'Una vida a lo grande' - Matt-E
Hace ya casi un mes que tuve la oportunidad de ver 'Una vida a lo grande', y aún sigo sin saber qué pensar exactamente de ella. Eso me gusta y me incomoda de una de esas películas que, tal vez, sería más justo valorar tras un segundo visionado que, no obstante, tampoco se presenta como una verdadera tentación. De una de esas películas difícilmente clasificables, y difícilmente olvidables dónde lo bueno se ve compensado con algo que no es tan bueno.
Y en mi cabeza una comparación, la de 'Una vida a lo grande' con 'Wall-E', película que ya adelanto me encanta como no lo hace la primera. En ambos casos nos encontramos un planteamiento ingenioso y sugerente que ofrece muchas, muchísimas posibilidades que dan juego a unos primeros 45 minutos fantásticos. Esos minutos durante los que todo es posible, no hace falta dar la cara y la expectativa sobre qué pasará nos mantiene en máxima alerta.
Y llega el momento de tomar la decisión más relevante: Darle un destino a lo que hasta ahora no era más que un contexto. El momento en el que surgen las dudas, al menos en este el último trabajo de un Alexander Payne que nunca antes se había mostrado así de disperso y apocado. 'Una vida a lo grande' es una mezcolanza de varios ingredientes distintos que, de una manera agridulce, no acaban de sentirse como una sola y única película.
En cierto sentido, 'Una vida a lo grande' es una película que no termina de hacer honor a su estupenda premisa. Y es que su desarrollo, aunque plagado de detalles maravillosos, no acaba de llenar el vacío generado durante sus primeros compases. Y quizá, sólo quizá, sea porque una vez todo se vuelve más pequeño, en proporción, en apariencia, todo sigue siendo igual de manera que el valor diferencial tiende a una escala natural (y cotidiana).
Y en el fondo es algo injusto, incluso molesto, porque hay muchos motivos para sentir un profundo respeto y una moderada emoción por 'Una vida a lo grande'. En especial, el aliño de unos efectos especiales al servicio de una sátira social, moral e institucional, y no de una de acción. Algo que marca y cobija un filme constructivo, y no expositivo, que alberga una clara y marcada intencionalidad humanista que poco tiene que ver con lo industrial.
Al final la sensación es que 'Una vida a lo grande' es el amago de una gran película agénero perdida en su propia metáfora. De un filme simpático, con grandes destellos y un enorme poderío conceptual que sin embargo cae en el desenfoque y la divagación, transformando el toque paternal, cotidiano y cínico habitual de Payne en la debilidad de un filme tremendamente interesante pero a la vez, inevitablemente insatisfactorio.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Eso es.