(1.0) ¿Existe el cine del Bicentenario?
por angel_negrete 27 de agosto de 2010
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Si bien es cierto, que este 2010 ha presentado –a la publicación de este artículo- hasta ahora tan sólo 26 títulos entre producciones y coproducciones mexicanas, esto no es factor de alarma para todos aquellos que gustan del cine mexicano, y mucho menos para todavía muchos directores que verán en los próximos 4 meses y antes de terminar el año, varias de sus cintas en las marquesinas de los complejos cinematográficos. Claro está, que resulta algo temerosa la idea, tomando en cuenta que en 2009 se alcanzó la cifra de 57 títulos estrenados, y hoy por hoy estamos a la mitad de esos números.
¿Pero que hace que la mayor parte de estrenos hayan mostrado un rezago en su distribución?, el propiamente Bicentenario, mismo que aquí hemos de analizar bajo una lupa que bien puede mostrar muchos aspectos positivos para el desfogue de éstas producciones; pero son más los aspectos negativos, haciendo del Bicentenario en el cine, una loca idea que se puede ver transformada en una simple cortina de humo. Desde luego no para los problemas del país, que dicho sea de sobra ya ni el humo puede siquiera difuminar; sino para la propia cinematografía, al obviar y desvirtuar los problemas aquejantes ante una suposición de apoyos que técnicamente no existen salvo la notoriedad de ser cintas enmarcadas en estos festejos.
El problema de ello, es que el cine-espectador ha tenido a bien entender el cine del Bicentenario como aquellas cintas producidas con apoyo gubernamental vía instituciones como IMCINE, y CONACULTA con contenido sustentado de alguna manera por aquellas historias espacio temporales ubicadas en aquellos periodos comprendidos entre la Independencia y la Revolución mexicanas, o como se da el caso, algunas que hagan mención o análisis sobre tal tema.
A saber cuántas son las cintas que gozan de este tipo de apoyo de producción también incluyendo desde luego los estímulos, fideicomisos y/o fomentos como el Eficine, Fidecine y/o Foprocine respectivamente; pues estas cintas que se han anunciado a los cuatro vientos -al igual que proyectos culturales de teatro y televisión-, no están correctamente definidas ni concretamente anunciadas en la información de IMCINE o el Bicentenario a través de Gobernación; ni aún en su Catálogo Cinema México ni de 2010 ni de años anteriores.
Claro está, nos damos una idea de las cintas que lo conforman por la temática narrada; y por la poca información que se alcanza a visualizar en estas dependencias. Por ejemplo, sabemos que en 2008, el IMCINE seleccionó de una convocatoria pública 10 trabajos de guión, 5 para desarrollo de proyecto y 5 para escritura de guión, de los cuales poco o nada se supo. En 2009, también IMCINE lanzó otra convocatoria para la producción de cintas con temática Bi-100, seleccionando 4 proyectos para su producción entre las que están 3 trabajos de ficción y 1 de documental. Esos 4 filmes verán pantalla, que junto a otros sin saber de qué inscripción son, también lo harán en este periodo y bajo ese concepto.
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Esas son sólo algunas de las cintas que aparecen como cintas apoyadas por la Comisión Bi100; pero esto no para allí, pues hay otros proyectos sumados al tema del Bicentenario, y a ciencia cierta, no se sabe si han contado con algún apoyo o estímulo por parte de alguna de estas instituciones para verse beneficiadas y poder gestarse y estrenarse en este periodo de festejos nacionales; o igual si algunas se han producido utilizando su propio capital financiero para la realización. A sabiendas del desconocimiento, nos hemos de encontrar con otros títulos que bien pueden entrar en este “cine del Bicentenario”.
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Sin duda alguna, lo que menos falta es oferta cinematográfica mexicana sobre estos temas –no estamos aquí incluso contabilizando los múltiples cortometrajes-; como igual tampoco faltará sobre los otros géneros que el cine mexicano tiene a bien seguir desarrollando entre comedias románticas, cintas animadas, ciencia ficción, dramas, acción, etc. Cosa buena porque hay mayor diversidad en cartelera para poder acceder a ellas y tener un abanico de elección, pero no es tan sencillo; existen varios factores que van a dar problema en el visionado de estas cintas.
El primero de ellos avocado por principio de cuentas a la competencia en taquilla, y es que para Hollywood el verano es todo el año, y estas cintas mexicanas estarán frente a ellas en menor igualdad de condiciones de exhibición lo que fragmentará la idea de ver “cine del Bicentenario”; pues entre mayor opciones para el espectador, menores espectadores tendrán las cintas mexicanas.
Por otro lado y en la misma línea, no todo el cine mexicano que se estrenará entre septiembre y noviembre es cine planteado con estas ideas de patriotismo, sino que varias cintas nacionales más, también aprovecharán está temporada más que mexicana para exhibir sus filmes, lo que creará una competencia no desleal, sino canibalesca entre los mismos filmes mexicanos; pues el público que ya se ha decidido por ver un filme de factura mexicana, ahora tendrá que decidir cuál de los muchos que están en pantalla es la opción correcta. El cinéfilo que un día vea una cinta mexicana, no volverá en este periodo a ver todas y cada una de las que se estrenen. Quizá repita la experiencia, quizá no.
Otro inconveniente es que mucho del cine que va a estrenarse al tiempo son grandes producciones de ciencia ficción, acción, y comedias románticas, lo que limitará al espectador al entrar a desenfadarse para ver no algo entretenido sino divertido y que le desestrese de sus actividades cotidianas; y es un hecho que muchos mexicanos aún piensan que el cine mexicano de hoy día es tan genérico, sórdido y obscuro como el que se hacía hace unos años.
Si sumamos además que las cadenas exhibidoras y distribuidoras no están obligadas a mantener una cinta mexicana por un determinado número de días en cartelera, que el número de salas a veces es irrisorio, y que muchas de las funciones de cintas mexicanas tienen fragmentados sus horarios, el éxito de estas cintas del periodo se antoja casi imposible. El cine mexicano no representa un cúmulo de ganancias a los grandes complejos cinematográficos –salvo raras excepciones-, y el hecho de que sea cine que aprovecha los festejos del Bicentenario para hacerse notar, no representa garantía para estos exhibidores ni aún teniendo auspicio gubernamental.
Habrá que ver en el próximo trimestre, si estas cadenas de exhibición, pueden darle el lugar que se merece a este cine formulado de manera especial, otorgándole no un buen número de salas y apoyo en horarios, sino simplemente lo justo, dándole oportunidad al espectador de tener las opciones para poder verla, y sobre todo poder recomendarla si es posible el caso. Aquí el distribuidor y el exhibidor tendrán que tener en cuenta, de que no se trata de cine didáctico amén de poder parecer clase educativa, sino de un cine episódico que muestra mucho de nuestra historia, cultura y hasta idiosincrasia si se quiere uno pasar de objetivo.
Mientras la espera sigue, la pregunta persiste, ¿existe el cine del Bicentenario?, o tan sólo hay cine que se hizo en el contexto del mismo. Técnicamente no es cine sobre ello, sino a propósito de ello. Un cine que está hecho para conmemorar los eventos a realizar y que puede quedar muy por debajo de las expectativas pero eso sólo el tiempo lo dirá; y por qué no, también el aire de patriotismo y mexicanidad que nos envuelve de orgullo en estos meses, con estas celebraciones.
Pero este cine no debe estar hecho para celebrar porque no puede. ¿Hay algo que celebrar? No, no podemos celebrar de manera descomunal cuando el país está sumido en un dejo de tristeza apabullante por todos los factores que bien manejan en la cinta de Luis Estrada. Tanta pobreza, corrupción, narcotráfico, desastres naturales, etcétera, no merecen una celebración; pero los festejos tampoco han estado diseñados para acabar con ello. El festejo del Bicentenario es mejor dicho y formulado, una conmemoración acerca de los eventos pasados, y el cine viene con ello, también a conmemorarlos. ¿O no se supone que aún arrastramos con muchos problemas que se suponían subsanados antaño? ¿Justo cuando los movimientos en cuestión?
Se ha tenido a bien pensar, que los gastos destinados a estos festejos, incluyendo la inversión cinematográfica ha sido un fuerte desperdicio de dinero ante otros problemas del país mucho más aquejantes. En términos fílmicos, esto no es dinero tirado, es dinero bien invertido, porque el cine nos puede narrar quienes somos, fuimos y seremos como sociedad constituida, y porque podemos aprender de él, entre muchas cosas más.
Sin embargo, el gran problema es en el concepto de festejo raído que no ha respetado a su propia industria. Con más de medio centenar –quedándonos cortos- de cintas enlatadas o esperando distribuidor, hubiera sido más idóneo festejar un Bicentenario con estrenos consecutivos del cine mexicano que está quedando relegado y que posiblemente nunca veremos en la pantalla grande. La inversión realizada, bien pudo ser incentivo de distribución para darnos el año de años en lo que a estrenos de cine mexicano se refiere; pero se ha decidido dejar en el hoyo a pequeñas y grandes cintas que pudieron levantar la industria un poco y en varios términos. Y tú ¿crees que existe el cine del Bicentenario?
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