Capítulo VIII: Falsas apariencias (o no)
Tras despertar en un día oscuro (y lluvioso) de esos tan propios del norte, la mañana se ha puesto negra por culpa de dos títulos a cada cual peor. Aunque las expectativas ya nos lo hacían temer. Empezamos con 'Grigris', una especie de thriller dramático aquejado de una falta evidente de nervio y ritmo, y cuya convencionalidad sin sorpresas y repleta de tópicos se torna en un muy correcto pero monótono aburrimiento. Mola como baila el prota, si, pero eso no da más que para un vídeo de YouTube...
Pero por malas que puedan ser las cosas... siempre se pueden poner peor. Con 'Little One' el realizador Darrell James Roodt se ratifica como elemento a evitar, de paso que pone en duda el galardón a la peor película que parecía asegurado para 'Blockbuster'. Un subproducto afectado por el malsano síndrome 'Precious' se diría, escrito y realizado, por alguien que no tiene más conocimientos que los esenciales para grabar un vídeo casero, si acaso, y no de un sujeto con más de ¡¡15 películas a sus espaldas!! Una lamentable producción repleta de inconsistencias, motivos de burla, bastante vergüenza ajena y unos cuantos WTF's que mejor tomarse a broma, en serio, y que nos deja con una duda: ¿Cuál es el problema del Made in Finland? ¡¿Racismo invertido?!Tras la comida todo un veterano al rescate, Bertrand Tavernier, con su muy inteligente 'Quai d'Orsay', notable sátira política inspirada en una novela gráfica de Christophe Blain y Abel Lanzac, por más que su apariencia sugiera una base teatral. Trepidante, ácida y sobre todo divertida, mucho. Una película muy accesible y ágil en apariencia sencilla pero para nada simple, repleta de diálogos y momentos brillantes, y cuya narrativa sencillamente arrolla durante sus cerca de dos horas de duración. De lo mejor que se ha visto.
A continuación el estreno mundial de la versión final de la modesta cinta de ciencia-ficción 'Pixel Theory', de la que en Sitges se presentó un primer montaje. Un filme colaborativo formado por un total de ocho episodios, más prólogo y epílogo, unidos a través de un prodigio informático bautizado como el "programa". Un filme curioso y un tanto amateur, "barato", al que se le reconocen más las intenciones que los resultados, muy alejados de los de esa Black Mirror a la que parece evocar, sin que sea capaz de sobrevivir ni de despojarse de la sensación de producto Made in YouTube. De gracia muy limitada a pesar de que en su loable voluntad resulte simpática.
El punto final a esta última jornada la ponemos con la cinta de animación 'The Fake', thriller Made in Corea cuya mayor seña de identidad, evidentemente, es su acabado visual. Porque por lo demás este el segundo trabajo del animador Yeun Sang-ho no es nada del otro mundo, entendido como un correcto y violento thriller típicamente coreano en el que encontramos, eso sí, algunos de los tics habituales que en occidente podemos considerar como "defectos", tales como lo moroso de su desarrollo o lo reiterativo de algunas escenas, sobrecargando un relato que no naufraga pero en el que cuesta depositar la fe. Un aprobado sin emoción, se diría.
Continuará...
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Por Juan Pairet Iglesias
Mira, en el pasado festival de Cannes los de Les Inrockuptibles la pusieron muy bien (no sería raro que apareciera en su propio top-10): http://cannes2013.lesinrocks.com/la-guerre-des-etoiles/
Por otro lado no sigo con tanto interés como tú la cinematografía francesa, de hecho vengo a seguir con relativo entusiasmo sólo lo que se estrena en España, por lo que igual lo mío es sólo una opinión sesgada. Ya digo que así como a otros filmes les puedo reconocer valores aunque no los aprecie, a Solférino le reconozco en todo caso su buen tramo final, casualmente, cuando se olvida y deja de lado la "segunda" historia.