'Megalodón 2: La fosa' - Megalodone$
Al grano: 'Megalodón 2: La fosa' no es ni mejor ni peor que la primera, aunque al menos sí resulta algo más violenta sin necesidad de recurrir a una sangre que vuelve a brillar por su ausencia. En cualquier caso, y al igual que la primera, sigue siendo la sombra de lo que con un poco de amor y audacia podría haber sido. O de lo que debería de haber sido teniendo en cuenta que se trata de una superproducción que, de nuevo, ha costado mucho más de 100 millones... y que sin embargo, de nuevo, salvo por sus efectos digitales luce como una serie B directa a la madrugada.
No es ni mejor ni peor, siendo en esencia y en la práctica más de lo mismo... algo que teniendo en cuenta los problemas que ya arrastraba la primera, tiene más de mala noticia que de buena. Y es que hablamos de una secuela tirando a rácana, conservadora y muy poco emprendedora que se conforma con aplicar la teoría básica del dólar que James Cameron popularizó a partir de 1986 con 'Alien$': poner en la pantalla a más de uno. Ahora bien, Cameron, además, demostró (y con creces) su talento, ambición y sobre todo ganas de hacerse un hueco y un nombre en la industria.
Ben Wheatley... no. La primera mitad de 'Megalodón 2: La fosa' se desarrolla con seriedad e incluso cierta elegancia, con un correctísimo in crescendo que mantiene la expectativa sobre una secuela que en cualquier momento parece que la va a romper... pero aparece el personaje de Sergio Peris-Mencheta, y progresivamente todo se vuelve más torpe, tosco, caótico y sobre todo estúpido. Cuando la película arranca por fin y desata a sus auténticos protagonistas, su sorprendente y molesta impericia e indolencia la acaban hundiendo en una mísera y antipática indiferencia.
Su propia y desanimada indiferencia, la de una insulsa, deslavazada y trivial letanía de escenas rodadas por la segunda o tercera unidad que recorren los habituales clichés de este tipo de películas con perezosa monotonía empapada en agua. La relativa seriedad y elegancia de su primera mitad desaparecen durante una segunda en la que predomina el mismo sudapollismo de un Gus Van Sant rodando mientras cuenta billetes. La sensación de que al ser una estúpida película de verano vale con cualquier cosa, de que el espectador es una foca a la espera de un poco de pescado.
'Megalodón 2: La fosa' no es necesariamente peor que la primera... pero tampoco es mejor, lo que irremediablemente la convierte en una decepción y en un filme insatisfactorio. En especial, por una falta de voluntad, ánimo y ambición que la socarronería de Jason Statham no es capaz de enmascarar. Es... una de The Asylum de gran presupuesto que asume, por inercia y comodidad, que el público es igual de básico que ella, y que por lo tanto, no merece la pena esforzarse. Que si la primera funcionó tal cual, la segunda lo hará igual. O mejor, porque ahora son tres y no solo uno.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Jonas Taylor y compañía vuelven con una segunda parte de 'Megalodón', cinta que como muchas de Jason Statham da para lo que da: para entretener, ver al actor británico en su salsa dando hostias con un gran carisma y poco más. Aunque una cosa es reconocer lo evidente, y otra es no reconocerle al actor de la trilogía de 'Transporter' sus méritos frente a la cámara y lo necesario que es hoy día en una época donde las leyendas del género (Schwarzenegger, Stallone o Van Damme) ya están lejos de sus años dorados. Por eso, y por la valía del mismo actor, cada producción suya merece el beneficio de la duda.
Claro que el cine que suele protagonizar el ex-saltador de trampolín, salvo honrosas excepciones como 'Caos' o 'Revolver', es útil para cuando al espectador le apetezca desconectar para olvidar los problemas del mundo real o solamente porque no tiene ganas de darle al cerebro, y 'Megalodón 2: La fosa' no es ninguna excepción. Si ya vieron la primera entrega, sabrán perfectamente que se puede esperar de esta segunda parte: más de lo mismo.
En la primera entrega se trataba el tema de la fosa, línea argumental que tenía potencial para una secuela, secuela que finalmente es realidad. Otra cosa es que una vez vista, parece que la fosa es más bien una excusa al no sacarle todo el jugo que se podría haber sacado (¿pensando quizás en una tercera parte?) debido a que se explora más aspectos como el terreno que las especies que allí las habitan. En el fondo, el elemento humano es el principal motor del filme con una trama entre la tripulación de la Mana One y unos saqueadores con la presencia del español Sergio Peris-Mencheta, quien hace de villano como ya lo era en 'Rambo: Last Blood' y sigue, como en esa película, sin ser tan intimidante como debería dando la sensación de que pegaría más como secuaz que como cara principal de los malos.
Esta segunda parte no va mucho más allá del largometraje de 2018 y es una pena porque se le podría haber sacado más y mejor rendimiento y prefiere quedarse con la fórmula ya conocida que es la presencia de Statham, uso de los megalodones cuando hagan falta y unos cuantos veraneantes incautos que no saben la que se les viene encima. Hay que destacar, eso sí, al personaje de Jiuming Zhang (Wu Jing) y sus siete vidas, cosa que los guionistas saben como aprovechar.
No sería de extrañar que se diese luz verde a una tercera parte, y aunque volviese a tener menos sorpresas que una caja vacía tampoco dudo de que volvería a recaudar dinero y darle de nuevo la oportunidad porque, al fin y al cabo, este tipo de producciones también merecen estar dentro del cine.
5
Lo dudo mucho. Una segunda puede colar, pero una tercera ya es complicado. Otra cosa es una suerte de spin-off "low cost" sin Jason Statham para el mercado chino, que podría ser.
Material hay de sobra para una tercera y una cuarta y de hecho si cambian algo el rumbo se podría conseguir algo realmente brillante.
-1/10
Un 5.