui) y les hace decidir entre Guatemala o Guatepeor, es decir, elegir entre sacrificar a uno de ellos tres o dejar morir a la humanidad entera, salvo ellos tres.
Durante la hora y cuarenta minutos de duración es decisión del espectador darle la oportunidad y saber que va a pasar con esas siete personas en la cabaña o decir "vaya fumada que se ha metido el 'Shamalayan', tiene peor pinta que pillarse los huevos con la cremallera" y pasar de largo. Personalmente, no se pierde nada elegir el visionado de un director que pasó una mala racha entre truño y truño y parece haberse vuelto a encontrar desde 'La visita'.
¿Es ésta uno de sus mejores trabajos? Rotundamente no. ¿Es para suspenderla? Rotundamente tampoco. En el guion que firman a tres manos entre el mismo Shyamalan, Steve Desmond y Michael Sherman el fin es el anunciado apocalípsis; entre medias, lo que se va aprendiendo sobre cada una de las personas que están en el sitio, la evolución de su relación y la tensión cada vez más en aumento por el desarrollo de los acontecimientos tanto fuera como dentro es lo que irá enriqueciendo al filme, aunque al final cuando vayan pasando los créditos finales no queda la sensación de ver una de esas historias increíbles a los que el realizador de 'El sexto sentido' nos tiene acostumbrados.
Hay suspense, hay momentos dramáticos, alguna sorpresa y algún pequeño hueco para la comedia; sin embargo, esos ingredientes mezclados y cocinados no hacen un plato de cinco estrellas Michelín, si bien deja un buen sabor de boca porque aunque el final parezca lógico, son las moralejas y las interpretaciones que se van extrayendo de lo que va sucediendo lo que hace que el último filme del realizador indio merezca la pena sin ser tampoco como descubrir un tesoro perdido.
¿Los locos son tan locos o son incomprendidos? ¿Y si a veces los más cuerdos son los más ingenuos?
6