'Siete psicópatas' - LA película
Mi compañero Reporter en su correspondiente crónica el pasado mes de octubre la definió como "la mejor cinta vista este año en Sitges"; más sencillamente como "LA película".
Desde el mismo lugar y por las mismas fechas un servidor tecleo desde su móvil que "a falta de la revisión final de todo lo visto en frío y ya en Madrid, la mejor y más completa película occidental que he tenido el gusto de ver, y es posible que la mejor a secas. Aún no la he podido digerir del todo. Un festival no deja mucho margen de maniobra, y no tengo muy claro qué decir de ella, si acaso que su guionista y director, Martin McDonagh, se confirma como un valor al alza muy a tener en cuenta. Mezcla de comedia, drama y thriller, un filme inteligente bien planteado y concretado donde mejor no destacar nada ante el riesgo de menospreciar algo. Lo dicho, una joya".
Pues bien, ya he tenido la oportunidad de darle esa merecida (y ansiada) revisión en frío con la que despejar posibles dudas, aclarar ideas y contrastar emociones que sitúen en su justa medida a la que es por derecho propio una de las mejores y más completas películas de 2012 para quien estas líneas suscribe, ahora sin titubeos, miedos o respetos, tanto que la ausencia prácticamente total de menciones hacia ella durante la temporada de premios me parece lo suficiente indignante como para alcanzar a título personal la categoría de cabreo, más todavía al comprobar que, sin acritud, Ben Affleck está nadando entre galardones de igual manera que el Tío Gilito entre su dinero por un filme tan simplemente correcto y de recorrido tan corto como es 'Argo', consideración por cierto igualmente corroborada en un segundo y reciente visionado que, igualmente sin acritud, no ha mejorado en nada al primero.
Ya se sabe, hay quien cae y hay quien no cae, hay quien sabe venderse y hay quien no sabe venderse. Hay quien es accesible y hay quien no lo es tanto. Y la industria y lo que no es la industria está llena de auténticos psicópatas. Como siempre demagogia al poder: O eso o el mundo se ha vuelto loco, loco y aún más loco…
Hablar en términos tan absolutos como "la mejor" de todas formas es tan relativo, aleatorio, caprichoso e irrelevante que es muy peligroso tomárselo en serio, como lo es también tomarse en serio 'Siete psicópatas'. Y estúpido por supuesto, como lo es valorar a base de comparaciones y no de méritos propios, y que puede hacer que cualquier cosa sea mejor o peor a discreción del momento y de quien lo suscriba, de ejemplo esa 'La Jungla 4.0' a la que para algunos parece que la quinta ha hecho tan buena como ya lo venía siendo. Precisamente, y de ahí toda esta parafernalia gratuita, una de las mejores cualidades de la nada gratuita 'Siete psicópatas' es su sobraba personalidad a prueba de comparaciones, porque este excelente ejercicio de estilo y retorcido espectáculo de cine sobre cine resulta complicado encontrarle a quien le mire a la cara, salvo si no es ella misma.
Siempre habrá referencias y parecidos, asociaciones más o menos caprichosas y en ocasiones muy personales, pero de lo que no hay duda es que guste más o menos 'Siete psicópatas' es lo que viene siendo un filme original, reconocible, particular... y sí, personal, una especie de ensayo metalingüistico entre creador, espectador y narrativa que se hace querer gracias a su arrolladora capacidad para burlarse, en primer lugar, de sí misma.
La cualidad que mejor define a esta caricatura llamada 'Siete psicópatas' es que se trata de un filme sumamente interesante por encima de cualquier otra característica; o tíldese de "curioso", si se prefiere. Y más allá de un visionado fácil y muy distendido (que es en donde se queda 'Argo') ofrece además un plus, ese doble juego metanarrativo que tanto peso adquiere en una segunda mitad que se permite la libertad de ser completamente libre, y por supuesto, algo más que una "simple" película sobre tíos con armas. La vida de un guionista cuyo guión interfiere en su vida de la misma manera que su vida interfiere en su guión, para entendernos, es un constante feedback burlesco en el que el uno depende y alimenta al otro con desparpajo y alevosía, permitiendo incluso a sus personajes dar forma al argumento a través de sus antojos y caprichos.
Toda una brillante reflexión sobre el arte de construir una historia tan respetuosa como ácida, tan lúcida como perspicaz, toda ella empaquetada bajo la apariencia de un violento thriller digno de los 90 post-Tarantino en donde, y a diferencia del propio Tarantino post-Tarantino, se recupera la esencia y la supremacía del concepto sobre la imagen, el sonido o las balas, de la pureza de las palabras sobre una forma nada gratuita, artificiosa o excesiva.
Tras la sensacional 'Escondidos en Brujas', una de las grandes sorpresas de los últimos años, y lejos de conformarse con repetir un mismo patrón acomodado el dramaturgo Martin McDonagh, quien se ha confesado como un director sin ánimo de lucro (y que le dure), ofrece un segundo trabajo ciertamente inclasificable y al que cuesta definir de forma breve y sencilla que destaca, sobremanera y tal vez no por casualidad -dada su formación-, por su estupendo guión y una no menos excelente dirección de actores "masculinos" -uno de tantos guiños entre creador y creación- y entre los que destaca, aun corriendo el riesgo de dar la sensación de menospreciar algo... como no sé, a Abbie Cornish y Olga Kurylenko- un Sam Rockwell que se adueña de buena parte del alma del filme. Un filme que aun cayendo de nuevo en la comparación con 'Argo'... ofrece ese valor añadido que tanto reclamaba el joven cineasta de 'Super 8' que hace de ella, además de un buen filme como lo es el de Ben Affleck, un filme también interesante y especial, y que sobrevive en nuestro recuerdo tanto por sus méritos como por la simpatía de una propuesta que escapa a lo habitual. En resumen, 'Siete psicópatas' no es una película cualquiera... es LA película, o una de ellas, al menos.
Nota: 8.25
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
De los actores me han gustado casi todos, en especial el gran Rockwell que vuelve a hacer un personaje a su medida. El que menos, Farrell, pero esto ya es manía personal mía quizás. No le veo la gracia a este chico, la verdad.
Nota: 7/10.
Puede serlo en el cine con tan sólo dos películas, pero como dramaturgo está curtido más que de sobra. De hecho no tendría por qué volver a trabajar, si no quisiera, gracias a las regalías que cobra por sus obras. Pero sí es cierto que en ambas cintas las dudas surgen a la hora de como afrontar sus respectivas resoluciones.
Cuesta verle, aunque a mí no me parece ni buen ni mal actor. Depende de si el papel le pega o no. En las dos pelis de Martin McDonagh por ejemplo sí le pegan, y si lo hace bien.
Ay, influencias... bendito atributo, bendita maldición, muchas son las discusiones que se han producido debido a las influencias, en lo referente al sector público estas se han demonizado, se las han tachado de escudo y de recurso fácil al que se amarran aquellos autores que no han sabido encontrar una voz propia de la que hacer uso a la hora de transmitir todo aquello que se les antojase traspasar a sus desencantados seguidores y transformarlo en algo trascendente que suponga un sello, o al menos una marca, con la que pudiesen identificarlo póstumamente mediante su legado artístico... para aquellos a los que ya no les queda fe en la posibilidad de palpar algo puramente ORIGINAL en esta industria, Martin McDonagh nos acaba de regalar una palmadita de apoyo con la que revitalizar nuestra insaciable sed de novedad... parece Tarantino ¿eh? pero no, no es Tarantino.
"La historia solo puede terminar fatal"... como ya dije en su momento acerca del "Django Desencadenado" (palabras mayores) de Quentin, yo todavía conservo esperanza en los cineastas, aquellos que reniegan de cobrar su cheque por adaptar una historia tras otra, dotando quizá (que no les robo mérito alguno) de su particular estilo a dichas adaptaciones, pero sin poder abandonar la sensación de que, ese hombre, no está dejando su corazón en el papel más allá de las ideas escritas por otras neuras que no sean las suyas propias, y si bien esto requiere de oficio y maña, nunca será lo mismo que aquel que logra centrar una historia, sea cual sea, situarla sobre un paraje ya carente de inocencia por su número empleado y casi como por arte de magia, crear algo SUYO, suyo únicamente, catalogado como suyo, para siempre, y lo más importante, que eso que sea suyo posea ante todo un nivel de calidad indiscutible con el que garantizar que aparte de capacidad de sorpresa reside en él también capacidad para la sorpresa constante, en el primer visionado, en el segundo, en el tercero, y así sucesivamente.
Y eso es lo que es "Siete psicópatas": un sorpresón, un caramelo envenenado al que es imposible no rendirse, McDonagh, se perfila poco a poco como un maestro de múltiples facetas de las que alardea en cada escena a modo de juego entrecruzado de un género a otro, pasamos del humor negro (aquel que ya vimos en "Escondidos en Brujas"), en este caso también, bestial y alucinado, a una melancolía dolorosa y terrible, que no cabría esperar de ninguna manera en un proyecto así, el muy pillo logra que CONECTEMOS (y el tamaño en que lo he escrito no es un fallo en el teclado no, es que es un suceso casi inaudito a día de hoy) con sus personajes, y lo que es mejor aún, que conectemos con personajes que pasan de lo estrambótico a lo psicopático en cuestión de segundos, ¿el truco? buscar su humanidad, así de simple, no solo verás en ella a una pandilla de inadaptados cometiendo locuras, verás los rasgos de locura que alguna vez que otra habrás podido reconocer en cualquier colega o amigo cercano, porque ¿que es nuestra sociedad si no un enorme escondite de psicópatas? McDonagh lo sabía, y nosotros, pero como a Gandhi, nadie ha tenido las pelotas de salir y decirlo.
Hay por otro lado muchísima autoconsciencia, y esta vale tanto para sumar puntos como para restárselos al resultado, Martin McDonagh se las sabe de independiente (y cruzemos los dedos porque siga así) y emprende aquí una pequeña cruzada personal contra los clichés más chirriantes de Hollywood en cuanto a guiones y guionistas se refiere, jugando a caer por su propia cuenta y riesgo en varios de ellos, el más destacado: la casi inexistente presencia relevante de personajes femeninos en el relato, sumado (o restando tal vez) esto al inconfundible sabor de pequeñas extracciones estilísticas de terceros (en especial Tarantino) y algún que otro pequeño (diminuto) bajón de ritmo, la película no alcanza la perfección ni el estatus de obra maestra que muy probablemente mereciese, por todo lo que esta representa con fallos o sin ellos.
Un reparto en estado de gracia (y esto lo digo muy en serio, ya estoy harto de escucharlo cada dos por tres) donde absolutamente TODOS se salen de lo plausible al tiempo que nos enseñan buena cuenta de lo bien que se lo han pasado rodándola, Sam Rockwell, indiscutible dueño, amo y señor de la función a cargo de uno de los chalados más deslenguados, hiperactivos y geniales que yo haya visto nunca en el cine, Colin Farrell, especialmente inspirado en los primeros tercios de la película, Christopher Walken, severa y mortalmente divertido y Woody Harrelson dándoles la réplica como un villano digno del puñetero Oscar, sin más calificativos.
"Te dije que la historia terminaría a mi manera"... solo nos queda dedicarle una ovación enorme a McDonagh por su integridad y por demostrar, con un montaje transgresor que intercala lo principal con episodios escalofriantes y aparentemente secundarios, que otras formas en este arte SI son posibles, sacando perlas de la mina más antigua del valle, los hay capaces y los hay que se rinden, a nosotros nos toca la mejor parte, encantado de disfrutar mientras dure, sean estos psicópatas o sean otros, siempre quedará hueco en mi memoria para el lugar perfecto donde celebrar, el último tiroteo.
NOTA:7.9/10
A poco que uno tenga un mínimo gusto por lo "absurdo", la película se disfruta. Tiene sus momentos tensos y también de humor negro. De todo el metraje, me quedo con la escena de los tres protagonistas en las montañas.
Nota: 6,5.
Hablando más concretamente de "Siete psicópatas", tiene aciertos y fallos. La historia del guión me encantó, lo mismo que el cameo de Tom Waits. Sam Rockwell aunque tenga el mismo personaje que suelen ponerle tampoco lo hace mal, le pega el papel. En lo que falla más es en dejar en tan poco los dos personajes femeninos.