'The Order (La hermandad silenciosa)' - Contra viento y marea
No puedes conquistar el mundo sólo con palabras.
Ni tampoco hacer buenas películas como por ejemplo puede ser 'The Order (La hermandad silenciosa)' sin la inestimable colaboración de actores como Jude Law o Nicholas Hoult. Basten los tres o cuatro momentos contados en los que se cruzan sus miradas. Baste su sola presencia para que una película como 'The Order (La hermandad silenciosa)' desprenda, de forma automática y casi por inercia, ese aura a buen y sólido cine que, por descontado, desprende.
Lo que es, en esencia y en la práctica. Sobre todo sólido, macizo, recio. Un modélico ejercicio de género que no por casualidad remite a los thrillers policiacos de los 80 que, de alguna manera, se limitaban a hacer su trabajo con agria solemnidad. A hacer su puto trabajo. Contar, o más bien narrar una historia de manera tan firme y sobria como impecable y eficaz. En el caso que nos ocupa, la del auge y caída de un grupo paramilitar supremacista.
La del auge y caída del personaje de Hoult, condenado de antemano por la obstinación profesional del de Law. 'The Order (La hermandad silenciosa)' no inventa la pólvora, como tampoco lo hacen los thrillers de Taylor Sheridan como 'Sicario', 'Comanchería' o 'Wind River'. Pero al igual que estos, se trata de un thriller sólido y compacto, rotundo y vibrante que se eleva por encima de la media de la mano firme y convincente de su respectivo realizador.
En el caso que nos ocupa, un Justin Kurzel que a pesar de 'Assassin's Creed' ya ha demostrado antes y después su categoría como cineasta en títulos como 'Macbeth' o 'Nitram'. Un potencial que afianza e impulsa un film tan sólido a cualquier nivel como 'The Order (La hermandad silenciosa)', el cual se crece a través de su propia firmeza y corrección, y de las figuras de Law y Hoult; través de los tres o cuatro momentos contados en los que se cruzan sus miradas.
Detalles que sitúan a este thriller policiaco literalmente "como los de los 80" por encima de la media, por más que no deje de ser, a grandes rasgos, una historia tan clásica... como a la vez, infalible si, como es el caso, está bien contada. Una historia que si bien, a grandes rasgos, se podría decir que ha sido contada tantas veces como, no sé, las de 'Sicario', 'Comanchería' o 'Wind River', se presenta con el mismo nervio, soltura, empaque, encanto y pulso de la primera vez.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex