Esto se acaba. Como todo. Por eso no hay que esperar sentado a que las cosas ocurran, como por ejemplo le sucede a uno de los dos protagonistas de 'Últimos días en La Habana', cinta del veterano Fernando Pérez con reminiscencias a aquella 'Fresa y chocolate'. No parece que hayan cambiado muchas las cosas en esa Cuba congelada en el tiempo, entre el pasado y el futuro esperando a que pase algo... Un retrato de esa Cuba a través de la monotonía de las miserias cotidianas del día a día. Acertada en su tono discreto, rutinario, sobrio; en la humanidad de una desilusión sin rasmia que sin embargo nos deja con un brillo en la mirada.

Lo mismo ocurre con 'La memoria de mi padre', cinta chilena de Rodrigo Bacigalupe que se guarda lo mejor para el final, suficiente no obstante para dejarnos satisfechos y con ese mencionado brillo en la mirada. Un filme empático y emotivo en la justa medida sobre un hijo que se hace cargo a regañadientes de un padre que comienza a perder la cabeza. Un filme que funciona a pesar de que le cuesta asentarse, encontrarse, y a pesar de que a su levedad le falta un poco de humor que le haga brillar no sólo en la mirada.

Como también funciona y bastante bien 'Plan de fuga', a pesar de que para ser, en principio, cine de evasión tiene algunos problemillas de ritmo. Nada importante más allá de que, como ocurre a menudo con el cine español, a Iñaki Dorronsoro le falta afinar los detalles, agitar la melodía y rematar las intenciones. Un filme que se ve bien, que incluso sorprende aunque lo dicho, cierta apatía narrativa y la falta de un orgullo a lo De la Iglesia tienden a la discreción. A una falsa humildad que reducen lo que parece auto infravalorarse.

Todo lo contrario que ocurre con 'Pieles', la ópera prima de un Eduardo Casanova al que desde luego orgullo no le falta. Ahora bien, como tantos debutantes le sobra voluntad de autoría y le falta empaque para hacer de su obra una auténtica película que funcione como tal. Su clara intención de provocar funciona muy esporádicamente, sumiendo en la indiferencia a esta rosácea extensión a 75 minutos de sus cortos que no va, quién lo diría, más allá del aspecto. Del cuadro, del concepto; del meme que dirían hoy en día en internet.

Algo parecido ocurre con 'El jugador de ajedrez', entretenida y eficiente adaptación de la novela de Julio Castedo cuya carencia principal se resume en una frase: "le falta vida". O lo que el común de los entendidos bien avenidos consideraría una cinta muy, muy correcta a la que tan solo le podemos echar en cara la elección de Melina Matthews. Mientras, los no tan entendidos abrazaran con moderado entusiasmo, más que por las maneras, por una historia que tiene "su aquel"... aunque Luis Oliveros no le haya sabido hacer "apasionante".

Como tampoco resulta "apasionante" esa "versión española" de 'Pequeña Miss Sunshine' que se supone que es 'Señor, dame paciencia'. Al menos, en teoría, según su máximo responsable, Álvaro Díaz Lorenzo. En la práctica poco menos que lo habitual: Típica comedia previsible, de folleto y a la española, si acaso con un componente melodramático que reduce aún más esos chascarrillos muy de tele. Poco más que rascar, salvo la sensación manifiesta que, para muchos se trata de unas vacaciones pagadas a cuenta de la casa.

¿Continuará...?

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex