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De Brontë a Arnold, pasando por el cine

Vía Festival de Venecia por 07 de septiembre de 2011
De Emily Brontë a Andrea Arnold hay la misma distancia que separa la literatura del cine. Un abismo. Pero no es la primera, ni mucho menos la última, que estos dos artes / formatos van de la mano para defender intereses comunes. Por el camino nos hemos encontrado con abortos que harían removerse en la tumba a los pobres autores de la obra original. Pero a veces el celuloide se porta bien -cosa rara- y respeta a la palabra escrita... aunque para ello deba situarse en las antípodas de lo ''académicamente correcto''.

Hablamos de la británica Andrea Arnold, que cuenta en su haber con un Oscar por el cortometraje 'Wasp', y con los muy estimables largometrajes 'Red Road' y 'Fish Tank', éste último una de las grandes revelaciones indie de hace dos años. Unos trabajos que la situaron en la órbita del mejor cine social inglés, hecho por el que no pocos la consideraban como una alumna aventajada (o incluso una maestra) del mismísimo Ken Loach. Con este cartel encima, pocos iban a pensar que su próximo trabajo, 'Cumbres borrascosas', sería una película de época. Pero ojo, que todo tiene truco.

La enésima adaptación a la gran pantalla de la novela de Emily Brontë es de todo menos una película amiga de los convencionalismos. Casi muda, de ritmo lento y visualmente tenebrosa, se trata de un experimento arriesgadísimo; un salto al vacío sin red de seguridad, digno de un autor que se sabe capaz de afrontar cualquier reto. Andrea Arnold se lo plantea, y sale victoriosa. Por su propuesta, es imposible que conecte con el gran público, pero en este tipo de citas cinéfilas, se acostumbra a recompensar a la gente inconformista, y hoy el Lido ha recompensado con su aprobación a Arnold, sabiendo que quien no arriesga, no gana.

Y hablando de riesgo... Sion Sono ha llegado a la ciudad de los canales. Sí, el mismo que nos arrolló con aquellos apabullantes doscientos treintisiete (prescindiendo de los números, parece todavía más largo) de su 'Love Exposura'. El mismo que en esta ocasión, con 'Himizu', ha vuelto a erigirse como uno de los reyes de la provocación. ¿Cómo si no de provocativo puede calificarse una película del año 2011 que hable de Fukushima? Y efectivamente, a provocar el personal salió el cineasta japonés, con una historia que se hace suyo lo radical, y que por ello hará las delicias de sus no pocos fans... y provocará pesadillas a sus tampoco pocos detractores. Sion Sono en estado puro.

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