Capítulo III - El futuro, 1997
Entre Clive Barker y H. P. Lovecraft se mueve (en gran medida) el debut en el largometraje del turco Can Evrenol, 'Baskin', adaptación del cortometraje de igual título que ya se pudo ver por aquí hace un par de años. Un escuadrón de la policía cruzará una puerta al infierno, ¿y que cabe añadir a lo que ya revela su sinopsis? Poco, casi nada.
Después de marear la perdiz durante media película, sus protagonistas se ven inmersos -para su desgracia- en una bacanal de porno gore sólo apta para los más afines a la materia, sumergidos en un infierno muy del gusto de los cenobitas. Lástima que, después de todo un espectáculo más que correcto, la sensación sea que todo resulta de lo más gratuito, sin más trasfondo que gozar del sadismo de la carne.
Para aligerar tanto mal rollo nada mejor que un buen thriller de acción "made in Hong Kong" como es 'SPL 2: El despertar de los dragones''. Con sus habituales más y sus menos, por supuesto, la nueva cinta de Cheang Pou-Soi es tan entretenida como cabe esperar, al tiempo que, como igualmente cabe esperar de una película protagonizada por entre otros Tony Jaa, incluye alguna que otra gran pelea para enmarcar (y de las que duelen). Cumple, y con creces.
Y de un tipo de cine oriental digamos comercial, a otro tipo de cine totalmente alternativo y elevado a los altares gracias a festivales especializados como el de Sitges, el de Sion Sono. Autor extravagante donde los haya, buena parte de su obra evidencia las mismas bondades y defectos que podemos encontrar por ejemplo en 'Tag', una de las tres "bromas" que presenta este año. Una rareza bañada en sangre más cercana al capricho que a una película, y en dónde el nombre de su autor puede ser muy importante a la hora de categorizar la tomadura de pelo del ridículo excéntrico. En realidad, un poco de ambas y en igual medida, disfrutable a ratos, si bien tras un gran -e inolvidable- arranque la cinta va perdiendo progresivamente el interés hasta quedarse en un nivel algo irrelevante de mera curiosidad festivalera.
Todo lo contrario que el plato fuerte del día, 'Turbo Kid', protagonista de una de esas grandes sesiones que perduran en los anales del cine Retiro, como perdurará en nuestros corazones el encantador personaje de Apple. Y es que la ocasión era de lo más idónea: Un pastiche multirreferencial de claras connotaciones ochenteras, potente BSO electrónica y totalmente desenfadado que ofrece aquello que promete, una sana y humilde diversión para todos aquellos con un poco de memoria. Sorprendentemente sangrienta eso sí, un título que se crece con la voluntad y compañía adecuadas, capaces de compensar lo simple y tontorrona que es en realidad esta, por demás, efectivísima oda a la complicidad para con el espectador adecuado.
Tras esta explosión de júbilo, alegría y festividad difícil lo tenía la comedia 'Two Thumbs Up' para aguantar el tipo. Y aguantar lo aguanta, siendo una digna distracción que sin embargo se cree mucho más divertida, simpática y molona de lo que en realidad es. Un exceso de orgullo que además ahoga un poco a una obra poco madura y resuelta sin demasiada inspiración. Como tampoco resulta particularmente inspirada 'The Dead Lands', una especie de 'Apocalypto' para la cultura mahorí que, no obstante, dejando al margen algunos problemas de ritmo así como su exceso de gravedad, resulta convincente y cumple, especialmente cuando sus protagonistas pasan a la acción y se dejan de cháchara.
Para cerrar este tercer capítulo lo que perfectamente podría ser una secuela directa a vídeo de 'Scanners'. Imposible no pensar en el conocido filme de David Cronenberg al hablar de 'The Mind's Eye', si bien también es imposible que no resulte evidente el enorme trecho que separa a una de otra... y eso que el mencionado filme de 1981 no es que haya aguantado bien el paso del tiempo. Unos notables efectos visuales ponen la nota de color a este filme entretenido gracias a estos ocasionales estallidos de violencia, momentos que quizá en casa, y habida cuenta de la poca enjundia de la propuesta, sepan a poco, pero que aquí son más que suficientes como para salir con una sonrisa de una sala.
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
Siempre. Aquí se viene a pasárselo bien, está claro.