'El lado bueno de las cosas' - El valor de un nombre
¿Cuánto vale el nombre de los Weinstein? Los Weinstein son especialistas en colar sus producciones en la temporada de premios salvo, al menos, aquellas en que la calidad de las mismas no alcanza para dar el pego, caso de aquel descalabro llamado 'Nine' (por la que siguen pagando de su bolsillo), o aquellas que no han tenido la suerte de caer en gracia, caso de 'Mátalos suavemente' (y que tan suavemente ha pasado por la cartelera). Con 'El lado bueno de las cosas' se hace patente que a menudo no es tanto el producto en sí mismo como de la mano de quien nos llega, haciendo valer más el nombre que los resultados... aunque alguna vez vayan de la mano, caso de Tarantino por ejemplo aunque no en este caso. Pero no, no es porque sea una mala película, para nada si bien he empleado el término "producto" de forma premeditada. Es porque aún siendo una buena producción, de fácil visionado y aún mejor digestión, la etiqueta bajo la que nos llega de gran película le queda, efectivamente, muy grande, haciéndonos creer que estamos ante un cinco jotas cuando en realidad, para el caso, es como si viniera cortada en lonchas y embasado en un blister apto para el consumo de mileuristas (como un servidor).
Al margen de que se note la mano de los Weinstein a la hora de situar el filme en el mercado, suerte por ejemplo que no ha tenido un filme bastante más interesante como 'Siete psicópatas' -por nombrar uno solo-, 'El lado bueno de las cosas' empieza muy bien, tanto que incluso se podría decir que su brillante arranque se convierte en su principal problema al situar el listón tan alto que, una vez el filme se confía mediado su metraje, cuando decide pedir la cuenta y activar el piloto automático, se hace demasiado palpable su progresivo declive camino de un final rutinario y sin brillo con el que uno, recordemos por enésima vez, se despide de un dulce moderadamente amargo que termina por provocar cierta y relativa acidez. Y es que el nuevo trabajo de David O. Russell, convertido ahora en el ojito derecho de la misma industria que le señaló como "l'enfant terrible" (filme maldito -'Nailed'- incluido), parte de una premisa excelente que se diluye en perjuicio del más castigado, anodido y aséptico género al que una industria ha metido mano, la comedia romántica, versión cámara en mano y sonido alternativo.
'El lado bueno de las cosas', una más que sumar a la cada vez más larga lista de títulos en apariencia independientes pero de espíritu netamente comercial (y ansia Made In Weinstein de sumar galardones para la colección), amaga con sorprendernos con lo que sería un auténtico filme en cuerpo y alma, desarrollando durante los primeros compases una comedia mordaz, ácida y divertida sobre un individuo, un excelente Bradley Cooper que logra hacernos olvidar que es Bradley Cooper, con problemas para controlar su ira y relacionarse con quienes le rodean, especialmente con un Robert De Niro -su padre- de vuelta al trabajo. Luego aparece por ahí Jennifer Lawrence, personaje cuya vigorosa y muy prometedora irrupción termina por apaciguar, adormecer y reconducir la trama por los derroteros habituales de todo producto mainstream al uso con la excusa, muy oportuna, de que al protagonista no le queda otra que "ver el lado bueno de las cosas"... o lo que es lo mismo, que una vez el relato toma el cauce habitual del nadar y guardar la ropa este, antes interesante, enérgico e impredecible pasa a ser un tanto predecible, monótono... y aburrido.
Esto de por sí no tendría por qué ser objeto de desprecio ni de rechazo, como comedia romántica good feeling cumple con buena letra y suficiente solvencia incluso para dar la cara en nombre tanto del género como de la industria que la respalda, una especie de 'Si de verdad quieres...' de apariencia indie pero resultados igualmente válidos. En ese sentido cabe y se puede disfrutar de 'El lado bueno de las cosas' como si de un filme amable y simpático fuera, con la misma capacidad efímera para emocionar de un anuncio de compresas y visionable en cualquier momento, ya sea para un roto como para un descosido. Al fin y al cabo, si se trata de una apología de un eslogan de Coca-Cola, ¿por qué no ser positivos... hasta cierto punto? Porque ver el lado bueno de las cosas no significa dejar de ser consciente de las limitaciones "de esas mismas cosas", y a pesar de un reparto de prestaciones muy por encima de la media, un director capacitado para mantener los excesos a raya y un distribuidor con buena mano para envolver los paquetes, 'El lado bueno de las cosas' no deja de ser una "peliculilla", entre comillas, a mayor gloria del nombre (y el orgullo) de los Weinstein.
Nota: 6.75
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
¿Mainstream? Eres radical Iker.
Radical, puede, mainstream seguro. Salvo contadas excepciones. Pásate por el hilo de SLP y mira que le di un 5. Aquí el que parece hater. Pero decir que sus primeros 25 minutos son mejores que el resto no es nada malo.
Pasado la conversación directamente al hilo.
Pd. coincido con Iker por cierto (como se puede leer al principio del hilo), si bien las segunda mitad de la película no me parece mala. Pero el bajón respecto a la primera si "mata" buena parte de su encanto como comedia romántica ligera.
De acuerdo con esto, como ha dicho wancho aquí arriba.
Y gracias por la recomendación, ya te diré de aquí a dos años si me ha gustado o no (que la lista de espera es muy larga jaja)