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'Liga de la Justicia' (2017) - La hora del brunch

Vía El Séptimo Arte por 15 de noviembre de 2017
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A 'Liga de la Justicia' le pasa algo parecido a lo que le pasó a Edu Soto en la semifinal de MasterChef Celebrity II - Inicialmente había decidido hacer un plato, pero sobre la marcha decidió hacer otro distinto. O en sus propias palabras, "rectificó". Como comentó el cocinero Jordi Cruz, el cómico intentó hacer algo parecido a lo que había hecho Silvia Abril, si bien mientras ella partió de una idea que respeto de principio a fin, construyendo sobre ella, él fue improvisando sobre la marcha hasta que el plato perdió "el sentido", y en dónde cada ingrediente estaba un poco a su aire.

Lo dicho, eso es un poco lo que ocurre con esta 'Liga de la Justicia', cinta en la que no cuesta nada reconocer al fan incondicional de los cómics tras 'Batman V Superman: El amanecer de la justicia'. Como tampoco cuesta nada reconocer, o más bien, intuir que el camino trazado por el cineasta era muy afín al de la mencionada cinta. Que el plato a cocinar, en teoría el plato principal, era una continuación directa de aquella para mí notable cinta (en su edición extendida) es de hecho una evidencia. Ahora bien, en algún punto del camino resulta, de hecho, que aquella idea fue igualmente... "rectificada".

Cómo, cuando, por quién, por qué... chismorreos que a la hora de escribir esto no importan, porque como bien dijo el propio Zack Snyder "no es más que una película". Curioso que dicha afirmación resuma involuntariamente (o no) lo que, siguiendo con el ejemplo inicial, no sería más que "una comida". Igual Snyder ya nos lo estaba adelantando en su (triste) despedida: Es cierto que el plato concebido inicialmente igual no fuera el más popular... o tal vez solo, que nunca lo sabremos. Pero partía de una idea, unos sabores y una receta a priori claros en función de los cuáles se habían dispuesto sobre la mesa los distintos ingredientes.

Es "esa idea perdida" lo que más destaca en 'Liga de la Justicia', una película cuyo enorme poderío conceptual y estético queda reducido a cumplir la función de blockbuster inofensivo por debajo de las dos horas. Esa sensación manifiesta de plato cocinado a partir de los sabores de otro plato que, para el caso, pone de relevancia una vez más, y como si no nos faltasen ejemplos, el daño que ocasiona una industria dubitativa y cobarde comandada por unos tipejos de frágil moral que, por más que puedan conocer cómo funciona una industria, no tienen ni pajolera idea de cuál es el producto que elabora la suya propia.

Un mal endémico, como también lo pueden ser las prisas, atender a Twitter o el abuso indiscriminado de CGI, tres razones más para alabar títulos como 'Dunkerque' o 'Blade Runner 2049'. Hay en 'Liga de la Justicia' mucho de ese blockbuster (de encargo) que coquetea con ideas que no se atreve a llevarse a la cama. De ese blockbuster (de última hora) que aunque (muy) entretenido, resultón y molón, no deja de tener cierto aroma a eso que la sociedad llama "comida basura". A "esa" hamburguesa que aunque nos pueda satisfacer en el acto, no va a tener ni mucho menos el impacto o sabor de un solomillo.

Claro que un solomillo no tiene porque ser siempre bueno, tampoco mejor o más oportuno. Aunque un solomillo de un restaurante si va a tener siempre más personalidad que una hamburguesa de una fábrica. Entre medias la 'Liga de la Justicia', un segundo plato reconvertido en un bonito brunch (para desesperación de Barry Allen) que en cierto sentido, ha preferido salir a empatar antes que arriesgarse... arriesgarse a perder, pero ojo, también a ganar. A ser lo que no quiero decir, y que por lo tanto no diré... explícitamente: Aquel plato de Edu Soto que sobre la marcha se ha intentado convertir en uno de Silvia Abril.

El resultado es relativamente agridulce, dado que resulta tan insatisfactorio como a la vez, satisfactorio. Por un lado, las bondades de un blockbuster si uno tiene a bien perdonarle lo habitual del género, que la acción se imponga al guión y el ruido a la emoción. Por otro lado sus carencias, si uno quiere ver más allá de dos horas de metraje, el CGI le causa urticaria y tiene un morro un poco fino. Aparte su reparto, cada uno en su sitio, dejando claro que son los dueños de sus respectivos trajes y que a ellos no hay que tocarles los huevos, pues son parte de la solución y en cualquier caso, nunca un problema.

El resultado es relativamente agridulce, del todo imperfecto e irregular, algo inconsistente... y tan potencialmente satisfactorio como a la vez, insatisfactorio. Tal vez dependa de las expectativas de cada uno, o de la afinidad con el universo. O tal vez no sea más que un juicio mediático en el que cada cual ya ha emitido de antemano su veredicto. Yo, a nivel personal, he disfrutado como cuando me como una hamburguesa del McDonalds para matar el hambre. Sin remordimientos. Ahora bien, si se trata de comer, lo que se dice comer, también echo mucho de menos aquel solomillo que podría haber sido (y que a mi modo de ver, fue 'Batman V Superman: El amanecer de la justicia').

Pd. A Edu Soto le costó la eliminación... ¿a DC también?



Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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