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'Los profesores de Saint-Denis' - Y la de todos a la vez

Vía El Séptimo Arte por 16 de abril de 2020
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'Los profesores de Saint-Denis' narra la historia de Samia, una joven treintañera que llega a una escuela en un suburbio de París de complicada reputación para trabajar como directora. Ahí tendrá que lidiar con los problemas recurrentes de la disciplina y la realidad social que pesa sobre la escuela y el vecindario, pero también con la increíble vitalidad y humor de los estudiantes y los demás profesores.

La sinopsis de 'Los profesores de Saint-Denis' es bastante genérica, la verdad. A simple vista parece una más, otra cualquiera. Y en realidad así es, eso acaba siendo... mayormente: Una de "esas películas" en las que un docente intenta echar una mano a un/os estudiante/s poco favorecido/s por la vida y el mundo. En esencia, más o menos lo de siempre. Lo habitual, lo cotidiano. La historia de tantos y tantos.

También la de Mehdi Idir y Grand Corps Malade, guionistas y directores de esta producción inspirada según dicen en sus propias vivencias, algo que se deja notar: 'Los profesores de Saint-Denis' no deja de ser más o menos lo mismo de la manera, o en la misma manera en la que cada historia tiene tanto de las demás como de la suya propia. La vida, recurrente en su esencia y reincidente en la práctica.

La verdad, los franceses suelen tener buena mano con este tipo de historias, a las que cubren con un manto de naturalidad y cercanía de muy buen ver como es, por supuesto, el caso: Lejos de presentarse como una película "de fórmula", la película se muestra de forma orgánica, por inercia y de por sí, como un reflejo de la realidad que se desarrolla con tanta cotidianidad como a excepción de su puñetazo final, honestidad.

Un reflejo amable, distendido y de buen rollo, plenamente consciente de su condición de ficción en la práctica, conciliadora, naturalista y enfocada a todo tipo de empatías (y edades). Enseñar es mostrar, no hay necesidad de ensañarse. La película acierta a fundir sus inquietudes morales y personales con los requerimientos dramáticos de un visionado ligero, apto para conciencias de amplia y variada graduación.

En esencia, y en la práctica, un óptimo pasatiempo que deja tras su paso un cierto poso de amargura. Una película como "las de siempre" que se hace valer como si fuera especial, más no porque lo sea sino porque, a excepción de su traicionero (y esperable) puñetazo final, deja que su discurso aflore y fluya con naturalidad de entre las grietas del sistema (y la rutina del día a día). La vida de nadie. Y la de todos a la vez.



Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex


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