(1.7) Esta semana en ''Cosas que solo pasan en México.- Vol 1''
por angel_negrete 15 de junio de 2013
Habemos quienes queremos ir por la vida y pasar por vírgenes, y los antecedentes nos delatan, así que nos conformamos con por lo menos ir vírgenes al cine, y que eso sea ganancia presumible. Pero hoy día, eso resulta más complejo que la necesidad primaria a pesar de la poca relación. En nuestro país, ir al cine es, aparte de un lujo -por aquello de la crisis-, una necesidad de corroborar que realmente las distribuidoras y las productoras de cine, y sobre todo en las películas estadounidenses, se confabulan para echarnos a perder la trama, pero a echárnosla a perder no desde el tráiler, sino desde que uno ve el cartel o increíblemente, lee el título del filme en cuestión. Ya hay pocas cosas que dejan a la imaginación, y como los que titulan los filmes carecen de ella, piensan que el público también. Seguramente, en alguna ocasión, les ha tocado ver un cartel que desvela partes de la trama, o títulos que son un reverendo spoiler en toda la extensión de la palabra.
Desde luego, queda claro, que no todos los títulos originales si se tradujesen, pegarían con tubo en la mente de las personas, y menos para un público latinoamericano que está más acostumbrado a títulos tropicalizados llenos de candidez y dinamismo, ya sea que dependiendo del género a todos se les agregue la palabra amor, pasión, acción, guerra, locura, terror, diablo, locas, y un largo etcétera. De igual manera, la mayor parte de los carteles deben estar balanceándose hacía colores cálidos y fogosos.
Pero hay límites, y eso lo demuestran títulos que nos echaron a perder la peli, desde mucho antes de entrar en la sala de cine. Hay algunos ejemplos muy tímidos, como La semilla del diablo (Rosemary’s baby), en donde queda claro, que el diablo dejó plantada su semillita en algún lugar, y créanlo o no, el diablo en las diferentes mitologías y religiones, es todo; pero no un jardinero. Alien: El octavo pasajero (Alien), ya nos contaba qué se iba a subir al transporte, en la empecinada idea de ponerle un subtítulo al título que muchas veces es innecesario y otras veces parece la sinopsis misma, léase el caso de Highlander: El inmortal (Highlander), que creo que es sobre un hombre que nunca se va a morir.
No había nada malo con saber que alguien roba dinero y huye, y a partir de allí, viene quizá lo interesante, pero el Robó, huyó y lo pescaron (Take the money and run) ya nos indicaba que el ladronzuelo en cuestión no tuvo tan buena suerte. Como el asesinado en Crimen perfecto (Dial M for murder), que hay que definir muy bien la palabra crimen en México, que en el cine suele asociarse al asesinato, en este caso perfecto, que asesina un tanto a la propia trama como también lo hace Crimen imperdonable (In the bedroom). ¿Hay crímenes que son perdonables? Porque creo que hay personas que perdonan crímenes, pero bueno, aquí de entrada ya sabemos que hay un crimen y que este no lo pueden perdonar… ¿Qué será? ¿Qué será? Y como el título en inglés venía en grande, pues aparte ya sabíamos en dónde iba a pasar un hecho importante.
Sin embargo, hay unas delicias para presumir, vamos pues con otra de asesinatos. Quizá que nos den el nombre de un parque no nos iba a llamar mucho la atención; pero de eso, a titular un filme Muerte a la medianoche (Gosford Park), ya era demasiado, sólo faltaba que alguien les avisara a los personajes para que tomaran sus precauciones. Queda claro que alguien muere, y sí, justo a la medianoche, ni un minuto más, ni un minuto menos. Las palmas sin embargo se las lleva la road movie Thelma y Louise: Un final inesperado (Thelma & Louise), una cinta en la que por casi dos horas todo es predecible, excepto los 2 minutos del final, que… también son predecibles, porque ya los esperábamos, eran al final justamente, y entonces le quitaban toda la emoción al asunto.
Y aunque esto se titula “Cosas que solo pasan en México”, seguro que si nos leen de otros países, nos van a decir que no, y les creemos, porque lo que yo pienso, es que hay una asociación mundial de distribuidores y productores, que un sábado en la tarde se juntan para leer la sinopsis de las cintas, y si no coincide con el título de la novela en que se basa, o con el título que puso el guionista, o con lo que se le antojó al director, creen que somos tan tontos como ellos para no comprender.
Y si nos leen de otros países, como no recordar títulos como Tu mamá se ha comido a mi perro (Braindead); La madre era él (Psicosis); El hombre que vino del futuro (Planet of the apes); Soñando, soñando... triunfé patinando (Ice princess); Los profesores no son humanos (The faculty); Última llamada: Cuando cuelgue, tendrá que morir (Cellular); y dicen que hasta a Vaqueros maricas (Brokeback Mountain) le tocó. ¿Te viene a la mente alguna?