'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas' - Karma no es una canción de Boy George
'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas' es una película cuyo título genera una simpatía innata. Descontando a esos ariscos que siempre acechan entre las sombras, uno desea que merezca la pena una película con un título así independientemente de lo que pueda tratar, que llegado el caso pueda ser lo de menos. Lástima que la mayor parte de su encanto quede reducido a eso, a un título que despierta una curiosidad inmerecida cuya predisposición inicial, incluso, se acaba tornando en antipatía según se van agotando los minutos.
'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas' tiene una primera mitad tirando a simpática, cuando sus posibilidades son amplias y el argumento presenta varios frentes con los que enriquecerse. Hasta que empieza a enfangarse y se desvirtúa, entregándose a algo bastante más chabacano de lo que parecía en un primer momento. Esto es, se abandona a la roñosa historieta de calentón adolescente pro-forrado de carpetas que parece sugerir que da igual lo que le pueda pasar a una mujer, que la solución a todo sigue siendo un hombre. Y pa que más.
'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas' amenaza con coquetear con muchas cosas... para acabar en nada, algo de lo que no hay que culpar a ese karma al que Earl Hickey saco muchísimo más partido. Posiblemente no sea otra que aquella realidad que dicta que la obra es de su público, y de nadie más; esto es, de aquellas adolescentes sin mayores expectativas que el braguetazo adolescente, los guapetones y las novelas tipo 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas', dicho sea de manera grotescamente despectiva.
Una de cal y otra de arena: A efectos prácticos 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas' no mejora a la anterior película de su realizadora, 'Ahora o nunca', del mismo modo que tampoco cae tan bajo como 'El club de los incomprendidos'. Será su reparto, que algo hace con tan poco, mientras que aquello que un principio parecía tener vocación de película, de comedia, de fiesta a la que un importante porción de la sociedad está invitada, deviene en algo así como cuando gana Donald Trump las elecciones. Esa misma cara de gilipollas.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Comentarios