No siempre se tiene la oportunidad de poder ver una película dos veces antes de volcar en un papel tu opinión sobre ella, de poder contrastar con uno mismo una primera impresión que no siempre tiene por qué ser justa para nadie, especialmente si esta ha tenido lugar dentro del marco de un festival en donde la aglomeración de películas, cansancio y habladurías pueden no ser los mejores aliados para forjar una opinión realmente decente sobre cualquier cosa. El tiempo, siempre el tiempo, ni mucho ni poco, y nunca llueve al gusto de todos. Tuve la oportunidad de ver por primera vez 'Beasts of the Southern Wild' el pasado mes de octubre durante el penúltimo día del Festival de Sitges; más de tres meses después y hace menos de 12 horas he tenido la oportunidad de concederle una reválida, y con ello poner a prueba mis propias palabras; de una vez ya prevenido sobre su contenido, libre de expectativas u opiniones ajenas, ratificar una opinión, la mía, que no albergue dudas... especialmente a mí mismo.Todo el mundo ha sentido alguna vez la sensación de sentirse deshubicado respecto a una película, desahuciado ante una opinión que a tu alrededor pocos parecen compartir. Quien no ha visto como, incrédulo, se ensalzaba a su alrededor algún filme que considera mediocre, sin vuelta de hoja, en detrimento de otros casi lo menos que repudiados ante los que ha construído un credo de obligada reverencia. Sin caer en ningún extremo algo así me ocurrió con 'Beasts of the Southern Wild', un bien a secas con el que algunos me señalaban para poner en duda mi criterio. Y lo cierto es que no siempre los que hacen más ruido tienen razón como no siempre se trata de tener razón: la razón, o más bien querer tenerla, a menudo es el camino hacia la locura... y si esta frase no es de nadie, me la pido. Sobre gustos no hay nada no escrito, y si hay quien quiere vivir como lo que el resto de la humanidad, enganchada a esas comodidades que tanto daño han hecho a nuestra ética, consideraría vivir en plena inmundicia como despojos humanos, sin recibir prácticamente ningún tipo de atención civilizada, lo cierto es que allá ellos: mientras sea una elección voluntaria no hay razón que valga más que tu propia razón, ya sea de cosecha propia o heredada a través de la sangre como le ocurre a Hushpuppy, la pequeña protagonista retratada en el debut de Benh Zeitlin, una especie de versión extendida de su corto de 2008 'Glory at Sea'.
Una oportunidad puede ser como la suerte, buena o mala, depende del saldo que arroje la misma para descubrir su cariz. Y en parte esa es la gracia de la vida, que nunca sabes que hay a continuación... bueno, casi nunca aunque igualmente al final nos hagamos los sorprendidos, por si acaso. Esta misma mañana he tenido la oportunidad de ver por segunda vez y ya bajo su título en castellano 'Bestias del sur salvaje'. Para salir de dudas con la promesa de antaño que ahora es una realidad nominada al Oscar; para saber si cuando la ví por primera vez fuí realmente justo con ella a la hora de escribir, y me cito textualmente, que era una
"Correcta y convincente produccion independiente. De haber dejado algo de dinero para ese tripode que le hubiera ayudado a quitar el olorcillo a indie prepotente, entre otras cosas, mejor. Aún asi no esta nada mal, si bien si alguien tuvo los mismisimos de decir que al final se le habia pitado a 'The Lords of Salem' se podria decir que hoy la gente se ha reido. En fin, apreciable, se deja ver". O lo que es lo mismo, una película de cierta categoría y empaque pero igualmente de usar y tirar, tan fácil de ver como potencialmente olvidable a largo plazo a pesar de los gritos de la joven Quvenzhané Wallis y ciertos valores de producción.
Eso era mi opinión en aquel entonces... y ahora, después de verla por segunda vez, la ratifico letra por letra salvo la mención a la inclasificable 'The Lords of Salem'; las cosas como son, la cinta es un drama que no hace ni pizca de gracia aunque la mencionada Wallis pueda hacerse, sin duda, con la simpatía del respetable. Al final esta oportunidad en particular, experimento con gaseosa si se prefiere, ni me ha salido "buena" ni me ha salido "mala", simplemente ha surgido así, tercera opción para dar cabida a una de tantas cosas que pasan o simplemente son así... más o menos lo mismo que esta película, ahora convertida en la cenicienta de los Oscar y ensalzada por unos que me hacían creer valgame Dios que estaba equivocado, abandonado a mi suerte a la hora de no ver lo mismo que ellos. Sin embargo este segundo visionado no me ha dejado ápice alguno de duda: 'Bestias del sur salvaje' se ve, pero ni termina de disfrutarse ni apenas se padece en ningún momento; un punto intermedio que puede resultar tan interesante como alcance a ser el gusto de cada espectador en particular. Porque no voy a intentar imponer mi razón, me vale con hablar de esta "fierecilla silvestre" y que a partir de ahí cada cual lo interprete como quiera, si bien permitanme añadirle un matiz: casi he hablado más de mí que de la película. Porque la película bien, gracias, como si se la hubiera llevado la corriente. Y a otra cosa.
Nota:
6.5
por Juan Pairet Iglesias
Es increíble lo que se puede hacer con tan poco. La historia de esta niñita que recorre un camino iniciático para superar sus miedos y comprender el mundo a su alrededor logra levantar más emociones que otras superproducciones con grandes actores y mucho dinero. Es además una de las cintas que aborda el tema de la naturaleza y su contacto con la civilización con más madurez y realismo que yo haya visto al menos (en realidad eso no es gran cosa, por ahora).
La naturaleza se nos presenta en toda su crudeza, sin sentimentalismos ni concesiones, mostrándonos constantemente imágenes y situaciones que nos chocan. Pero a fin de cuentas esa es la idea, pues nosotros estamos del otro lado del dique.
Una película fenomenal, contundentemente actuada y brillantemente narrada, con la cual a más de uno se le vendrá a la cabeza El Arbol de la Vida.
8
De las que están para el Óscar (faltándome ver Lincoln, Zero Dark Thirty y El Lado bueno de las cosas), es la única que se le acerca a Amour.
La película de un desconocido Benh Zeitlin y de también desconocido reparto, empezó a sonar desde que ganara en Sundance, acumulando a partir de entonces premios y nominaciones, que han hecho que muchos se interesen por ella, más aún siendo de las finalistas en la carrera por el galardón a mejor película en los Oscars.
Personalmente con esta ya las he visto todas y siendo un gran año con muchas películas que no me molestaría que lo ganaran, esta me ha parecido de las más flojas. El planteamiento es atrayente, situándonos en unos suburbios pantanosos alejados de la civilicación donde conviven adultos y niños sin las restricciones y obligaciones de la sociedad, sobreviviendo como pueden y viviendo el día a día como una fiesta, a despensas de que cualquier día por una tormenta o el deshielo (en el que además quedaron congeladas unas criaturas prehistóricas) los sepulte bajo el agua. Sobre el papel, es una historia de un grupo de vagabundos y alcohólicos malviviendo sin bienes de primera necesidad ni cosas tan básicas como el higiene y más habiendo niños. Mezclados entre animales, viviendo como tales, la película se centra en una niña y como vive ella su día a día, con un padre enfermo que a veces la ama, otras veces la desprecia, con una madre desaparecida y con su ilusioria y fantasiosa imagen del mundo que la rodea.
La película me recuerda salvando las distancias (y que esta que nos ocupa se me ha hecho más soportable) a Donde viven los monstruos con como digo una premisa original y una supuesta poesía narrativa y con detalles de trasfondo que no sabe exponer, ejecutar o con los que servidor no ha sabido conectar. Igual es simplificar demasiado pero salvo algunas escenas puntuales bastante potentes y una gran fotografía y BSO, la película es un correcalles de mugre y gritos. Sorprende además la nominación de Quvenzhané Wallis que sin resultarme insoportable como a muchos, aporta más como voz en off en el relato que con su presencia en pantalla que se limita a ir con la misma cara de cabreada el 90% de las escenas.
Por lo que pudo ser y no fue o por lo que yo no supe verle, se queda con un aprobado raspado.
Gran papel de Quvenzhané Wallis, aunque su comportamiento es algo irracional para una niña de su edad (¡demasiada frustración!). Especialmente a la hora de mostrar esa química con su padre, base fundamental de la película y donde no terminó de convencerme. Sus mejores momentos son esos en los que escucha el latido del corazón de distintas criaturas.
Técnicamente es bastante buena, especialmente en lo referente a su fotografía. Y muy buena también su banda sonora, música simple pero profunda.
Concluyendo. Hay cosas disfrutables, aunque el mensaje es entendible pero no convincente.
Nota: 6.
Por otra parte, hay algo que me ha irritado muchísimo durante todo el metraje y es la dirección de Benh Zeitlin. ¿Realmente hacía falta mover tanto la cámara? Me ha resultado exageradamente molesto y no me ha metido en la historia, más bien me ha sacado de ella. Una historia interesante y poco convencional de supervivencia que se pierde cuando empieza con los sentimentalismos y las reflexiones filosóficas de la niña que no se cree ni ella misma que esté pensando ese tipo de cosas. Algunas son interesantes, otras me han parecido ridículas, pero sean como sean cuesta mucho de creer que una niña de una edad tan baja sea capaz de pensar de esa forma y de asimilar todo lo que pasa a su alrededor. No le pondría ninguna pega si no intentara ser una película cruda y realista, pero es que así es, por mucho que al final nos intenten colar con calzador que es un film con toques de fantasía. En ciertos momentos la historia goza de escenas muy bellas gracias a la buena fotografía de Ben Richardson pero no es suficiente para enamorarme visualmente y olvidarme del resto.
También tiene sus cosas buenas, por supuesto. La banda sonora es preciosa y la interpretación de Quvenzhané Wallis es muy buena y, sobre todo, sorprendente. A veces parece que tenga más años de los que realmente tiene, una actuación muy madura para una niña de 9 años. Podía haber resultado repelente a más no poder pero no, aunque no ha conseguido que la vea como el entrañable personaje al que se le coge cariño desde el primer momento, sí es una de las razones por las que he seguido viendo la película. Como digo más arriba, hay momentos muy bonitos y tiernos contrarrestados por otros crudos y realistas que no hacen más que recordarnos la seriedad y el realismo con el que el director quiere que veamos su largometraje, a veces muy acertados, pero que va a ratos.
De ritmo lento y constante, se me ha hecho un poco larga para los 90 minutos que dura. Sinceramente me esperaba mucho más de ella, después de recibir tan buenas críticas, como mínimo que despertara alguna emoción en mi, pero eso no ha sido posible. No es mala, pero no he conectado con ella.
Un 4.