'En el corazón del mar' - La invertida vida de Pi
Partamos de la base sabiendo que ‘Moby Dick’, una de las novelas más famosas historias de todos los tiempos, es considerada una historia de ficción, pero, a diferencia de otras muchas, tuvo la base de un suceso real en la que inspirarse. Un hecho ocurrido en 1820 vivida por Thomas Nickerson –entre otros-, con una novela publicada en 1851 escrita por Herman Melville y ahora, una película reinterpretada en 2015 por Ron Howard.
Reinterpretada o, más bien, contada desde otro punto de vista. Porque si una vez el citado escritor creyó más conveniente adornar un suceso real para convertirlo en una aventura de ficción, ahora se opta por hacer exactamente todo lo contrario; contar el suceso de la forma más fiel y verídica posible. ¿Qué significa esto? Que el relato cobra otras perspectiva, mucho más humano, con un enfoque más dramático, con un reflejo de la sociedad que corría en aquel tiempo, dónde las personas pueden llegar a ser más monstruosas que el supuesto protagonista cachalote, y que éste mamífero marino sea simplemente eso, una peligrosa –y enorme, eso sí- criatura que habita en algún lugar del océano, pero sobretodo, una dura y agónica historia de supervivencia sucedida en medio de la nada. Todo esto, bajo una factura y buen hacer visual prácticamente impecable, dónde se aprecian las ganas y la buena mano del director que tenemos tras las cámaras a la hora del rodaje, consiguiendo realizar algunos planos realmente brillantes. Si a todo lo expuesto, le sumamos un reparto destacado y además, tenemos en cuenta el dato de que éste título sufrió un cambio de estreno tan grande cómo pasar de Marzo a Diciembre -un mes especialmente simbólico debido a su cercanía a la temporada de premios- todo nos conduce a pensar hacia un mismo punto.
Entonces ¿Estamos, cómo parece, ante una gran película? Aunque parezca contradictorio, su resultado resulta tan grande cómo poco satisfactorio. Y es que, al final, puede que la historia en su versión más fiel a la realidad se antoje tan interesante en la mente a la hora de pensarla cómo algo insulsa y poco más que curiosa a la práctica. Es esa grandiosidad, no del bicho marino, si no la de la propia película, la que puede ser la causante de que por muy sólida que pueda resultar ser en prácticamente todos sus apartados, se acabe sintiendo algo vacía en su empaque, con momentos de alta carga dramática en la que no llegamos a sentir lo más mínimo, o momentos de tensión u acción en las que no llegamos a ningún lado, de igual manera que acompañamos a una multitud de personajes en los que apenas se detienen a dibujar con los que resulta complicado empatizar. Completa, pero a la vez incompleta, con un producto final que en momentos concretos parece querer ser un blockbuster, ofreciendo acto seguido una muestra de que no quiere serlo, obteniendo un producto final en la que resulta tan difícil alabarla cómo castigarla. No olvidemos que en mayor o menor medida, todos conocemos ésta historia, narrada, además, de manera magnificada, razón la cuál no ayuda a ensalzar las virtudes -que las tiene- de la cinta, facilitando el ahogo por sus puntos más débiles.
Parece que mucho antes de que Ang Lee ofreciese esa moraleja final con la que interpretar la biblia con su 'vida de Pi' o de que un Tim Burton adornada las anécdotas de una vida con su 'Big Fish', el autor de la obra, Herman Menville, ya tenía claro que un buen relato podía convertirse en algo mucho más grande usando algo tan enorme cómo el poder de la imaginación.
Por Alex Martín Fernández
@fenometrix
Y efectivamente así fue. Sin llegar a entusiasmarme sí que es una historia interesante sobre una gran ballena blanca que se niega a ser víctima de un ballenero. Digamos que no es presuntuosa e intenta ser lo más realista posible, sin fantasmadas que te hagan repeler la historia. Se vuelve a demostrar que la codicia es algo que siempre ha existido en el ser humano; antes sacando el aceite de las ballenas, ahora perforando la tierra...
Ron Howard es un director que no me suele defraudar. Respecto al reparto, los dos personajes más importantes interpretados por Chris Hemsworth y Brendan Gleeson cumplen bastante bien.
Formidable enemigo. Nota: 7.