Viendo 'Mansión encantada' no podía dejar de pensar en el milagro que fue la primera entrega de 'Piratas del Caribe', y por consiguiente, las dos secuelas también dirigidas por Gore Verbinski. Ninguna de las tres parecen "una producción de Disney". Que una película lo pueda parecer (o lo sea) no es que sea necesariamente malo, pero como hemos podido comprobar en estos 20 años, o incluso con la cuarta y quinta entrega de dicha franquicia, esto rara vez supone un argumento a su favor: cuesta encontrar un blockbuster de Disney con tanto encanto, orgullo, decisión y personalidad como los de Verbinski ('El Llanero Solitario' incluido, por supuesto).

Esta nueva 'Mansión encantada' ejemplariza a la perfección los habituales problemas que asociamos a "una producción en acción real de Disney" de un tiempo a esta parte, empezando por un presupuesto pornográfico de mucho más de 100 millones de dólares. Presupuestos que sirven para atiborrar de efectos especiales a películas que de pronto se convierten en el Sr. Creosota de 'El sentido de la vida': un ente que pierde los sentidos y que sólo engulle hasta reventar. Dada la situación actual, no parece que sea un chiste. 150 millones de presupuesto y sin embargo no parece haber un duro para que alguien haga algo tan básico como... escribir.

Como tantas otras, 'Mansión encantada' es una vaga y perezosa suma de ideas aliñada con varias caras conocidas y muchos efectos especiales. Un descarado producto comercial cuya fuerte inversión parece servir a un único fin: disimular tanto la ausencia de un guión como aún más importante, y sobre todo, lo mucho que se la suda la película a todos. En 'Piratas del Caribe' se palpaban una voluntad, ambición y entusiasmo que brillan totalmente por su ausencia en esta otra adaptación de una atracción resuelta, en apariencia, con la misma alegría con la que un soltero sin hijos monta en una montaña rusa para niños que sólo da vueltas a 5 kilómetros por hora.

Una película "demasiado Disney" que, pudiendo ser cualquier cosa que el dinero pueda pagar, prefiere quedarse en medio y no intentar hacer nada que pueda conllevar algún tipo de riesgo. O de personalidad. O de orgullo. Así nos queda un aparatoso "blockbuster" que ni es gracioso, ni da miedo, ni es emotivo, ni es emocionante. Una película que simplemente te lo vomita todo a la cara con la esperanza de que el reparto, los efectos especiales, el marketing, el niño que todos llevamos dentro o la providencia obren un milagro que no, no se produce, siendo esta 'Mansión encantada' una buena definición de producto de encargo sin magia ni tampoco... encanto.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex