'La novia' - Federico, va por ti
No son fáciles las adaptaciones cinéfilas de clásicos literarios. Nunca lo fueron y nunca lo serán, dado que el elemento que hace triunfar al papel es la imaginación. Un aspecto poderoso, diferencial e inimitable, que lastra indirectamente al cine a la hora de representar la obra que se precie, ya que el séptimo arte cambia la imaginación por la visualidad, y en gran parte le funciona, puesto que un libro podrá tener la imaginación de una fotografía mágica, o la imaginación de una música preciosamente perpetua, pero es el cine quién la muestra de una manera real y tangible, dejando por obsoleta la imaginación. Es obvio que las sensaciones que deja un buen libro no las da una buena película, y viceversa.
Puede que Paula Ortiz, cuando decidió llevar al cine su oda particular a modo de largometraje de la novela de Lorca ‘Bodas de Sangre’, tuviese muy en cuenta este matiz entre imaginación y realidad, tanto, que su realidad es portentosa. ‘La Novia’, que así es como se llama la 2ª película de esta joven directora aragonesa, es la piel estremecida de Federico García Lorca si levantase la cabeza. Con una fotografía alucinante, de una belleza estética indescriptible (bestial trabajo de relieve de Migue Amoedo), y con una Inma Cuesta eterna que capitanea un elenco que tiene a la metáfora por bandera, la película es el mejor producto español del año y uno de los ejercicios más poéticos y bellos de este año 2015.
Proyectada en festivales otoñales, como San Sebastián o el SEFF en Sevilla, la estela que deja a su paso es de estupefacción por motivos de índole diversa y todos positivos; por no aflojar nunca en esa tensión in crescendo desde el inicio de la película, por su narración perfecta, inequívoca, clavando los tiempos de pausa y aprovechando hasta el máximo de los acelerones dramáticos, por su lenguaje tan sensible y cuidado, por sus actuaciones memorables (qué penúltima maravilla firmó Carlos Álvarez Novoa) o por su mimado trabajo fotográfico, de una paz hinchada de sentimiento contenido imposible de recoger mejor. Y lo mejor de todo, nunca hay que dejar de decirlo, es que es cine nacional, por incrédulo que se sea al saberlo.
95 minutos que regalan más que una película un recuerdo, de esos imborrables que son como citas, besos o abrazos que no se van de nuestra mente. Un recuerdo que desgarra desde el más acérrimo de los amores, que solloza y se estremece entre los parajes desérticos de la comarca de Los Monegros y que aprieta y asfixia en la bella pero sin alma región de la Capadocia turca. Una adaptación contemporánea de una de las obras más laureadas y preciadas del poeta sentimental por antonomasia, y que tiene por Inma Cuesta a la imagen y voz de uno de los más bellos y duros cuentos de Destino y romance hechos en toda la historia.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
Mi nota es un 8.
Su fotografía y su vestuario encajan como un guante.
Lo mejor, la escena del baile. Nota: 7.