Esto que llaman el Festival de Málaga se encamina hacia su final. Hora de empezar a recoger, no sin antes hincarle el diente a lo que estaba llamado a ser uno de los grandes estrenos del certamen... que sin embargo no lo ha sido, después de todo.

Y es que por más que lo intenta obcecadamente, no lo consigue. 'El mundo es suyo' no logra en ningún momento ser lo que se esperaba que fuera. Peor, no logra hacer reír en ningún momento. No al menos como se espera de una cinta de estas características que está constantemente, continuamente buscando que el espectador enseñe algo más que los dientes, en lo que antes que una película es un sketch tan pírricamente alargado como los especiales de José Mota.

Y es que aunque se deja ver hasta el final, lo hace con más pena que gloria: La de un filme claramente fallido, desenfocado y poco estimulante que cae continuamente en fuera de juego, en una versión poco inspirada de los filmes de Pajares y Esteso. Poco que rascar y nada de provecho, con la ausencia no ya sólo de frescura, ingenio, grandes momentos o de algún gag contundente, sino también de una dignidad que a duras penas se mantiene en pie al final.

Dignidad de la que tampoco va demasiado sobrada 'Mi querida cofradía', otra comedia que no parece entender que antes que comedia, se es una película. Es ahí por dónde la película de Marta Díaz pierde el fuelle y la credibilidad, que no necesariamente la gracia. Y es que a diferencia de la película de "los compadres", aquí si encontramos una poca de gracia que ayuda muy mucho a sobrellevar el duelo.

No es nada del otro mundo, y así queda reflejado en un guión que tiene la misma credibilidad que un capítulo de 'Aída', pero que al menos se muestra con alegría y una bienvenida voluntad de juego en equipo, en donde no sólo los titulares tienen algo que aportar. No es nada del otro mundo, como película, aunque como comedia tiene una ligereza que llegado el caso puede valer para una tarde de resaca.

Del pasatiempo para ociosos pasamos al cine para adultos con 'Sin fin', la versión en formato largometraje del corto 'No es el fin', también de los José Esteban y César Alenda, debutantes que aprueban, y que además lo hacen como para que nos apuntemos su nombre en la agenda. Un drama de corte romántico que se vale, de forma sutil pero práctica, de la ciencia ficción y los viajes en el tiempo en lo que, tranquilos, es algo que apenas tarda unos pocos minutos en revelarse.

Película sólida, tanto en el fundamento como en su caligrafía que funciona, y bastante bien, dentro de un imaginario con ecos a las animadas 'Your Name' y 'Fireworks'. Una ópera prima madura, fuerte en lo expresivo y con las ideas claras que sabe jugar con lo emocional de manera tan personal como universal. De un romanticismo costumbrista situado en ese delicioso punto que bordea lo sensiblero sin caer en lo empalagoso, lo emocional sin caer en lo lacrimógeno.

Continuará...

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex