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'District 9': Xenofobia, crítica y grandes explosiones

Vía El Séptimo Arte por 10 de septiembre de 2009

Neill Blomkamp no puede negar su origen. El graduado de "Vancouver Film School's 3D Animation and Visual Effects" deja por demás patente su inclinación hacia un cine lleno de efectos visuales y un mundo fantástico que si bien encuentra en esta película un punto puro de ciencia ficción, éste se ve avasallado por el mal de este género en los últimos tiempos. Es sencillo explicarlo aquello que tenía todo para ser un nuevo clásico del género es sobrepasado y aplastado por los efectos especiales que seducen al director sin que este pueda hacer nada al respecto.

La premisa es muy interesante, tanto así que el público que asiste a verla no es el clásico de una película de ciencia ficción común y corriente (que ahora ciencia ficción se toma como sinónimo de fantasía). Un grupo de extraterrestres por ciertas circunstancias queda "varado" en nuestro planeta. Al no tener a dónde ir, empiezan a habitar en un pequeño pedazo de tierra dónde de sus iniciales un millón de habitantes, 20 años después han subido a más de 1.6 millones. Los problemas son evidentes y el conflicto no puede ser menos prometedor, la xenofobia, miedo e ignorancia de la gente queda a discreción del director y los guionistas para hacer una crítica mordaz y efectiva de la situación de los inmigrantes en cualquier parte del mundo. Y es así como el filme inicia como un documental contando todos los pormenores de esta relación interracial poco a poco dibujando a los extraterrestres muy lejos de la línea argumental clásica de E.T. Casualmente los papeles han cambiado, ya no les tememos a los alienígenas, los alienígenas nos temen a nosotros.

Poco a poco el documental se va desvaneciendo y la entrada de un personaje nuevo hace que toda la atención se vaya centrando en él y en cómo empieza a hacer conciencia de los maltratos y abusos a los cuales están siendo sometidos los alienígenas por la raza humana que no deja de rechazarlos. Evidentemente todos los males del hombre, sus vicios y valores van entrando en la comunidad alienígena acercándolos a lo que nosotros conocemos y haciendo que la denuncia sea aún más cercana y personal. El rechazo de las acciones realizadas por los malos (la raza humana) contra los indefensos (los alienígenas) es evidente y el maniqueísmo entra en escena. La trama parece demasiado compleja para este grupo de escritores y sin saber qué hacer, optan por lo más sencillo. Nadie quiere ir a pensar al cine (al menos no los que van a ver esta obra) por lo que la salida más viable y que asegurará el gusto de las masas es lo ampliamente probado, grandes explosiones, efectos sin mesura y (en pleno humor de este verano) robots transformables.

Y es así como aquel proyecto que prometía entregar más, se queda en la superficie con una infinidad de cabos sueltos. Una pena que todo ese material sea avasallado por un cine inmediato y de efectos especiales. Nunca entendemos bien que es lo que sucede y cuanto más avanzamos menos entendemos las razones de las acciones de ambas razas. No hay un conflicto real, sólo uno ficticio que poco a poco va cayendo debido a lo poco argumentado que se encuentra. Si a esto sumamos que la ciencia ficción se ve traicionada en pos de dar fluidez a la línea argumental tenemos un producto que termina no respetándose a si mismo, traicionando sus principios y sobre todo decepcionando a esa audiencia que veía todo el potencial de esta cinta y que jamás hubiera asistido si hubiera sabido que esto era una película más de grandes explosiones.

Al final, el ritmo se retoma, pero son tantas las preguntas que ante las pocas respuestas, es preferible olvidarla (o esperar la segunda parte).

por Jalex

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