Las aparentes buenas intenciones de los responsables de 'Noche de bodas' no se ven del todo redondeadas... a pesar de un clímax muy difícil de olvidar o de la ya icónica imagen de Samara Weaving ensangrentada. Una imagen por otro lado tan buscada como para que toda la película se sienta condicionada y a merced en gran medida por dicho propósito.  

Sus buenas intenciones no se ven del todo redondeadas, decía. 'Noche de bodas' no sólo no saca verdadero provecho de su premisa, si no que además se ve lastrada por una evidente vocación comercial que la delimita y a su vez, la debilita. Porque parece que está más pendiente de llamar la atención que de contar esta o cualquier otra historia.

Y de no más que cumplir.

Aunque si es por cumplir, se puede decir que 'Noche de bodas' cumple. Y es que se trata de un salvatardes competente y bastante apreciable, que tiene sus momentos y que en un marco como el del Festival de Sitges se viene a arriba. Pero dista de ser el todoterreno instantáneo no ya que prometía ser, sino que podía haber sido o intentado ser. 

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex