'La monja II' - Muchos sustos y poco ruido II
Al grano: ¿es mejor que su primera entrega, posiblemente, la película más floja del Universo Expediente Warren? Ni sí... ni no. Hay una teoría que dice que lo que funciona no se toca, y 'La monja II' viene a regirse por ella. Si la primera entrega funcionó en taquilla, ¿por qué tocar nada? ¿Por qué intentar algo que no sea explotar el filón, por más que como película 'La monja' fuera y siga siendo un producto muy pobre?
El filón, se entiende, es el personaje de "la monja" en sí mismo. Un "villano" capaz de dar yuyu con tan solo intuirse en la oscuridad, apreciado recurso sobreexplotado por un producto obsesionado con sobreexplotar su único y valioso recurso. Esto es, ninguna novedad. Al igual que la primera, 'La monja II' es una película de sustos esclavizada por un personaje que se vende solo, aunque no tenga nada que ofrecer.
'La monja II' son, de nuevo, muchos sustos y poco ruido. Una historia funcional y repleta de lugares comunes de corto alcance dedicada en exclusiva al susto (gratuito) más desafortunado que afortunado; sobre todo, a la hora de dar vida a un personaje, a una imagen, a un póster, a un concepto terroríficamente estupendo pero que la mayoría de las veces se muestra en pantalla de manera terroríficamente torpe.
Una barraca de feria sin mayor dimensión que la de unos ojos que brillan en la oscuridad como los del 'Depredador'. Errática, gratuita, tontorrona, facilona... y además poco imaginativa y contundente en lo que debería de ser su fuerte, los sustos. Su torpe insistencia acaba cansando y aburriendo, al ser evidente su irrelevancia como producto de marketing cobarde y vacío con cuyo póster nos podríamos conformar.
O cuando una imagen vale más que mil minutos de metraje.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 5, lo mismo que a la primera película.