Como ya lo fuera la reciente 'El exótico hotel Marigold', la nueva película del director de 'El diablo viste de Prada' o 'Una pareja de tres' es una más que solvente y simpática producción que cumple perfectamente con sus propósitos como película y con sus expectativas como producto, y que funciona allí en donde tiene que funcionar y a la manera en que tiene que funcionar. 'Si de verdad quieres...', oportuno título que bien les podría servir de proclama a los merodeadores de edificios públicos, es lo que vendría a ser una película "de estudio" destinada principalmente al público "maduro" cuya temática intrínsecamente relacionada con la edad, la conquista de una especie de segunda juventud, es tan simple como todo lo honrado que cabe albergar dentro de una producción enlatada.'Si de verdad quieres...' gira en torno a una pareja que después de 31 años compartiendo una rutinaria, anodina y monótona existencia se replantea hacia donde van sus vidas cuando, en teoría, próxima la jubilación del marido y con sus descendientes ya emancipados, estas ya no van hacia ningún lado en particular que encamine sus pasos. Ella es Meryl Streep, él es Tommy Lee Jones, a los dos les dirige David Frankel, uno de los en apariencia más competentes (o afortunados) asalariados que Hollywood tiene en nómina para ejercer como directores. ¿Algo más que añadir? No mucho, la verdad, pues este simpático y previsible drama con toques de humor de tono amable, maneras educadas y desarrollo pragmático es casi todo lo que aparenta ser, un casi que será reafirmado en el último párrafo si es que aún siguen con nosotros para entonces.
'Si de verdad quieres...', principalmente, demuestra que Hollywood, o para el caso cualquier industria, cuando de verdad quiere puede y es capaz de fabricar producciones, o productos, que escapen a su condición de cine comercial, u objetos, para convertirse simplemente en películas, o en algo por lo que merezca la pena pagar. Y esta reflexión, sin desmerecer para nada al producto que la genera, es posiblemente lo más interesante que puede ofrecer más allá de la eficiencia de sus bien llevados (y muy conservadores) 100 minutos de metraje. ¿Por qué a 'Si de verdad quieres...' podemos considerarla una buena película? ¿Tal vez porque en ella podemos encontrar lo que parece ser una historia, lo que parecen ser unos personajes, lo que parecen ser unos sentimientos? ¿Tal vez porque el hecho de que sea una película destinada al público adulto hacen de ella una producción... mínimamente seria?
Sentido común, me aconsejó hace ya muchos años una profesora como la mejor arma con la que enfrentarse a cualquier problema. Y 'Si de verdad quieres...' hace gala de este sentido común para reafirmarse como algo más que un producto... aunque no deje de serlo, no se complique para nada la vida ni explore más que lo justo de sus posibilidades. Prueba de ello, de su sentido común, es que deja que su reparto le haga un gran favor al contar con dos nombres como los de Meryl Streep, fantástica como siempre y con un timing para la comedia envidiable, y Tommy Lee Jones, quien repite en ese papel de gruñón cascarrabias de buen corazón que siempre borda. La química entre ambos es innegable, su saber estar incuestionable y su eficacia en pantalla indudable, ya sea cuando les toca jugar en solitario, ya sea en pareja o incluso en grupo en aquellas escenas que comparten con el por otro lado muy desaprovechado (y soso) Steve Carell, único secundario cuya presencia no resulta anecdótica por más que no se mueva de su silla ni para mear.
"Vuélvete a enamorar..." reza su promoción, ¿acaso alguien duda su origen y destino? 'Si de verdad quieres...' es una de esas producciones que destacan por su aparente facilidad para conectar con el público, para generar toda una inercia emocional que permite reaccionar en consonancia y que uno, dicho de forma coloquial, recomendaría particularmente a sus padres. Puede que no sea una gran película, que esté más próxima al plástico que a la carne, que de entre tantas y tantas películas que se estrenan nos sea difícil recordar su nombre si no es con una pequeña ayuda; nada relevante sin embargo que impida disfrutar de su excelsa corrección apta para todo tipo de ambiciones. El pero, si acaso, y ahora es cuando recuperamos el casi del segundo párrafo, es que se la venda como una divertida comedia romántica para adultos cuando en realidad es más un simpático drama con toques de humor... que no es lo mismo si bien, para el caso, será una circunstancia que no impedirá que salgamos de la sala con una sonrisa cómplice (aunque sea durante sus créditos).
Nota:
6.5
Por Juan Pairet Iglesias
Meryl Streep lleva casada con Tommy Lee Jones 31 años y han caido en la para algunos inevitable y para otros salvable, rutina. Ella es una mujer dulce y tranquila que no parece contentarse con la situación y quiere que su matrimonio sea uno de verdad y no uno donde pasan los días sin apenas hablar. Para ello reserva unas vacaciones que incluyen una terapia intensiva de pareja a manos de Steve Carell (en un papel serio, aunque por al costumbre servidor esperaba que en cualquier momento pusiera carasas). El marido es reticente a ello pero acaba yendo aunque parezca que él lleve mejor la situación de su matrimonio tras una coraza de viejo refunfuñón que le habría hecho sentirse orgulloso a Walter Matheus.
La terapia que intenta arreglar su matrimonio trata sin tapujos las intimidades que les han conducido a esa situación, incluyendo las sexuales, lo que da pie a situaciones muy divertidas. La película aparte de terapeuta es un más que agradable ejercicio de entretenimiento que aunque parezca mentira por los elementos mencionados, no es una más del género ni resulta tópica. Esto es en gran parte a la total complicidad y química de la pareja protagonista con gestos, diálogos y reacciones propios de dos monstruos de la interpretación. De hecho creo que deberían hacer una categoría en la gala de galas que fuera "Oscar Meryl Streep" porque lo merece cada año y así no habría problemas de que se lo negaran injustamente por no ser repetitivos y tampoco se enfadarían las otras candidatas.
De todos modos y aunque no sea una del montón, tampoco deja gran huella aunque pocas cosas negativas se le puedan sacar como por ejemplo una BSO que no es que la estropee pero no ayuda irrumpiendo en ocasiones con fuerte volúmen y con canciones que no acaban de venirle bien a la escena. Sumando todo, nos queda una cinta que es practicamente acierto seguro a la hora de recomendarla por si ternura, simpatía y con personajes que aparte de las interpretaciones que tienen detrás, resultan muy cercanos y es fácil conectar con ellos.
Nota: 6'5
Pero hablemos de cine... Cualquier película donde aparezca Meryl Streep ya vale la pena, pero es que en ésta está inconmensurable. Su papel, de una bondad infinita se hace querer, y para colmo su acompañante, el gruñón Tommy Lee Jones, no le va a la zaga. Ambos nos dejan unas sesiones de terapia memorables donde nos muestran la simpleza y a su vez grandeza de la humanidad.
Creo que es una película que te hace disfrutar, especialmente a esa parte de amantes del cine (mayores de 55-60 años) que en algún momento pueden sentirse algo "abandonados".
En resumidas cuentas me dejó buen sabor de boca. Nota: 7.