'Monstruo' - Cuestión de perspectiva
Al efecto Rashomon se le conoce -según Wikipedia- como el efecto producido por la subjetividad y la percepción personal a la hora de contar la misma historia o situación. Los individuos que la cuentan lo hacen de forma diferente pero de manera que cualquiera de las versiones sea razonablemente posible sin tener que ser por ello falsa ninguna de ellas. Simplemente, están influidas por la propia variabilidad y percepción individual.
Obviamente, tiene su origen en la famosa película de Akira Kurosawa de 1950. Un recurso al que recurre Hirokazu Koreeda para este 'Monstruo' que en teoría cuenta una misma historia desde tres puntos de vista: el de una madre, su hijo y un profesor. Un recurso al que recurre Koreeda de una manera algo tramposa y deshonesta, siendo que en la práctica el cineasta japonés engaña de manera vil y deliberada al espectador.
No es lo mismo contar una historia desde tres puntos de vista que contar tres versiones sesgadas de una misma historia. Esto es, para entendernos, más que exponer 'Monstruo' tergiversa. Lo hace para intentar sorprender y jugar con las expectativas del espectador, cosa que se puede decir que logra; más, lo hace manipulando por encima de sus posibilidades un relato que pisotea sus valores como un arte narrativo noble y honesto.
A esta molesta sensación de artificio cabe sumarle la obviedad de sus subrayados dramáticos, lo que pone al descubierto la mano del cineasta y al propio relato, convertido en un distraído golpe de efecto antes que en una historia con calado emocional. De esta manera, y a pesar de las bondades inherentes al cine de Hirokazu Koreeda que de vez en cuando sobresalen, el saldo que arroja 'Monstruo' sólo se puede describir como agridulce.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex