Resulta complicado no pensar en películas como 'Coherence' durante buena parte del metraje de 'La invitación', si bien los objetivos finales de ambos filmes difieren por completo. Para empezar la nueva cinta de Karyn Kusama se mantiene apegada a la realidad de nuestro mundo, al mismo tiempo que su inevitable y progresivo enrarecimiento se produce con mucha mayor mesura.

'La invitación' remite claramente a títulos "low cost" como 'Coherence', con de nuevo una cena (más elegante y formal) a simple vista inofensiva entre un grupo de conocidos (y algún desconocido) que se va, lo dicho, enrareciendo de manera tan progresiva como inevitable. Sabemos que algo pasa, ya que desde el principio y en todo momento se nos sugiere que, en efecto, algo está pasando.

Al fin y al cabo esto es cine, y así son las películas: Cosas que pasan. Cosas que pasan a las que venimos a encontrarles el punto y la gracia. El intríngulis.

Puede que para cuando las sutilezas y las medias tintas dan paso por fin al momento de la verdad, a 'La invitación' le falte algo de contundencia y un clímax más concluyente. Lo que no quita para que, gracias al beneficio de la duda constante, estemos ante una de esas pequeñas joyas de muy fácil e innato disfrute, entre el estímulo de la genialidad y el desconcierto de la engañifa.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

'Coherence' - Ubik