Se terminó. La 21 edición del Festival de Málaga. Cine en Español ha llegado a su fin como lo suelen hacer todos los festivales por si a alguien le importa, repartiendo premios a diestro y siniestro.

Y también lo ha hecho con la proyección de 'El mejor verano de mi vida', la última película de un Dani de la Orden que no hay que confundir (en nuestras cabecitas locas) con Dani de la Torre. Menos sólida, menos eficiente, y menos divertida que 'El pregón', en dónde el estupendo reparto conseguía levantar lo que aquí se queda a medio gas tanto por desinterés, como por falta de interés en intentar cualquier otra cosa que no sea lo que es, así, sin más y por ser. Ni tan mal, ni tan bien, que da un poco lo mismo.

Una funcional comedia de tinte comercial y dudosa credibilidad argumental a mayor gloria de su protagonista, un simpático Leo Harlem que eso sí, se nota que ha contado con la suficiente pasta como para que junto a su buen ritmo, poder lucir por encima de unas posibilidades (y de unos secundarios) que malgasta con demasiada alegría. De unas posibilidades que aunque como película son escasas, como una sucesión ligera de chascarrillos se pueden dar por bueno, venga, vale, que da un poco lo mismo.

El buen sabor de boca nos lo ha dejado en su lugar 'Matar al padre', la nueva serie original de Movistar+ que como todas las anteriores, además de suponer una fresca alternativa a contrapie, demuestra que lo de producir (buenas) series propias va muy, pero que muy en serio. Una producción autoconclusiva, cerrada y muy sólida de cuatro episodios que también funciona como una película de cuatro actos, cada uno de ellos ambientado en un momento distinto y que juntos conforman una de las radiografías de la sociedad española actual más sugerentes.

Capitaneada por un fantástico Gonzalo de Castro, 'Matar al padre' se desenvuelve con desparpajo y suavidad entre el drama y la comedia, la amargura y lo conmovedor, la apariencia y lo qu esconde la apariencia. Todo ello apoyado en una elegante puesta en escena que permite que la acción, los personajes y la historia adquieran de forma orgánica, paso a paso, la debida dimensión humana, política y social. No sólo es la tragedia de una familia cualquiera, también es la tragedia de un país traumatizado por sus propios pecados. Una tragicomedia exquisita, dramáticamente exquisita.

Como colofón, una mención especial para 'Casi 40', la nueva película de un David Trueba que al igual que en 'Qué fue de Jorge Sanz', se vale de la realidad como base de una mentira (o ficción) que nunca deja de parecer de verdad. Fiel a la causa, fiel a la costumbre. De esas obras que lo pueden ser todo, que pueden no ser nada pero sobre todo que pueden ser (y de hecho parecen ser) como la vida misma. Con lo bueno, y con lo malo, que con la edad adecuada puede ser igual ambas cosas a la vez de forma que puedan parecer la misma... cosa.

Así es la vida, así es David Trueba, así fue la 21 edición del Festival de Málaga. Gracias por venir, cierren la puerta al salir.

¿Continuará...?

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex