'La red fantasma' es algo así como una versión más minimalista, comedida y supongo que también más realista (o al menos nada efectista) del 'Múnich' de Steven Spielberg en la que un joven profesor sirio, tras salir de la prisión militar de Saydnaya, se refugia en Europa, donde entra a formar parte de una célula clandestina que se encarga de localizar a sus propios torturadores.

La primera película de ficción del hasta ahora documentalista Jonathan Millet es un thriller de espionaje que recuerda algo a 'Oficina de infiltrados'; al menos en un riguroso, sobrio y contenido planteamiento formal que hace hincapié en las cuestiones dramáticas y no en la violencia o en la tensión que, al igual que por ejemplo también ocurre en 'Las habitaciones rojas', siempre están presentes entre líneas, y latiendo de manera soterrada pero a las que nunca se les da rienda suelta ni se les deja adueñarse del relato.

Lejos de caer en tópicos sensacionalistas, Millet asume la distancia necesaria e infunde tensión en cada secuencia de 'La red fantasma' a través del rostro de Adam Bessa, derivando en una inquieta denuncia política que refleja la dura realidad social de un país marcado y dividido por la guerra, además de en una película envolvente que ante todo, se siente convincente y rigurosa. 

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex