El Festival de Venecia sigue en plena ebullición, y hoy han hecho acto de presencia otras cuatro películas concursando en la sección oficial. Dos de ellas provinentes del lejano oriente. La primera nos evoca a la consolidación del movimiento “cyberpunk”, allá a finales de los años ochenta. Y es que Tetsuo ha vuelto. Veintiún años han pasado desde que el director japonés Shinya Tsukamoto presentara en sociedad 'Tetsuo, el hombre de hierro'', título imprescindible para todo buen fanático del género de ciencia-ficción y terror. Después de una discreta secuela, llega por fin la tercera entrega de la saga, 'Tetsuo The Bulletman', que ha hecho las delicias de los más fans de Tsukamoto, pero que no ha convencido al resto de público.

La segunda proposición asiática lo hace bajo la bandera de Hong Kong. Antes de hacer acto de presencia en Sitges, el cineasta Pou-Soi Cheang hace una parada en Venecia para mostrar 'Yi ngoi (Accident)', un relato de mafiosos que, para liquidar a sus víctimas, hacen uso de los accidentes cotidianos. Con un planteamiento y arranque realmente estimulantes, es una lástima ver que todas las opiniones coinciden en que las buenas intenciones acaban hundiéndose en un mar caótico de violencia.

Occidente ha sido representado por Werner Herzog (¡otra vez!) y el francés Patrice Chéreau. Si ayer el director de origen alemán no consiguió convencer al respetable con ’Teniente corrupto’, hoy no le ha ido mucho mejor con 'My Son, My Son, What Have Ye Done?'. Esta cinta de terror psicológico, claramente influenciada por el universo de David Lynch (se nota que él la produce), ha causado desconcierto -quizás demasiado- en un público que todavía se estaba reponiendo del viaje psicotrópico de Nicolas Cage por Nueva Orleans. Sea como fuere, Herzog tiene ya el honor de ser el primer cineasta en la historia que presenta dos películas a concurso en una misma edición de La Mostra. Esto nadie se lo quita.

Por último, como hemos dicho antes, Patrice Chéreau trajo a los canales venecianos 'Persécution', un filme que según el propio director, trata sobre “el narcisismo de la infelicidad. Sobre la elección de no ser feliz.” Para no estar en desacorde con la tendencia marcada por los otros trabajos vistos hoy, la película de Chéreau tampoco ha acabado de convencer a todo el mundo, lo cual sigue dejando un panorama de incertidumbre con respecto a quién va alzarse con el ansiado León de Oro. Afortunadamente, aún quedan días de buen cine en Venecia.