Día 7: Quo Vadis, Aida? - Ad victoriam
12 de noviembre, un día maravilloso porque es el cumpleaños del genial Ryan Gosling (había que meter esto aquí por decreto ley, disculpen), pero también porque estamos ante el antepenúltimo día del Festival de Cine Europeo de Sevilla, cuya Sección Oficial se encuentra prácticamente proyectada y del que sus secciones paralelas aprovechan para terminar de enseñar sus últimas piezas. Este año el Premio del Público no se vota desde la Selección de títulos EFA como era habitual en las ediciones anteriores, sino desde Historias Extraordinarias, una arista del festival que está dando títulos muy seductores e impactantes.
No obstante, la SO sigue siendo el valor más al alza del certamen, y buena prueba de ello la da la brutal 'Quo Vadis, Aida?', la enviada de Bosnia para pelear el Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera. Con la Guerra de los Balcanes de contexto social y en concreto la Masacre de Srebrenica como motor narrativo (una historia que ya golpea fuerte de por sí), la cinta de Jasmila Zbanić encara, remueve e incluso zarandea al espectador, resultando en una obra redonda y demostrando mucha seguridad en cada decisión, fruto de una dirección tremendamente servicial al relato.
'Quo Vadis, Aida?' no necesitaba nada salvo respeto histórico y rigor narrativo, y como ya ejemplificara 'Spotlight' hace 5 años, el drama puede encandilar siendo pausado y no explosivo. Una prueba de que la emoción también brota de tener paciencia y no a partir del manido recurso de la incisión profunda en el género. El filme se convierte en un ejercicio vibrante desde la calma argumental, racionando los momentos de tensión y nervio que el relato presenta de manera inherente por tratarse de hechos reales. Una revisión histórica que se impone como una versión europea y más cruda de 'La lista de Schindler'.
Sería imposible llegar a ese nivel de convicción cinematográfica sin una actuación principal a la altura de algo tan importante. Lo que hace Jasna Đuričić (Aida) es muy difícil, porque no solo viaja con su personaje, sino también con la oscuridad de la historia de su país. Sobre ella cae el peso de todo lo que se ve en pantalla, convirtiéndose en el eje de opinión del espectador y por ende en la figura que modera tan fatídico conflicto. Un papel muy complejo y de una responsabilidad mayúscula del que sale muy triunfadora. Debería ser imperativo que o ella o la película tengan un hueco el sábado en la lectura del palmarés del certamen.
La introducción de la crónica, hablando sobre la estructura de secciones del SEFF y mencionando especialmente la de Historias Extraordinarias, no estaba redactada así por casualidad. De aquí precisamente salía otra película de la que merece la pena hablar con cariño y sensibilidad. Se trata de la belga 'Lola', un interesante puzzle polimórfico creado por Laurent Micheli al insertar un coming of age LGBT en una road movie paternofilial. No solo fascina por una serie de ideas potentes a nivel visual, sino porque la película parece honda pero casi siempre toca pie.'Lola' tropieza un poco por no saber encauzar el momento más dramático de la película, volviéndolo un artificio frío, pero el resto de la película es un ejercicio de frescura cinematográfica notable. La cinta tiene decisiones de autor muy deslumbrantes que enriquecen mucho el fondo de la película. Gran trabajo del dúo protagonista del filme formado por Benoît Magimel, el padre arcaico que necesita deconstruirse y redimirse de su insensibilidad, y por Mya Bollaers, la hija trans con carácter pero rota en su interior debido a su pasado. Que Mya sea transgénero en la vida real ayuda a colorear el relato de verdad y pureza.
El sprint final del SEFF ha comenzado y lo que queda por dilucidar son las cintas ganadoras que se anunciarán mañana. Muchos compañeros de prensa dan por terminada su cobertura, varias películas han visto consumidas su presencia en las salas del C.C Nervión Plaza y cada vez hay menos movimiento en las taquillas para sacar entradas o anular algunas para poder entrar en otras. Es el síntoma más claro de que el Festival de Cine Europeo se acaba, y aunque esto siempre sea sinónimo de tristeza, este año no cabe espacio para la pena. Se ha luchado contra viento y marea porque la muestra salga adelante, y se ha conseguido. El SEFF ya es un éxito.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
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