Sitges, paraíso zombie
Vía El Séptimo Arte
por reporter 11 de octubre de 2009
Depresión duplicada servida en bandeja de plata. No sólo empieza a agonizar el Festival, en lo que a tiempo restante se refiere, claro está, sino que además conseguir entradas para una de las películas a priori más apetecibles mostradas en Sitges, ha sido una tarea imposible. Desde aquí me gustaría hacer una modesta crítica constructiva a nuestros queridos organizadores... un único pase para 'El imaginario del Doctor Parnassus' se antoja como algo irrisorio... y de ahí que la amplia mayoría de los asombrados e incrédulos miembros de la prensa se hayan quedado con las ganas. Tocará esperar dos semanas. Pero no hay bien que por mal no venga, ya que incluso en estas desalentadoras circunstancias, ha habido sitio para alegrías. No es para menos, hoy sábado, décimo día del certamen, la capital del Garraf se ha convertido en un auténtico centro neurálgico zombie.
Muy fuerte ha empezado la sesión antropófaga con la violentísima 'La Horde', una de las grandes sorpresas que tenía aún reservadas el programa. Sorpresa por aquello de que los directores al frente son dos debutantes, pero sería injusto no atribuirle parte del mérito al director del certamen, que ya en la rueda de prensa inaugural nos advirtió que esta película daría mucho que hablar. ¿Recuerdan 'La noche de los muertos vivientes'? ¿Y 'Asalto a la comisaría del distrito 13'? Pues júntelas y obtendrán algo bastante cercano al producto con el que hoy tratamos. La historia empieza con unos policías con sed de venganza que se adentran en la guarida del mafioso que asesinó a su compañero. Lo que no entraba en sus planes era que acabaran prisioneros de los delincuentes... y mucho menos que toda su ciudad sería poco después invadida por una inagotable horda de hambrientos muertos vivientes.
Àngel Sala no mentía, tenemos ante nosotros un señor peliculón del cine zombi. Eso implica que repugnará a quien no sienta ningún tipo de afinidad con este tipo de filmes... pero por el contrario encandilará a los más devotos de los muertos vivientes. Es una cinta que va al grano, que no escatima imágenes impactantes y cuyo dinamismo es sólo interrumpido por tiempos muertos usados para dar un poco de alivio al espectador en clave de humor negro . No es nada nuevo; la ya mil veces antes usada fórmula del asedio y supervivencia dramática es la que hace avanzar la trama. Donde reside el encanto de 'La Horde' es en su salvajismo; en su manera de tratar la acción, que de nuevo no es algo completamente novedoso, pero sí rinde a un nivel raramente visto hasta ahora. En esta línea, las carnicerías están rodadas de forma impecable y su lujosa brutalidad hará que algunas de sus secuencias permanezcan durante mucho tiempo en nuestra memoria. Al igual que todo el conjunto, al que un servidor ya considera como un nuevo clásico en la videoteca zombie.
Otra película presentada en la Sección Oficial Fantàstic en Competición ha sido 'Accidents Happen', de Andrew Lancaster (en esta edición, el enésimo director novato en lo que a largometrajes se refiere). La película australiana trata sobre las desventuras y relaciones internas dentro de una atípica y desestructurada familia norteamericana tocada por los accidentes que marcan los caminos por los que tendrán que pasar a lo largo de existencia. Para los que sigan más de cerca la actualidad de Sitges, no hay que confundir esta cinta con la proyectada ayer de Pou-Soi Cheang. En aquella los accidentes no eran más que una tapadera, en cambio en ésta no sólo se corresponden con la definición de enciclopedia, sino que juegan un papel fundamental en la vida de los protagonistas. Jugando con el estilo videoclipero y apoyándose en un guión a ratos brillante, Lancaster nos presenta con mucha gracia esta sucesión de trágicas eventualidades. Me río con las extravagancias de los Conway, me interesan los vínculos que se establecen entre ellos –en este aspecto, buena parte del mérito lo tiene Geena Davis- y me emociono con las pinceladas dramáticas del guión. 'Accidents Happen' es pues un película que tiene su principal encanto en su casi perfecto balance entre drama y comedia.
Sin tiempo para respirar entre sesión y sesión, volvemos a la temática zombie... o quizás no, no vaya a ser que uno de los protagonistas de 'Doghouse' nos recrimine el error en la nomenclatura. Tal y como nos ha comentado el efusivo director Jake West, la expresión estar en la casita del perro -doghouse- se usa en inglés para referirse a una situación de fuerte desavenencia con la pareja sentimental. Así se encuentra el protagonista de la historia (que está en plenos trámites de divorcio)... al igual que todos sus amigotes. Para aliviar las tensiones conyugales, deciden pasar un idílico fin de semana en un pueblecito de la campiña inglesa, donde hay una gran abundancia de población femenina, pero sus planes de ligoteo se van a ir al traste cuando descubran que las mujeres están afectadas por una misteriosa enfermedad. Y volvemos a lo de antes. Quizás no se cumplan todos los requisitos para hablar de zombies, pero las féminas rabiosas dan el pego. Podemos hablar entonces de la clásica guerra de los sexos, pero con muertos vivientes. Absurdo, verdad? Pero también lo era aquella joya titulada 'Zombies Party', de la que tanto bebe West. Así pues, las islas vuelven a la carga con su humor gamberro con inconfundibles toques brit (el fin del mundo llama a la puerta, pero nadie dejará de preparar el te). Sin ser ni de lejos tan lúcida como la obra de Edgar Wright, proporciona no obstante las carcajadas y burradas que se le exigen a este tipo de buddy-movies terroríficas.
Ha cerrado la jornada la reposición de la australiana -¡otra!- 'Van Diemen’s Land', de Jonathan Auf Der Heide. Antes de la proyección, el director nos ha pedido muy amablemente que tuviéramos paciencia con su película. Se agradece la prevención, porque efectivamente estamos ante uno de estos filmes de ritmo lento. Eso sí, afortunadamente el aburrimiento ha brillado por su ausencia. Tomando como referencia el mediometraje 'Hell’s Gate', se nos cuenta la historia verdadera (reconstruida a través de las declaraciones de Alexander Pierce, uno de los protagonistas) de un grupo de presos que consigue escapar de la cárcel de Mcquire Harbour, en la Tasmania de 1828. Después de la fuga, está ante ellos el fin del mundo... una isla entera desconocida que les pondrá a prueba. Der Heide afirma que su referente literario es La Divina Comedia de Dante, una base que le va como anillo al dedo a esta historia brutal de supervivencia, y de los demonios que habitan en lo más profundo del ser humano. Pero no puede hablarse de 'Van Diemen’s Land' sin mencionar el uso que hace el director del abrumador paisaje australiano. La naturaleza, preciosa pero hostil, es un personaje más de la trama (¿alguien dijo Terrence Malick?), consiguiendo así resultados preciosos para la vista, pero turbadores para el alma.
Poco antes se celebró uno de los eventos más queridos del Festival de Sitges: la Zombie Walk, consistente en hacer una marcha por las calles del pueblo, yendo vestido y maquillado de tal manera que se simule ser un muerto viviente. Tan absurdo como genial. Tan divertido como ilustrativo. Y es que esta locura sólo podía verse en Sitges, donde el cine de género se vive a otro nivel. Los fans no han fallado a la cita, y por unos instantes, han sembrado el terror por la capital del Garraf, esta vez, fuera de las pantallas. El pistoletazo de salida de la marcha lo dieron los protagonistas de otra esperadísima propuesta: 'Bienvenidos a Zombieland'. Película que por razones ajenas a mi voluntad, me ha sido imposible visionar hoy. De modo que queda en el apartado de “deberes para mañana”, en los que no sólo hablaremos de las última películas proyectadas, sino también de los apremiados de la 42ª edición del certamen. De modo que...
Mañana más.
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por Víctor Esquirol Molinas
Jaja, hace mucho lo hablamos tú y yo xD y sería épico la verdad
Además, con mi hermano y Erendil... corte ninguno
No me lo digas dos veces eh, q como buen catalán q soy, puedo sacar mi faceta gorrona .