Si "todos mienten" es porque todos tienen algo que decir. Porque todos tienen algo que aportar. Pero sobre todo porque en Belmonte (y alrededores) todos siguen teniendo mucho que ocultar.

Al final de mi crítica de la primera temporada de 'Todos mienten' comentaba que se trataba de "un thriller con un toque cómico y/o satírico muy castizo al que lo único realmente importante que podemos echarle en cara, dejando de lado que seguramente, quien sabe, sea más inverosímil que improbable, es que en su quinto y sexto episodio levante un poco el pie del acelerador. Es cierto que la trama lo exige, pero también que parece que se contiene para convertir esta miniserie en una primera temporada..."

Complicado no pensar en 'Big Little Lies', cuya primera temporada se podría haber estirado un par de episodios más para ahorrarnos una segunda bastante decepcionante. Después de cuatro episodios exquisitos, 'Todos mienten' no explotaba al final. "No la rompía", no al menos de la manera que suele ser costumbre, siendo que aunque la historia parecía quedar más o menos bien nos dejaba con ganas de saber más de Belmonte y sus gentes. Con muy buen sabor de boca, pero a medias y con ganas de... más.

Su segunda temporada es ese más. Un más que satisface a quienes nos quedamos con ganas de más de paso que, ya puestos, despeja las dudas y nos confirma que no es el mismo caso que el de 'Big Little Lies'... aunque cuente con Kiti Mánver haciendo de "estrella invitada" a lo Meryl Streep en aquella. Un más que por supuesto incide, aún más si cabe en las virtudes de la primera temporada. Si "todos mienten" es por algo, y si nadie es inocente... es porque todos tienen alguna relación más o menos directa.

Mentiras y relaciones que, por supuesto, dan lugar todavía a más giros, y a más giros sobre otros giros que mantienen la expectativa sobre qué es lo que ha pasado de verdad. O qué es lo que pasará porque su desarrollo, por descontado, vuelve a no ser lineal. Continuos saltos entre un día y otro, entre lo que pasó antes, durante y después que ayudan a que todo resulte tan ágil como tan ágil resulta todo, y sobre todo a mantener, lo dicho, la incertidumbre sobre el qué, el cómo o el quién. Sobre todo el quién.

Sobre todo tengan claro quién es quién. O tal vez... ser liarán un poco.

'Todos mienten' se confirma como un estupendo y adictivo thriller con un sabroso toque cómico y mucho ritmo que recuerda a los hermanos Coen. La aparente seriedad de todo el asunto está teñida por una -en su segunda temporada- ya no tan fina capa humorística que rara vez pierde de vista lo que es, y sobre todo, a qué es lo que juega en una partida que mantiene en constante movimiento acompasada por una brillante banda sonora. ¿A quién coño le importa que pueda pueda llegar a ser... surrealista?

Un thriller tremendamente enrevesado y sobregirado que episodio a episodio se ha ido transformando en una sátira muy juguetona donde los enredos acaban rozando lo surrealista, sí, pero de una manera harto divertida. Tanto como en el cine de Oriol Paulo. Como en la segunda temporada de 'El embarcadero'... pero esta vez hecho a posta. Sin complejos y a pecho descubierto, orgullosa de su condición de estilizado divertimento donde el "nada es lo que parece" está llevado a su extremo más radical y disfrutón.

Si su primera temporada podía ser 'Big Little Lies', esta segunda podría ser 'Fargo'. Una especie de cruce a la española entre 'Big Little Lies' y 'Fargo' que resulta más disfrutable y más divertida cuanto más te dejas llevar y menos te paras a pensar hasta dónde llega la parodia y hasta qué punto tiene algún sentido. Tal vez algo tontorrona y con una lógica forzosamente televisiva y poco realista. Pero de una manera tan loca como brillante. Y esta vez, a la segunda, sin aflojar y dándolo todo hasta el final, ¡qué final!

Ummm, pero... esto es todo, ¿todo?

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

'Todos mienten' - Big Little Lies