'La zona de interés' - El elefante en la habitación
Jonathan Glazer se viste de hijo de Ulrich Seidl y Roy Andersson en 'La zona de interés', película cuyas intenciones quedan claras a los pocos minutos. La historia en sí misma es una suerte de MacGuffin cuya deriva es irrelevante. Lo importante es "el elefante en la habitación".
Veo el concepto, sus intenciones. Pero me falta la película.
Glazer estira y rasga la idea a través de escenas domésticas filmadas en hieráticos planos fijos que recalcan una y otra vez, una y otra vez que al igual que en Gaza o en Ucrania, el horror está donde lo quieras ver o puedas mirar. Complicado no remitirse a la actualidad.
En especial con los judíos de nuevo de por medio, si bien en esta ocasión al otro lado del muro. La zona "de desinterés" con la que la película establece una asociación, suponemos que involuntaria con un subtexto verdaderamente terrible: el oprimido convertido en opresor.
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Complicado también no pensar en 'El niño del pijama de rayas' desprovista de lo que hacía de aquella una historia que nos pudiese llegar a importar. 'La zona de interés' es como estar en la sala de cine prestando atención, una y otra vez, a las luces de emergencia en lugar de a la pantalla.
Veo el concepto, sus intenciones. Pero me falta la película. 'La zona de interés' carece de desarrollo siendo, a la postre, una imagen desprovista de una contextualización que justifique estar 100 minutos "viendo que no vemos" lo que sabemos hay al otro lado del muro.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Comprendo la idea, vivir al lado del horror y ser ajeno e ignorarlo por completo. Pero me paso toda la película esperando que pase algo. Y los momentos en esa especie de blanco y negro, no los he entendido. ¿En sueños ven lo que no quieren ver mientras están despiertos?
No es pretender que empaticemos, pero sí que creo que mantienen a los personajes demasiado alejados. Si nos hubieran dejado conocerlos más, habrían transmitido mucho más el mensaje.
A mí me parece que esa frialdad tanto en lo que refleja como en lo que trasmite es totalmente intencionada, y además creo que es uno de sus mayores aciertos ya que pocas veces se nos ha mostrado de esa manera, es desolador pensar que algo así realmente ocurrió de una manera tan cruel.
Está claro que la película "va de eso" (a estas horas no soy capaz de tener un vocabulario mínimamente digno ), pero entiendo que una de las funciones del cine es generar emociones, y esta película no me acaba de llegar. Pero te he de dar la razón en que pocas veces hemos visto esa parte del muro y, aún peor, toda la gente que lo sabía y que nunca quiso reconocerlo. Tampoco pretendo juzgar porque no sé qué haría en esa situación. Ahí se mezcla la ideología, el miedo y el "eso no va conmigo".
Una vez vi un documental sobre los descendientes de los altos cargos. Muchos se habían cambiado los apellidos y renegaban. Decían que eran pequeños y no se habían enterado de nada. Otros menos tenían la misma ideología, y era bastante inquietante.
Bueno, este tema daría para mucho...
Hace pocas horas que la vi y gana cada vez que pienso en ella. El nazismo narrado desde un prisma diferente y mira que no es sencillo con las chorrocientas mil películas hechas sobre el tema. No es la primera que habla de cómo lo vivieron los nazis o incluso la gente que podía no estar de acuerdo y hacía la vista gorda, pero si resulta cuanto menos impactante el terrorífico idilio que se nos presenta cubierto de lujos y flores arrebatados con un genocidio.
A la par que nos deja reflexiones del presente o directamente atemporales sobre las guerras o directamente el mal como "ente". También deja detalles para debate como el comportamiento de cada uno de los personajes en general o algunos como la suegra del protagonista o la misteriosa chica de la fruta en particular, así como dejar cosas a interpretación del espectador.
Su mayor riesgo es su tono frío que a algunos seguro deja ídem, pero que creo es necesario y acertado para la crueldad de lo qué se está narrando y cómo quiere transmitirse.
Nota: 7