Uno de los títulos más señalados de la última edición de Sitges fue sin duda 'The Lords of Salem', el cual sobresalió de entre toda la morralla que se nos sirvió, en bandeja de plata y por el ya lejano mes de octubre, como el gran WTF! del festival. Por méritos propios. Con orgullo. Y a mucha honra. En un certamen en el que la fauna que por allí se congrega es capaz de recibir con las gargantas abiertas y las palmas al viento cualquier subproducto sin cargo de conciencia alguno, la nueva película de Rob Zombie fue capaz de permitir que el silencio se apoderase durante unos instantes de un recinto de más de 1.000 butacas, unos instantes que evidenciaron que los allí presentes, patidifusos, no sabían muy bien como encajar lo que acaban de presenciar. Porque 'The Lords of Salem' es un filme tan maravillosamente desconcertante... como jodidamente único. Dejando claro desde el principio que se trata de una producción que en plena generación sms resulta complicada de etiquetar, 'The Lords of Salem' vendría a ser la máxima expresión del cine de autor en el más puro y estricto sentido del término, el de una obra tan personal e intransferible como puede ser el ADN... y como ya lo eran por momentos 'La casa de los 1000 cadáveres' o 'Halloween II'. No es una película de terror, es... un filme distinto, y tan único como otras del estilo a 'Holy Motors' que a su lado parecen convencionales. Rob Zombie elabora una especie de "Que os jodan" que pervierte buena parte de los convencionalismos habituales del género, el medio y la ética, atentando particularmente contra el acomodamiento, la paciencia y la educación de un espectador al que se aconseja, encarecidamente, acudir con una voluntad tan abierta como le sea posible... si es que quiere tener alguna oportunidad de sobrevivir a una experiencia, lo dicho, tan personalísima que no es para nada apta para el consumo gratuito del grueso de una humanidad que la tildará, sin vergüenza o reparo alguno, de estupidez potencialmente irritante.
Y con razón, nadie les puede culpar, y las cosas como son como tantos son los cojones -me perdonen la vulgaridad- que ha tenido Zombie para cascarse un proyecto tan singular, tan psicótico, tan desconcertante. Y a la vez tan excepcional, tan sugestivo, tan reivindicable. Y más aún si atendemos a la re-lectura que ofrecen su epílogo y créditos finales. 'The Lords of Salem' es, desde su propia concepción como una mera posibilidad en la perturbadora imaginación de Zombie, una extravagante y perversa obra de arte nacida para la polémica. Algo grotesca. A todas luces excesiva. Visceral. Y un tanto ridícula, también. Sin prejuicios y a corazón abierto: se hace patente que Zombie prácticamente ha esculpido su alma en esta especie de terapeútica carta de amor hacia su señora (y protagonista), Sheri Moon Zombie, en donde su lujurioso y desbocado derroche conceptual se antepone por goleada a su narrativa, convertida esta en una perra retro y caprichosa que ríete tú de las neuras de Woody Allen, y con la que Zombie viene a plasmar sus demonios personales de forma tan directa como paranoica. El cine como terapia, la terapia como show.
Pongan la película y orienten la vista hacia la cara de un espectador retrógado, sumiso y vulgar. No tendrá precio, seguro, como puedo afirmar tras un segundo visionado en el que morbosamente estuve tan atento a las reacciones de terceros. Una producción difícil y apta sólo para valientes, para espectadores de férrea voluntad y fuerte convicción (y curiosidad) cinematográfica, y sobre todo más que predispuestos a creer -aunque sólo sea a veces- en el arte por encima del mero entretenimiento. Aunque duela, aunque resulte incómodo. Aunque recomendarla sea la mayor temeridad posible y motivo de unfollow (o de simple postureo). 'The Lords of Salem' puede ser tan aberrante como deslumbrante, una alegoría ante la que hay que dejarse llevar tan a corazón abierto como quien la ha parido que, a diferencia de lo que podría pensarse, luce una soberbia y exquisita puesta en escena, repleta de icónicas imágenes (y sonidos) de gran belleza formal enmarcadas en ese tono de los 60/70 que tanto ha cultivado Zombie en todas sus películas, y entre las que 'The Lords of Salem' sobresale como la más... como la más... como la más, en todos los sentidos.
Un filme que una vez visto resulta, prácticamente, imposible de olvidar... como imposible resulta no reaccionar de alguna manera ostensible. Y ahí es donde reside su encanto, su fuerza, su interés... su peliagudo encanto. Y eso es una advertencia. Bajo la responsabilidad de cada cual.
Nota:
8
Por Juan Pairet Iglesias
Un 7 y la recomiendo bastante, sobretodo si queréis una peli de terror diferente que por momentos llega a dar terror de verdad, y que está cargada de momentos bastante fuertes, sobretodo al final.
Poco recuerdo ya las pocas películas que he visto de Rob Zombie. Esta en particular ni me había planteado verla hasta que empecé a leer algún comentario de gente con la que comparto muchas veces gustos que la ponían por las nubes, aunque también habían otros que la ponían por los suelos, contraste de impresiones que ya por si mismo resulta un aliciente. Yo me quedaré en un punto algo intermedio, más cercano a lo segundo quizá por no llegar para mi al aprobado.
La historia es sencilla, contada y vista muchas veces. El clásico relato del nacimiento del anticristo y todo el proceso previo con la elegida como madre. También se pueden ver claras referencias a clásicos como El Resplandor y su intrigante puerta al final del pasillo, escenas oníricas que podría haber filmado el mismo Lynch y sobretodo esos edificios endemoniados con poco confiables inquilinos de Polanski, recordando especialmente dentro de su famosa trilogía a por supuesto La Semilla del Diablo, al compartir además su concepto principal. Dicho así no son malas referencias, pero no acaba de cuajar en su conjunto por varios factores, empezando por una atmósfera que no te atrapa, aunque esto sea totalmente subjetivo e incluso pueda depender del momento que te coja. Y es que no se puede decir que el director y guionista no intente absorverte por ella con mucho esfuerzo y multitud de recursos pero no lo consigue. Nunca se llega a sentir mal rollo con ella y no se puede quitar de encima el olor a telefilm barato de serie B aunque tenga algún que otro momento rescatable. No ayudan tampoco sus actuaciones más que justitas. Aunque personalmente no me hayan fascinado, tampoco me han parecido en ningún momento ridículos (aunque entiendo que pueda ser de las cosas que más condene a la película para algunos) sus momentos bizarros e incluso grotescos aunque si me ha parecido un poco de grupo de adolescentes que se dejan greñas y juegan a la guija todo su satanismo barato.
No es mal intento y si da con la fórmula, puede ofrecer obras más que interesantes al género, pero esta, al menos para mi, no lo consigue y aunque tampoco sea merecido recibirá seguramente los desprecios del público en general.
Nota: 4
No entiendo esa horda de empalmados....Un 3
Por eso mismo no has entendido la película... y la culpa la tiene Iron Maiden, sin duda.