'Samaritan' es un clásico relato de acción adherido al género de los superhéroes, de forma vamos a decir que muy oportuna. Porque es lo que se lleva ahora, lo que está de moda, lo que vende. Porque podría haber sido una película rodada en los 80. Incluso podría haber sido la misma película "de superhéroes" que es ahora, en un 80% y con el propio Stallone de protagonista, de haber sido rodada en esos 80 en los que pudo haber sido concebida. Cuatro retoques, y a correr.

Es el típico 'actioner' de corte crepuscular al servicio de un Stallone que tiene más en común con 'Cobra' o 'Una bala en la cabeza' que con cualquier producción de Marvel o DC. Porque, aunque lo pueda aparentar, no es algún tipo de exploración de lo que podría ser un superhéroe jubilado. Viene a ser una excusa como otra cualquiera, como en tantas otras películas. Para el caso, nos valdría con la figura de cualquier pistolero retirado forzado a volver a la acción a lo Liam Neeson.

Pero con superfuerza, a prueba de balas y esas cosas. De vuelta a la acción, a los mamporros. De vuelta a aquello con lo que ha hecho carrera un rockero que se resiste a abandonar el escenario. Sin grandes complicaciones y tirando por la calle de en medio. O cuando la recta es el camino más corto entre dos puntos. 'Samaritan' ni sorprende ni pretende hacerlo, siendo una película que apuesta por cumplir y servir antes que por innovar o retar de alguna manera.

Una película, además, pensada de forma comercial para un público muy amplio, bien servida de tortazos en su tercio final pero sin una pizca de la violencia explícita de las últimas entregas de Rambo, que rehúye cualquier apunte mínimamente peliagudo y no se hace preguntas, "por el bien del espectáculo" como aquel que dice. Va a lo que va con la misma sutil perspicacia con la que a Stallone le cosen a balazos sin hacerle ni un sólo agujero en la ropa.

¿Un milagro? No, una de acción "como las de antes", que avanza con decisión y firmeza por terreno de sobra conocido sin mirar a los lados. 'Samaritan' es efectiva y competente en las distancias (muy) cortas, está rodada con gracia por Julius Avery y asume que lo suyo es salvar la tarde, no el mundo. Es lo bueno y a la vez, lo malo. Va a lo suyo con tan poca ambición y vergüenza que, si bien puede valer, no añade nada a la leyenda de una vieja gloria anclada en el pasado.

Para entendernos: ¿Es un drama que 'Trece vidas' no se haya estrenado en cines? Sí. ¿Es un drama que 'Samaritan' no se haya estrenado en cines? Ummmm, no.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex