En 1960, cuando Joe tenía dieciséis años, su madre se enamoró. Hacía muy poco tiempo que se habían mudado a Great Falls, en Montana. Era la época del boom del petróleo y el padre de Joe, un golfista profesional que se ganaba escasamente la vida como instructor en clubs privados, había pensado que el gran dinero estaría allí, y que él recibiría una parte de la lluvia de oro que caería sobre la región.

Pero nada resultó de acuerdo con lo esperado, y lo que comenzó a caer sobre las cabezas de los pobladores de Great Falls fue la lluvia de cenizas de los incontrolables incendios de los bosques cercanos, que llevaban ardiendo todo el verano sin que fuera posible extinguirlos. Los fuegos alteraron también la quieta superficie de la vida, liberando latentes complejidades en las relaciones entre los padres de Joe.

El padre perdió su trabajo y, sumido en un profundo extrañamiento, se alistó en las brigadas que marchaban a los bosques a combatir el fuego. Sólo estuvo ausente unos pocos días, pero duraron una eternidad y cambiaron para siempre la vida de Joe. Su madre conoció a otro hombre, y él arrojó entonces su primera y desconcertada mirada sobre el opaco mundo del deseo, sobre el enigmático mundo de la madurez.

'Lo que arde con el fuego' es una historia de iniciación; también, la historia de una pasión contada por quien menos puede saber de ella, el hijo adolescente de la enamorada, por quien menos puede creer y comprender la naturaleza de tales sentimientos. A su vez, 'Lo que arde con el fuego' es el seguro y robusto debut en la dirección de Paul Dano, en lo que promete -y deseamos- no ser una incursión circunstancial, fortuita o caprichosa.

Porque a la primera Dano ha demostrado algo que muchos no pueden ni en toda su carrera como directores: Qué sabe de que va todo esto del cine, que es un cineasta innato. No hay momento de 'Lo que arde con el fuego' que no ponga de manifiesto su condición cinematográfica, que sea gratuito, trivial o casual; no hay momento que rompa la armonía de un conjunto tan contundente como una piedra golpeando tu cabeza.

'Lo que arde con el fuego' es un relato de corte clásico, de claro sabor añejo y con reminiscencias a coetáneos como 'Carol' o 'Brokeback Mountain (En terreno vedado)'. Un melodrama contenido, de los "chapados a la antigua" y que supone el marco ideal para que brillen las sutilezas y los intérpretes al calor de un envoltorio impoluto, tan discreto y elegante como sumamente preciso en la gestión emocional de sus recursos.

Cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero sí más honesto, auténtico o puro. Al menos, aquella América que nos venden a través del cine lo parece más que la de Trump. Paul Dano captura y proyecta esa esencia con la madurez, agudeza y economía de medios de todo un veterano. Entiende la historia, su narración y sobre todo la labor del intérprete, por supuesto, permitiendo que sean ellos el motor de un relato humilde y cándido.

Humilde, cándido. Cercano. Gratificante. Pero sobre todo exquisitamente sensible, y emotivo. 'Lo que arde con el fuego' es lo que se dice una pequeña gran película liderada por una descomunal Carey Mulligan, y que supone un más que notable debut para Paul Dano que, a falta de una reválida que nos haga salir de dudas, se posiciona como un cineasta muy interesante a ambos lados de la pantalla. A ambos lados de una pantalla de cine.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex