'Lincoln' - A prueba de jubilaciones
Cuando se le escucha a Tarantino, el hoy rival de Spielberg en la cartelera española, siempre se le oye decir que a él le gustaría retirarse a una edad oportuna y tras un número razonable de películas... pero de verdad de la buena, no a la francesa como Luc Besson. También se le oye decir, a raíz del suicidio del no menos grande Tony Scott, que uno de los muchos motivos por los que le respetaba, aparte de por ser el primer nombre que confió en él, era porque daba la sensación de que le quedaba alguna gran película por hacer, de que se mantenía viva la llama de que por delante aún le quedaba de ese cine que merece realmente la pena.
Si bien esto ya nunca lo sabremos por desgracia para todos los que nos inyectábamos sus filmes directamente en vena, la misma sensación es la que en teoría mantendrá viva la carrera de Tarantino quien, con cierta lógica condescendiente, dice que rechazará pasearse como alma en pena como esos directores, sirvan de ejemplo Francis Ford Coppola o Darío Argento, que viven de unos méritos tal vez incontestables pero que tuvieron lugar hace ya mucho tiempo, demasiado. ¿Y por qué hablo de Tarantino... en vez de Spielberg? Para introducir un concepto: Tarantino habla de retirarse, Spielberg no. Y la prueba de ello es 'Lincoln'.
Tengo 33 años recién cumplidos, y 42 son los que han pasado desde que Spielberg dirigiera lo que parecía ser un simple telefilme llamado 'El diablo sobre ruedas'. Una producción cuyos méritos le hicieron digno de aún siendo un producto hecho para televisión -y recuerden lo que solemos pensar al escuchar eso- dar el salto de la pequeña a la gran pantalla en medio mundo... sin ir más lejos en España, y sin que muchos se dieran cuenta de un truco que no tenía por qué serlo. No vamos a descubrir ahora quien es Spielberg, todo aquel que merece algo de respeto sabe quien es y ha visto alguna vez alguna de sus películas las cuales, en muchas casos, forman parte intrínseca de nuestras vidas.
Y después de 42 años ejerciendo como cineasta, los mismos que han pasado desde que Coppola dirigiese 'El padrino', Spielberg sigue estando ahí, al pie del cañon como el primer día y sin un desgaste de su genio y ambiciones creativas convirtiendo cada película en eso mismo, en una película y no en un eco del pasado aunque, argumentalmente, 'Lincoln' sea eso mismo, un eco del pasado que sin embargo nos sirve en bandeja de plata una excelsa, impoluta e imperecedera lectura del mundo de la política de rabiosa actualidad, y con ello del propio mundo en el que vivimos, adoptando para ello las suaves y delicadas maneras de un thriller de suspense, como si la densidad fuera sólo una ilusión, y dando sentido a aquel dicho que decía que la pluma es más fuerte que la espada. O como convertir un entrecot en un aperitivo apto incluso para espectadores a régimen.
Este 'Lincoln' se ha hecho esperar muchos años, tantos o más como también se hizo esperar 'La lista de Schindler', la para muchos su mejor película y la cual yo aún sigo esperando pues no he tenido el placer de ver... porque me niego, que soy cabezón y encima aragonés, a descubrirla en la pequeñez de cualquier aparato doméstico y más después de haber tenido el honor de haber disfrutado, en presencia de mis babas incluidas en el precio de la entrada, de reposiciones a lo grande de 'Tiburón' o 'E.T., el extraterrestre'... y si me viesen ahora, rememorando aquellas experiencias, verían los pelos de mis brazos (y de lo que no son mis brazos) de punta. Al igual que en aquel entonces, al igual que con el filme protagonizado por Liam Neeson, la espera no ha sido en valde y a merecido la pena porque Spielberg, y esta sí he tenido la oportunidad de verla como Dios manda en su momento y a la primera, nos regala una de sus películas más completas y robustas en 42 años de brillante carrera, si bien y a diferencia de otros de sus otros grandes filmes este puede tardar más en mostrar su grandeza al no ser tan innata e intuitiva como la que habita bajo el sombrero de por ejemplo Indiana Jones... la trilogía, punto.
Porque este Spielberg, genio y figura como Lincoln hasta la sepultura, es el mismo de filmes como 'El color púrpura', 'El imperio del sol' o 'Munich', el que aparca el gran espectáculo para centrarse en las personas que habitan dentro de ese gran espectáculo, el que se despoja de su ego para narrar sin excesos ya sean visuales, emocionales o de la tan temida índole patriótica tan afín a este tipo de filmes, sin caer además en los errores de 'Always (Para siempre)' o 'Amistad', las excepciones que vienen a confirmar la regla de un director que rara vez ofrece algo carente de interés.
Con 'Lincoln' Spielberg, confirmando su buen momento tras otras dos imprescindibles como 'War Horse (Caballo de batalla)' y 'Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio', vuelve a demostrar que no sólo es un muy buen director que sabe rodearse de excelentes colaboradores, ya se llamen John Williams, Michael Kahn o Daniel Day Lewis (quienes cumplen con la maestría que de ellos se espera), sino que además es un director muy inteligente capaz de interpretar perfectamente el material que tiene entre manos. En ese sentido y sin dejar de ser un filme en el que se reconoce continuamente la mano de Spielberg, para la ocasión el cineasta de 66 años -que de ser Tarantino ya se habría retirado- se rinde al filme en vez de rendir el filme a sus pies, reduciendo a lo mínimo imprescindible sus artimañas como realizador para dejar que las palabras de Tony Kushner cobren vida a través de un no menos excelente plantel de actores repleto de caras conocidas, aunque sean de presencia tan anecdótica como las de Dane DeHaan o Lukas Haas.
La grandeza de 'Lincoln', personaje al que igualmente rinde a los pies de un filme que tampoco deja de ser un retrato fascinante de su persona, reside en la servidumbre que Spielberg demuestra ante la obra y el público para, con sencillez, pulcritud y humildad, e incluso discreción y mucha capacidad de síntesis aún a pesar de dos horas y media de un metraje que se pasan en el mismo suspiro de cuando uno encadenada episodio tras episodio de su serie favorita, ejercer de aquello por lo que en teoría cobra un director, de narrador, de intermediario, de cronista, dejando el brillo en manos de los puntuales excesos de la fotografía de Janusz Kaminski o arrinconándolo en su epílogo, prácticamente la única concesión a la emotividad que pueda servir, no obstante, de tributo a una de las grandes figuras de la cultura norteamericana, tampoco lo olvidemos.
Igual que se dice que los ojos de una persona son el reflejo del alma el cartel de una película debería de ser el reflejo de una película. Miren con atención el cartel de 'Lincoln': Sobrio, sencillo, diáfano, pulcro, elegante... con ese Lincoln con mayúsculas QUE ES Daniel Day-Lewis de perfil y en blanco y negro, detalles más que importantes que en parte le dotan de esa belleza. Y así es 'Lincoln', un filme que convierte las palabras en cine y el cine en toda una lección. Quien lea estas líneas puede entender que hay cierto resquemor hacia la figura de su hoy rival Tarantino, y lo cierto es que no es mi intención si bien tras sus tres primeras películas, y aun siendo su cine tan particular como necesario, creo que se ha convertido en un niño mimado jugando a ser cineasta que necesita de un papa/productor que le reconduzca hacia la maestría demostrada en 'Pulp Fiction', de ahí los excesos de por otro lado, lo dicho, sus más que divertidas y suficientemente satisfactorias películas.
Quien avisa no es traidor y si tiene su legión de fans por algo es... de la misma manera que por algo Spielberg, el cineasta, lleva 42 años ejerciendo como el verdadero Rey del Mundo por mucho que le pueda doler al orgullo de James Cameron. Y 'Lincoln' confirma que aún nos queda mucho Spielberg por delante, de que es de los que morirán con las botas puestas como Lincoln y por suerte especialmente para quien guste de su cine, he aquí que me declaro culpable, y a quien baste decir "es una película de Spielberg" para saber que tiene una cita ineludible, una cita con el cine y en mayúsculas. Cada uno tiene sus vicios, a cada cual con ellos, pero es que algunos son maravillosos.
Nota: 8.5
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Spoiler
Spoiler
Un biopic sobre el que probablemente la nación americana tenga como uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos de toda la historia y sobre un personaje que todo el mundo, sin excepción, conoce y cerciora como uno de los hombres más importantes de todos los tiempos, dirigido además por Steven Spielberg, un director cuyo nombre ya te hace levantar la mirada al ser pronunciado, y caracterizado por Daniel Day-Lewis, del que ahora es mejor no hablar por el hecho de currarse la crítica, que es lo que estoy intentando hacer, tiene todo los visos para ser una obra maestra y una película de culto que cale hondo en la historia del séptimo arte y sea revisionada una y otra vez sin ningún tipo de aborrecimiento o pasotismo. Eso es lo que parece a simple vista.
Pero en el fondo no es nada de eso. No es un obra maestra, pero sí una buena película. No es un film de culto, pero sí que asomará la cabeza en un futuro cuando se eche un vistazo atrás en el tiempo o cuando se haga memoria. Y tampoco aburrirá o se aborrecerá sus constantes revisionados, pero tampoco será una de nuestras primeras opciones cuando se nos antoje rememorar buenas películas y refrescar nuestro recuerdo de ella. "Lincoln" es un excelente trabajo de documentación y de historia, con muchísimo contenido cultural y social americano (Aviso para navegantes; el que sepa poco de historia y cultura americana se perderá mucho, pero mucho mucho). La Guerra de Secesión, la Decimotercera Enmienda o la abolición de la esclavitud son temas tratados durante todo el metraje con un conocimiento matemático que se podría calificar hasta de testimonial (parece que Spielberg vivió aquello de primera mano).
Es un flujo constante de jerarquía del presidente Lincoln, un intento constante de búsqueda de la libertad de los oprimidos, de la colaboración del grupo opositor y ,por ende de la unidad entre partidos, y una magnífica recreación de la América del siglo XIX. La escena de la votación, quizá el punto donde la película despegue del todo para llevarse al espectador convencido del todo o lo deje por imposible en el sillón, es pura magia, pura intriga y auténtico suspense. Spielberg rueda los planos en tensión con una suficiencia pasmosa, con magníficos angulos que captan hasta la más mínima luz que pueda alentar el pensamiento del espectador de una u otra forma mientras observa la escena, y con la música de John Williams adornando el espectáculo de una manera prodigiosa. El "The People´s House" es sin lugar a dudas uno de los mejores temas para película que unos oídos han podido escuchar en muchos años".
Pero lo que escapa a cualquier análisis y debe quedar fuera de toda crítica de la película es la actuación, si se quiere seguir utilizando ese término, de Daniel Day-Lewis como Abraham Lincoln. Lo de actuación va porque no actúa; él es Lincoln. Él anda como Lincoln, él se sienta como Lincoln, él mira como Lincoln, él agita las manos como Lincoln, él se enfada como Lincoln y él es Abraham Lincoln. Incluso cuenta las anécdotas tan increíbles que según el testimonio de muchos tras el paso de los años le gustaba contar al Presidente. Ya no es el parecido físico, porque es innegable que es idéntico, sino la naturaleza de su caracterización. Parece mentira que estuviese año y medio para buscar el tono y la voz rota del propio Lincoln y que sufriese dolores insoportables en los tobillos para imitar su forma torpe y cansada de andar. Hay que exagerar. Daniel Day-Lewis es de los mejores (el mejor) actores vivos que existen, sin ningún género de dudas.
"Lincoln" es una película que no defrauda si se quiere disfrutar del regalo divino en forma de actor que es Daniel Day-Lewis, que no contenta del todo si se quiere seguir alucinando con la mano de un director consagradísimo como es Steven Spielberg, que enamora si se quiere oír una música presidencial, épica y con evidentes tintes de historia americana como la que aporta John Williams, y que incomoda en su transcurso argumental al espectador ignorante en historia americana por el mero de hecho de contar lo que pasó, pero quizá esto no sea culpa de "Lincoln" o de Spielberg, sino de ti, que fuíste al cine sin saber quién se enfrentó en la Guerra de Secesión, sin saber que fue la Decimotercera Enmienda, o sin saber lo grande que fue Abraham Lincoln, aunque esto último, si no lo sabes, sí que es culpa tuya seguro.
That´s what I say
En este caso, no es como las películas anteriores. 'Lincoln' es un film de buen acabado visual e interpretativo (no solo Daniel Day-Lewis está muy bien como Abe Lincoln, sino que el resto del reparto tampoco le va a la zaga, destacando a Sally Field y Tommy Lee Jones), pero se queda en una película simplemente entretenida que ayuda a aprender un poco sobre historia (otra cosa es cuanto grado de realidad haya en este tipo de películas, que siempre es discutible) y a ver a grandes talentos del cine contemporáneo dando puras interpretaciones, como quien va a un teatro.
Eso sí, a ratos se ve alguna escena llamativa como cuando Lincoln toma el control de la escena hablando con su gabinete o contando anécdotas (impagable la del cuadro de George Washington en el baño), la escena de Tommy Lee Jones después de la votación llevándose el papel que certifica la votación para su amada o cuando Mary Todd y Lincoln discuten descubriéndonos aspectos de su pasado. Quitando esos momentos, el resto, como he dicho, no pasa del entretenimiento mientras se contempla una gran fotografía.
Es lógico que siendo un íntimo retrato de una de las figuras históricas de mayor relevancia se destaque por la enorme caracterización hecha por parte de Day-Lewis, pero ello no impide que otros miembros del reparto como Sally Field o Tommy Lee Jones luzcan igualmente gozando de mayor protagonismo y relevancia del que tu pareces concederles.
Además la fuerza del relato recae en gran medida en el proceso legislativo para la aprobación de la XIII enmienda con todo lo que ello suponía, en ese aspecto encuentro muy acertada la dirección de Spielberg tanto en la puesta en escena como en unos diálogos que nos acercan al contexto de una manera mas amena de lo que cabría esperar, aunque por lo que veo parece que no todos lo encontráis igual de interesante.
Con el segundo, es lo que digo en la crítica en definitiva.
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