'Malavita' llega entre diez y quince años tarde, más o menos los transcurridos desde que Robert De Niro diera vida a Paul Vitti en 'Una terapia peligrosa', una notable (y fresca) parodia de su icónico personaje de mafioso cuyo éxito parece que marco un (fatídico) punto de inflexión en su carrera. Como este otro mafioso de hasta la semana que viene su última película, que escribe para entretenerse, da la sensación de que el propio De Niro vive desde entonces inmerso en su propio "programa de protección de testigos", oculto bajo otra identidad y haciendo películas para entretenerse. Como un jubilado que sigue ejerciendo por afición pero ya sin responsabilidad alguna que no sea para consigo mismo, si acaso... que por cierto es lo que también parece Luc Besson, ¿no por casualidad director de 'Malavita'?Lo peor de 'Malavita' no es que llegue tarde, lo peor es que lo haga para irse tan pronto y sin haber dejado ninguna huella de su existencia. Hace quince años un filme con Robert De Niro, Michelle Pfeiffer y Tommy Lee Jones de protagonistas y Luc Besson de director hubiera significado algo... pero hoy en día no tiene por qué significar más de lo que significa 'Malavita', que viene a ser la sombra de ese algo fuera lo que fuera. Una especie de eco algo lejano de un pasado mejor, el que han vivido las carreras de Robert De Niro, Michelle Pfeiffer y un Luc Besson que como realizador parece no tener tan claras las cosas como cuando ejerce de productor al frente de su Europa Corp. Un despilfarro de talento, en resumen, y que aplicado a tan poca lustrosa tarea da un poco de canguelo. ¿Tan mal están las cosas? Se diría con o sin mala fe que ya se han retirado, y que 'Malavita' responde a una de esas películas que decía George Lucas iba a rodar en el garaje de su casa. La diferencia, principal, es que la nueva de Star Wars la dirigirá otro. Lucas ha cogido el dinero... y además, se ha echado a un lado.
Quién tuvo retuvo, y siguen siendo muy salvables la presencias de De Niro o Pfeiffer en cualquier parte. Ellos, en verdad, no son el problema: los dos cumplen con solvencia de la misma manera que lo hace Lee Jones, por más que su presencia sea anecdótica. Ellos no son el problema... pero tampoco la solución. Cumplen, y ahí acaba todo, como por cumplir también lo hacen sus hijos en la ficción, por más que en su caso sean un lastre sin oficio ni beneficio. Peor en todo caso es la situación de Luc Besson, quien como director, productor y guionista se limita a... ¿cumplir? 'Malavita' carece de definición, variando tan bruscamente de tono y género de un momento a otro que resulta verdaderamente desconcertante, siendo que Besson más allá del evidente guiño al 'Uno de los nuestros' de Scorsese (recurso se intuye para darle caché a lo que no lo tiene), no parece tener ni idea de qué hacer o a dónde llevar el proyecto... salvo si acaso durante sus últimos 20 minutos, cuando se viste del productor de 'Colombiana' (aunque a esas alturas nada tenga ya mucho sentido, menos entrar con sigilo a una casa volando la puerta principal...).
'Malavita' es un producto fallido, si bien no queda claro en qué sentido es un producto fallido. Es ahí donde principalmente muere un proyecto destinado a no ser más que una entrada en IMDb. Básicamente, porque no queda nada claro cuales son sus intenciones. Un filme tan ecléctivo que si lo pilláramos en tres momentos distintos haciendo zapping pensaríamos que son tres películas distintas, y al que no podemos tildar más que de extraño híbrido entre todo y nada al que tampoco podemos defenestrar, pues es tal el talento presente que cuando se pierde la fe en pantalla aparece la esperanza. Y así todo el rato, tan irregular que molesta que sus aciertos queden en nada por sus desaciertos que quedan, al final, igualmente en nada. O como si fuera un resumen de dos largas horas de una serie de 13 episodios, con el que uno al final se queda con la sensación de no saber que ha visto. De eso, y de que no hay nadie en la película que parezca tener mas interés que el de, sencillamente, cumplir. Y eso es, cumplir... venga, va, cumple. Pero claro, cuando hay un Currículum detrás uno siente que eso de cumplir se queda corto. Muy corto.
Nota:
5.0
por Juan Pairet Iglesias
Demasiados agujeros, demasiados cambios de tono, pero tiene sus momentos. Nota: 5,5.
Robert De Niro lleva más años de los que debería en lo que yo llamo 'modo cheque', esto es películas donde solo pone su cara en productos de dudosa o baja calidad; pero muy de vez en cuando puede dar alguna sorpresa agradable y demostrar que quien tuvo, retuvo (¿será éste año una de esas ocasiones con 'The Irishman'?).
Luc Besson lo devolvió a Francia (recordar los turbios problemas que tuvo mientras rodó 'Ronin') junto con una actriz de la talla de Michelle Pfeiffer, que extraña que no hayan coincidido en la cúspide de sus carreras, pero mejor tarde de nunca. Aquí quien está en 'modo cheque' es Tommy Lee Jones que solo pone cara de antipático en algunas escenas sueltas. Y es un actor capaz de mucho más.
'Malavita' no es sino otra cosa que una parodia del cine de gángsters, llevada con seriedad, que ayudó a popularizar De Niro (guiño a 'Uno de los nuestros' incluido y producción ejecutiva de Scorsese mediante) donde De Niro y Pfeiffer son los cabezas de una familia mafiosa que muestra su peor y su mejor cara, llegando a encariñarse con la familia protagonista, gracias también a los hijos que son los robaescenas de la función.
A pesar de ser tomada por comedia, hay que subrayar también el tramo final llevado con ritmo y cierta tensión, una forma acertada de cerrar la trama.
De Niro ya no tiene nada que demostrar a nadie, es verdad, pero si ya solo hace películas por amor al arte, siempre es mejor que lo haga en cintas de la calidad, como mínimo, de esta, donde con un reparto, un director y un guión a buen nivel puede ayudarle a llevar con dignidad lo que le quede de carrera.
6