'The Responder' (T2) - La inercia, una poca más
La crítica de la 2ª temporada de 'The Responder' se escribe prácticamente sola. Baste repetir lo dicho de la primera y añadir "un poco más". No hay mucho que merezca la pena añadir, cuando dentro de una propuesta tan sólida hablamos de más de lo mismo. No necesariamente mejor, tal vez, aunque nos lo pueda parecer a los que tanto disfrutamos (o nos agobiamos) con la primera, y tanto vamos a volver a disfrutar (o a agobiarnos) con la segunda. Aún más, aunque sólo sea porque es más coral... y llueve sobre mojado.
Cierto es que 'The Responder' es y/o puede ser "otra" serie británica sobre policías. Como lo son la gran mayoría respecto a alguna "otra", lo que no quita para que sea "otra" BUENA e INTENSA serie británica sobre policías. Ya sea por méritos propios, ya sea por el arrollador protagonismo de un Martin Freeman que, como son capaces de hacer todos los buenos actores, dignifican cualquier producción y personaje con su simple presencia. De transformar a un agente de policía en una persona llamada -en este caso- Chris Carson.
En su momento lo describí así: un actor (y una serie) capaz de hacer que (más o menos) lo mismo, o de lo siempre parezca distinto o diferente. De encontrar la humanidad que se esconde detrás de cada personaje, o en su defecto, de dotarle de personalidad. De rara vez no estar en su sitio y con ello, rara vez no situar a la serie y/o película en cuestión en su sitio. Como es el caso de 'The Responder', una serie que bajo la apariencia de no ser muy distinta a otras producciones de corte similar se desenvuelve como si lo fuera.
Con carácter, aplomo, intensidad, frenesí y muchísima determinación. Una serie que no sólo está en su sitio gracias a Freeman, en una nueva temporada aún más completa, segura de sí misma y entregada a la causa. Aunque sólo sea porque sobre los cimientos de la primera ni afloja ni tampoco va a menos, siendo tan vibrante como lo pudo ser la primera. Un poco más. Aunque sólo sea por la habitual y estilizada solidez hegemónica británica que dota a esta y a otras tantas series de una verosimilitud tangible y cercana.
'The Responder' es un tenso e intenso thriller dramático que es posible que parezca que no destaque, aunque en realidad sí que lo haga, al erigirse en una apuesta más que segura; "un poco más" a la 2ª para quien guste de este tipo de enérgicas e intimidantes ficciones que, aun siendo en apariencia más de lo mismo, nos permiten redescubrir una y otra vez lo que se esconde bajo esa (falsa) apariencia dotándole de una personalidad diferencial. Aunque sólo sea y a la vez no sea sólo por Martin Freeman y su Chris Carson.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Sigue manteniendo intactas la mayoría de las virtudes de la primera temporada. El binomio formado por Martin Freeman y Adelayo Adedayo sigue estando ahí pero en esta ocasión narrando sus vivencias casi en paralelo mostrando a una Rachel que ya puede volar sola casi siempre. Compañerismo que en su primera temporada sufrió lo suyo por la interpretación de cada uno de lo que significa el lema "Servir y proteger". De la aplicación idealista e inflexible de las reglas por parte de Rachel a la flexible adaptación de estas según las circunstancias por parte de un Chris en continuo conflicto consigo mismo precisamente por eso.
También en su primera temporada se narró la comprensión y evolución que sufrió Rachel ante las circunstancias de su compañero. Compañero con infinidad de defectos muchos de cuestionable legalidad o directamente punibles pero siempre leal y, aún con todo, siempre intentando hacer lo correcto aunque con dudosos resultados.
Pero volviendo a Rachel, su visión idealista se vio empañada tanto por su relación de pareja como por su relación laboral con su compañero.
En cuanto a su relación de pareja, nunca antes había visto reflejada su situación con tanta verosimilitud llegando a sentir auténtico terror y agobio ante determinadas actitudes de su pareja que nos mantendrán a años luz de nuestra zona de confort.
Y en cuanto a su relación laboral, Rachel sufrirá también ante las cuestionables acciones de su compañero dudando siempre entre la denuncia o el mutismo cómplice. Una situación que poco a poco irá cambiando la percepción que Rachel tiene sobre sus propias ideas cuando en alguna situación límite sólo su compañero sepa cómo ayudarla. Esto será determinante en su transformación y, lo mejor de todo, para la nuestra también.
Y llegamos al turno de Chris. Personaje complicado que también nos mantendrá en vilo en su continua lucha interior que da claras muestras de un idealismo original que hoy parece una mera sombra de lo que alguna vez fue. Gran parte de culpa de esa evolución hacia las sombras la tiene un horario nocturno que no beneficia a Chris, pero sí a la ambientación, donde el lobo se siente en su elemento y en el mejor momento del día para perpetrar sus fechorías con los que Chris tendrá que lidiar y donde la placa pierde gran parte de su significado. En definitiva, un personaje en perpetua búsqueda de la redención a la que parece no tener derecho y con el que cualquiera podría llegar a sentirse identificado llegado el caso.
Una temporada, esta segunda, que mantiene gran parte de su esencia y que sabe recompensar con un final que no deja cabos sueltos y a la que no me importaría dieran una continuidad porque alguna idea todavía se le puede sacar pero que así, como está, cierra un círculo casi perfecto en su imperfección.
Un 8.