'El cuerpo' - Bajo sospecha
Pocas películas dejan en manos del espectador la responsabilidad de forma tan descarada como el debut cinematográfico de Oriol Paulo, fanático devoto de un género al que le ha obsequiado con un presente digno de mención, comentario que tiene su lado bueno aunque no por ello sea necesariamente bueno... digamos que al gusto de la (mala) voluntad del consumidor. Y es que Paulo deja en manos del espectador la más simple pero fundamental elección que se requiere para afrontar el visionado de un filme: El cómo nos lo hemos de tomar. 'El cuerpo' viene a ser un thriller de suspense tan conscientemente construido sobre el filo de la navaja que sólo nos deja dos opciones: O bien tomárnosla a guasa y admirar el retorcido y portentoso castillo de naipes que es su argumento... o bien tomárnosla en serio y defenestrar el ridículo y harto tramposo artificio que es ese mismo castillo de naipes. Y es que ese ANTOLÓGICO plano en el que vemos a José Coronado haciendo ¿ruidillos? a un móvil ofrece una duda sobradamente razonable... y más que consistente.
'El cuerpo' es un juego... y como todo juego depende, principalmente, de si aceptamos jugar o no. No cabe duda de que casi nada en ella está dejado al azar, de que casi nada en ella es fortuito... de que casi nada en ella no responde a una intención muy clara (y aviesa): Jugar con el espectador, y además sin cortapisas, remordimientos o dudas. Y al precio que sea. Repito, muy importante: A cualquier precio. Sin ir más lejos sirva de modelo (o advertencia) el particular corte de pelo que luce José Coronado, una en realidad -sospechamos- nada sutil indirecta sobre las intenciones de un filme que parece tomarse tan en serio a sí mismo... que más bien se diría que hace todo lo contrario, argumento respaldado con suficiencia con la sobreactuada presencia de Belén Rueda (cuyos flashbacks están teñidos de un agrio sabor caricaturesco), y en lo que tal vez habría que abrazar como una sublimación de un concepto, el (retorcido) thriller de suspense, exprimido hasta sus consecuencias más susceptibles de dar cobijo a una temible (y enfermiza) patología.
'El cuerpo' es un filme sobradamente premeditado, consciente, orgulloso incluso de estar jugando a un juego del que conoce tan bien las normas que no pierde ni la más mínima ocasión para restregárselo al espectador. Y también, sí, es un filme inteligente... ¿por qué no? ¿por qué negarle el beneficio de la duda a tamaña pirueta argumental? Y aunque cueste verlo, y bastante, por cuanto da la sensación, a la primera (y a la segunda, y también a la tercera), de que su inteligencia proviene más por contraste, por chulería, por valentía: Por llamar tonto al espectador en vez de por ser un filme realmente inteligente, con dos cuyons (que así el corrector no me lo veta...). Porque, y ahora bien, cuando de jugar con el espectador se trata, cuando se trata de acercarse y abrazar esa fina y muy delgada línea que separa la genialidad de la tomadura de pelo, siempre se corre el riesgo de, precisamente, pasarse de frenada (o de listo) y cruzar la línea que nunca se ha de cruzar, la que induce a aquel que justifica tu existencia con su bolsillo a sentirse estafado. O el nada es lo que parece como credo, siquiera una nada que lo es todo a la vez. ¿Touché?
Y 'El cuerpo' es de esa clase de filmes que, en su entusiasmo, se pasan de listos (o de listillos) y terminan por jugársela, literalmente, al espectador. O en otras palabras, hacen del engaño que es el cine una mentira de verdad, de las que duelen y, lo dicho, dejan al espectador con cara de tonto... si han tenido a bien dejarse engatusar, claro: Recuerden la otra (y mucho más satisfactoria) opción. Cuando uno rebobina en su cabeza un filme como 'El sexto sentido', por citar uno que no necesite de gastar más palabras, uno puede comprobar como el artista anteriormente conocido como M. Night Shyamalan le ha estado engañando, como buen prestidigitador que solía ser, haciéndole creer lo que, en última estancia, es en realidad sólo una apariencia. 'El cuerpo', sin embargo, se vale de la mentira como justificación para engañar al espectador, de sacarse de la chistera un arsenal de triquiñuelas que formen un castillo de naipes siempre entretenido, y mucho, ojo, pero tan sumamente delicado y tramposo que una vez se revela como lo que es la tentación de morder la mano que te ha dado de comer se agudiza peligrosamente.
Porque 'El cuerpo' es, básicamente, la definición perfecta de lo que es un filme "de género", en este caso de un thriller de esos del "nada es lo que parece" que tantas carcajadas provoca cuando se le incluye en la promo de un telefilme barato... pues sin ser lo mismo, la reacción viene a ser la misma si tenemos a bien tomárnosla como lo que es: Un ejercicio de estilo tan radical, tan visceral, tan estilizado, tan puro, que puede resultar del todo paródico... como resulta la imagen de José Coronado haciendo algo así como ruidillos a un móvil, imagen que el compi Reporter me ha recalcado bajo pena de desprecio perpetuo que tenía que mencionar sí o sí, y que resume perfectamente la doble cara de este filme tan premeditado, sincero y respetuoso en su desvergonzado estilismo, que esta indescriptible (y turbadora) sensación del "me han estafado, si, pero también me he divertido" uno sospecha no es, para nada, casual: Que hablen de uno, aunque sea mal... se suele decir, y aunque no se haya hecho mal, en verdad. Porque 'El cuerpo' no es mala, o cuesta decirlo abiertamente: Oriol Paulo lo apuesta todo en pos de crear lo que vemos, una apuesta tan decidida y vocacional que no podemos más que abrazar con simpatía lo que no deja de ser un filme que sólo busca alguien con quien jugar...
... y lo cierto es que uno puede sentirse burlado, sí, pero no es menos cierto que en toda una mentira hay una parte de verdad: Que puede ser divertido sentirse burlado. Puede.
Nota: 3-6 / 10
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Sin duda la nota negativa se la lleva el personaje de Belen Rueda (que no la actriz en sí), personaje pésimo y que no te puedes tomártelo en serio (aunque pocas veces sale en pantalla haciendo de seria, valga la redundancia). Matizo el tema de que lo malo es su personaje y no ella: obvio, si el personaje es malo difícilmente va a ser remontable su interpretación.
Un 8.
Le daría un 5, más que nada porque no llegó a hacerse aburrida.
De como servir una venganza en un plato frío y amargo con el regusto amoral de vivir en 1ª persona el quiebro mental y físico de un alma. Me reconcilio con Hugo Silva, me subo al carro de los fans de José Coronado y de los lovers de Aura Garrido y me prometo definitivamente con el cine español. Fantástico film.
That´s what I say.